Temas
- Mágica [i. El Viaje ii. El Mensaje iii. La Promesa] (14:53)
- Promesas (5:47)
- Hijos de Bagdad (3:56)
- Ilumina (3:09)
- Invisible (3:57)
- Voces Ahogadas (15:15)
Integrantes
- Jaime Scalpello: voz
- Jaime Rosas: teclados
- Richard Pilnik: guitarras
- Rodrigo Godoy: bajo y voz
- Alex von Chrismar: batería
El regreso de Entrance a los escenarios y los estudios supuso una tremenda
noticia para los seguidores de la banda que intuían fuertemente que la banda
podía seguir dando más de sí después del excelente salto que supuso “En la
Tierra” para su evolución estilística dentro de su propuesta progresiva con
tintes de rock pesado. En el largo ínterin que sucedió entre ambos discos,
Scalpello trabajó en su disco solista “El Rugido de los Dioses”, Pilnik
desarrolló el proyecto Australis y Jaime Rosas perseveró en su trayectoria
solista contando con la asociación de Von Chrismar y Godoy.
“Entre Dos Mundos” comienza y termina con sendas suites compuestas por Jaime
Rosas. ‘Mágica’ ocupa los primeros casi 15 minutos del disco, con unos
introductorios efectos de agua que pronto abren paso a una exhibición de órgano
y sintetizador, la que a su vez dirige el desarrollo de la primera sección. La
parte cantada está armada sobre un esquema férreo, mientras que el despliegue
instrumental que comienza a poco de pasado el tercer minuto y medio se enmarca
fluidamente dentro de un clima de ostentación progresiva de compases inusuales
y mutaciones de ambientes en torno a unos motivos recurrentes. Al llegar al
octavo minuto, la segunda sección llega con un piano lento y un canto
introspectivo. Posteriormente, la polenta y la pomposidad explícita vuelven a
adueñarse de la escena (incluyendo un fabuloso solo de Pilnik) para articular
la base de la última parte cantada a fin de llevarla hacia un clímax en el cual
se retoma una de las escaladas de teclado que formaron parte de la sección
instrumental intermedia. La suite de cierre es ‘Voces Ahogadas’. Ésta comienza
con sonidos de guerra, dando paso al poco rato a una ilación melódica
encuadrada bajo una predominancia de ambientes nostálgicos en medio del
estilizado frenesí progresivo. En el sexto minuto brota por un momento el
ambiente etéreo que había estado latente desde un principio, sucedido luego por
un pasaje donde resalta un hipnótico solo de guitarra. Poco después hay un
pasaje que suena a cantata religiosa, con unos mágicos sonidos que emulan un
órgano de fuelles y un Scalpello que trabaja finamente los matices más
evocativos de su estilo vocal. La última sección de esta suite saca a la luz un
despliegue de complejidad que impresiona bastante: el bajo de Godoy fluye en
inmaculadas espirales bajo el canto de Scalpello, mientras que el interludio
instrumental nos revela a un Rosas en su dimensión más pletórica. ?Qué hay en
medio de estas composiciones con estructuras tan ambiciosas? Un repaso por la
faceta más netamente rockera del grupo, donde por lo general se elabora una
confluencia dinámica de rock duro melódico y prog metal, llevada con gancho y
punche: ‘Promesas’ e ‘Invisible’ son sendas piezas contundentes cuyos arreglos
ulteriores sirven como vehículos para la inserción de elementos progresivos. La
primera contiene un bloque intermedio instrumental donde el sinfonismo se erige
como un factor esencial antes de que regrese el riff básico del motivo
principal; la segunda tiene un esquema más directo y conciso, pero se da abasto
para incorporar compases de 7/8, solos de guitarra a lo Alex Lifeson y escalas
de sintetizador a lo Wakeman en algunos momentos estratégicos. ‘Ilumina’ es una
composición de Godoy (él también asume el rol de vocalista principal) que
establece una complejidad más patente en su desarrollo melódico, especialmente
en lo que se refiere a su colorido e intenso interludio. Sin siquiera llegar a
los 3 ‘10” de duración, ‘Ilumina’ establece un viaje musical de gran
envergadura progresiva. ‘Los Hijos de Bagdad’ es una balada rock compuesta por
Scalpello: cálida y emotiva como es, en manos del ensamble de Entrance adquiere
un carácter más filudo en su desarrollo global.
En fin, Entrance nos vuelve a regalar una nueva manifestación de su propuesta
rockera progresiva con especial acento en lo rockero. Después de conquistar una
madurez estilística en su segunda obra “En la Tierra”, “Entre Dos Mundos”
revela un robustecimiento convincente de dicha maduración. Entrance renació con
más fuerza de la que ya tenía en su “primer ciclo vital”.
César Mendoza
|