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LA LISTA DE CORREO HISPANO-PARLANTE SOBRE ROCK PROGRESIVO Y SINFÓNICO 
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 DÜN: “Eros” (1981)

Temas

  1. L'Epice
  2. Arrakis
  3. Bitonio
  4. Eros
  5. Bitonio (versión alterna)
  6. Arrakis (versión alterna)
  7. Eros (versión alterna)
  8. Acoustic Fremen

Integrantes

  • Laurent Bertaud: batería
  • Jean Geeraerts: guitarras eléctrica y acústica
  • Bruno Sabathe: piano, sintetizadores
  • Alain Termol: percusión
  • Thierry Tranchant: bajo
  • Pascal Vandenbulcke: flautas

Colaborador – Philippe Portejoi: saxofón

Formado a mediados de los 70s, el ensamble Dün recién pudo hacer acto de presencia fonográfica a inicios de la década entrante con su disco debut y solitario, tras algunos cambios de formación y de nombre. Lo que ofrecen en “Eros” es un clásico peculiar de la vanguardia progresiva francesa, siguiendo una fusión excitante y contundente entre las tensiones peculiares de Magma en su faceta más jazzera y los matices siniestros de los dos primeros discos de Univers Zero, aunque es adecuado incidir en que es más lo inquietante que lo propiamente tenebroso lo que marca el tono general de las cadencias, contrapuntos y pulsaciones que atraviesan el repertorio de la banda. De hecho, las sonoridades juguetonas y dadaístas del Zappa 73-75 y ciertas ambientaciones amables propias del aspecto lírico del Canterbury entran a tallar a fin de aumentar el colorido potencial de las ideas musicales de manera eficaz. La flauta y las percusiones tonales son los instrumentos protagónicos dentro del ensamble (de modo semejante al excelente grupo quebequense Maneige, claro está, desde otra perspectiva). ?Pero cómo puede un grupo sonar tan frontalmente enérgico contando con unos protagonistas tan amables a priori? Pues bueno, la cosa es que el núcleo sonoro del grupo radica sólidamente en la dupla de batería y bajo (este último suena muy agresivo la mayor parte del tiempo), mientras que Sabathe se complace en explorar los efluvios más psicodélicos de su sintetizador y apretar las teclas del piano con robustez, mientras que la guitarra emerge como un vendaval fusionesco, sin opacar a la flauta, pero decididamente creando un puente crucial entre ésta y el bajo. De este modo queda garantizado el lucimiento de algunos elementos individuales sin por ello afectar al despliegue de energía por parte del conjunto, sino más bien dándole un colorido particular al mismo. Creo que con estas pautas generales podemos bastarnos para hacernos una idea acerca de qué va Dün.

El disco comienza con ‘L’Epice’, iniciado con unos redobles ciertamente atemorizantes, los mismos que activan un preludio un tanto siniestro, aunque también majestuoso: ya cuando pasamos al desarrollo de los jams notamos a la banda explorando su faceta jazzera con peculiar exquisitez: la intensidad de este pasaje no decae con la entrada en acción de la guitarra acústica, ejecutada por Geeraerts con mucha distinción, dicho sea de paso. Antes de llegar al inicio del minuto 6, el grupo ya está delineando una trayectoria de secuencias hiladas por pulsaciones extendidas sobre una base armónica disonante, y así continúa hasta el clímax culminante del noveno minuto y medio. ‘Arrakis’ comienza de manera más pausada, con la dupla de piano y flauta, aunque siempre portando esa extraña aura de inquietud. Esta aura se acentúa con la entrada del punteo de guitarra: al terminar éste, la flauta regresa para retomar la idea inicial, aunque esto solo sirve para retrasar la irrupción que tiene lugar apenas iniciado el cuarto minuto. La situación se pone muy semejante a una cruza entre el Gong de “Expresso” y el Magma de “Üdü Wüdü”. Las percusiones tonales y la batería brillan especialmente en el último tercio de la pieza. Hasta aquí llegan los 4 temas oficiales del disco. ‘Bitonio’ sigue adelante con la onda global del disco, aunque realzando la herencia zappiana que ya se había hecho bastante presente en la primera pieza. El tema homónimo que cierra el disco es también el más largo: dura casi 10 ½ minutos. La banda sigue explorando su espíritu experimental con perturbadores ejercicios repetitivos de contrapuntos, los cuales son utilizados como núcleos para las ideas musicales espartanas. El revestimiento bien cuidado con que el grupo concretiza estas ideas permite a éstas respirar, ir más allá de su aspereza latente y arroparse con una bizarra elegancia. El solo de sintetizador es sencillamente demoledor, amenazando con romper con la armonía conjunta planteada por el ensamble: los juegos de contrapuntos que emergen durante los dos últimos minutos restauran la base explícita de dicha armonía. El CD contiene 4 bonus tracks, siendo tres de ellos versiones demo de sendas piezas oficiales, mientras que el cuarto y último, ‘Acoustic Fremen’, consiste en una hermosa serenata bucólica de flauta y guitarra acústica, en la cual Geerarets y Vandenbulcke explotan su vena introspectiva con una sensibilidad inmensa. Sus 6 minutos de duración pasan realmente volando. Posiblemente no funcione bien como clausura para el disco,... !pero qué buen efecto hubiera producido ocupando un lugar intermedio dentro del repertorio oficial, grabado y mezclado como Dios manda!

Aunque suene a mal chiste freudiano, puedo decir que este “Eros” es bastante tanático en buena medida, aunque la música de Dün no se limita a explorar el lado oscuro de la vanguardia progresiva. Tal como se ha señalado a lo largo de la reseña, la banda dispone de una paleta sonora lo suficientemente llena de matices diversos y contrastes ingeniosos como para crear y solidificar una propuesta interesante y sorprendente dentro de las coordenadas desafiantes propias del zheul y el RIO. “Eros” es una pieza de colección ideal para quienes gustan del progresivo jaezado y se atreven a degustar algo un poco más tenso e intenso de lo habitual, y también para los amantes convictos y confesos del RIO que se preguntan a qué hubieran sonado Henry Cow si hubiesen sido un poco más abiertamente líricos. !Dün es un grupazo eterno!

César Mendoza

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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