Temas
- Circuitry (6:16)
- When The Walls Are Down (7:29)
- Dead City (5:15)
- When She Dreams She Dreams In Color (13:40)
- Rogue (24:04)
Integrantes
- Matthew Parmenter: voz, teclados, saxo, violín
- Jon Preston Bouda: guitarras
- Matthew Kennedy: bajo
- Paul Dzendzel: batería, percusión
Discipline ha sido una de las bandas más significativas de la movida
estadounidense dentro del revival progresivo 90ero: mientras que en el país de
Jimi Hendrix y Edward Hopper las propuestas neo-prog y vanguardistas al estilo
RIO eran las que mayormente predominaban, Discipline exponía una línea de
trabajo muy peculiar, forjada a través de una ecléctica mezcla de retro,
psicodelia y neo. Aunque su legado fonográfico no fue precisamente abundante,
la huella que sus dos discos de estudio "Push & Profit" y "Unfolded Like
Staircase", así como sus actuaciones en vivo dejaron en la memoria colectiva
progresiva de los 90s han sido inolvidables. Pero no es ahora oportuno hablar
de esta banda liderada por el vocalista-multiinstrumentista-mimo Matthew
Parmenter en tiempo pasado, pues el grupo ha vuelto a emerger de sus cenizas
con su disco "To Shatter All Accord"=85 !15 años después de "Unfolded Like
Staircase"! Grabado con la misma formación de cuarteto que había grabado el
susodicho segundo álbum, "To Shatter All Accord" incluye dentro de su nuevo
repertorio tres canciones que el grupo tocaba en sus primeros años, incluso
cuando aún era un quinteto. Ahora, canciones como "CVircuitry" y "When The
Walls Are Down", verdaderas marañas de música angustiada y espectáculo teatral
desgarrador tal como parecen en el DVD "Live", cuentan con sus debidas
versiones definitivas de estudio. Vayamos ahora detallando las virtudes del
repertorio con mayor detenimiento.
"Circuitry" abre el disco con fuerza de carácter, abriendo vías de robustez y
pesadez en base al estupendo armado sónico de parte de los riffs guitarreros y
el swing engañosamente lánguido de la dupla rítmica. Cuando el piano ocupa el
eje central sobre un motivo en 3/4, la solemnidad cede paso a una reflexividad
sombría afín a la que encontramos en áreas tan diversas como las de Areknamés,
Versus X y White Willow, por ejemplo, indirectamente referentes al estándar de
Van Der Graaf Generator. La idea musical cierra su propio círculo con un
retorno al primer motivo, preparando así el terreno para la emergencia del
siguiente tema, "When The Walls Are Down", la cual impone su particular
presencia desde esa bella dupla de piano y saxo que surge antes de que
desaparezca la nota final de órgano del tema precedente. Esta pieza capitaliza
y dinamiza la intensidad ominosa ya reinante, dándole un poco más de colorido
al asunto mientras explora nuevas profundidades de ansiedad y densidad con una
expresividad fehacientemente oscura y abrumadoramente imponente. Tras
experimentar poco menos de 14 minutos de neurosis sónica en permanente clímax,
"Dead City" expone una ambientación más ágil en clave de 11/8, generando una
sonoridad un tanto afín al space-rock mientras establece lazos de familia con
el neo-prog estándar. De todas maneras, que conste que este aligeramiento de la
atmósfera musical no supone recurrir a un vuelo lisérgico autocomplaciente ni a
un reciclamiento "simplificado" del modelo sinfónico: pos el contrario, se nota
un trabajo muy meticuloso en la elaboración melódica de la pieza en cuestión, y
de hecho, los últimos pasajes se enfilan hacia un ejercicio psicodélico caótico
que vuelve a traer a colación la densidad emocional que se había impuesto
sólidamente en los dos primeros temas. Ya tenemos aquí 19 minutos de ingenioso
colorido progresivo donde Discipline da amplias muestras de una vitalidad
refrescante, ningún indicio hay de modorra o desubicación tras el largo periodo
de letargo que tuvo lugar después de la edición de "Unfolded Like Staircase".
Todavía quedan 37 minutos y pico de nueva música de Matthew Parmente y co., y
dicho lapso de tiempo está ocupado por dos temas. "When She Dreams She Dreams
In Color" porta un tono amenazador desde el mismo ingreso del piano y el canto,
al modo de un punto intermedio entre el VDGG de "Goldbluff" y el Robert Wyatt
de "Rock Bottom". La cadencia jazzera aportada por la batería le da una
dinámica eficaz al tenor sombrío marcado por el expresivo canto de Parmenter;
hay un permanente aire de expectativa ante algún sobresalto que pudiese
motivarse sobre el camino, un aire oportunamente realzado por las líneas de
violín que hacen acto de presencia en algún momento. A poco de superada la
barrera del cuarto minuto, el ambiente explota momentáneamente, dando rienda
suelta por un rato a la tensión emocional que hasta entonces se había
preservado contenida. Aunque esto solo ocurre por un breve momento, la huella
de inquietud queda firmemente signada en el ambiente para anunciar el pronto
arribo de un nuevo motivo, uno parsimoniosamente tétrico que oscila entre el
retro escandinavo de corte Anekdoteniano temprano y la faceta sutil de Present,
siempre con su tufillo Crimsoniano que siempre resulta útil a la hora de
expresar oscuridad emocional por vía de un esquema musical adusto y recurrente:
en el transcurso del afianzamiento de este motivo, se impone un hermoso solo de
violín que parece manifestar una mezcla de temor y nostalgia, muy afín al
estilo de David Cross. "Rogue" es la maratón conclusiva del álbum. Comenzando
con un hermoso preludio semi-barroco de guitarra acústica, el primer cuerpo
central se instala con un motivo (alternando 7/8 y 4/4) empujado por una
espiritualidad cautelosa que se empareja evidentemente con la del primer tema,
incluso acentuando los matices VDGraffianos con notoria dedicación. Poco antes
de llegar a la barrera del quinto minuto, otro cuerpo central nos transporta a
una dimensión un poco más melancólica, aunque siempre embebida por ese
desasosiego esencial tanto a la imaginación compositiva como a la teatralidad
vocal de Parmenter: el momento en que todo se pone más explícitamente denso
permite a ese desasosiego saltar al frente y revolcarse sobre sí mismo.
?Rezagos de la suite "Canto IV" del álbum "Unfolded Like Staircase"?...
probablemente. De ahí surge una secuencia de dos motivos cacofónicos que
articulan la tensión reinante de una forma más mecánica, pero lejos de enfriar
la situación, lo que se logra es enfatizar la locura y darle un pulso más
contundente a las inquietudes psicológicas que nunca dejan de manifestarse. El
canto exacerbado de Parmenter añade aguerridos retazos espectrales a la robusta
arquitectura sónica elaborada por la magnífica amalgama de guitarra, órgano,
bajo y batería. La tormenta en curso se mantiene de forma sostenida, motivando
un clímax de oscuridad emocional que es tan atemorizante como apasionante, al
modo de un canto de sirena que se sabe letal pero al cual uno no desearía
resistirse. Una vez pasada la tormenta, llega la calma del náufrago
superviviente: sobre una lenta cadencia en 3/4, el motivo final se inicia con
una actitud serena, al modo de un sopesamiento de la idea de haber sobrevivido
a una hecatombe, terminando con un envolvente solo de guitarra y una coda
dominada por etéreas capas de mellotrón, en base a la progresión de acordes que
se había marcado en el preludio de guitarra acústica.
Con este nuevo disco, Discipline con firma grandiosamente la justicia de ocupar
un sitial tan privilegiado en las mentes de todos los que seguimos el
desarrollo del revival progresivo en los 90s: "To Shatter All Accord" es una
poderosa muestra de rock artístico donde la robustez y la contundencia imponen
su presencia de forma arrolladoramente magnética.
César Mendoza
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