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 CYNIC: "Traced in Air" (2008)

Temas:

  1. Nunc Fluens (2:56)
  2. The Space For This (5:46)
  3. Evolutionary Sleeper (3:35)
  4. Integral Birth (3:53)
  5. The Unknown Guest (4:13)
  6. Adam's Murmur (3:29)
  7. King Of Those Who Know (6:09)
  8. Nunc Stans (4:13)

Músicos:

  • Paul Masvidal / Guitarra y voces
  • Sean Reinert / Batería
  • Sean Malone / Bajo, Chapman Stick
  • Tymon Kruidenier / Guitarra, guturales

?Es posible capturar la eternidad en apenas media hora? Pues estos señores de Cynic lo han conseguido, ensamblando para ello la más intensa experiencia musical de los últimos tiempos.

Hace ya 15 años que Cynic sacaron al mercado su primer, y hasta Traced in Air único, trabajo en estudio. Focus, se llamó. Tuvieron en él la osadía de fusionar lo aparentemente infusionable: el death metal y el trash metal con el jazz y la música electrónica. Ahí es nada. El resultado fue un álbum oximorónico, de corte indudablemente progresivo, aunque en la rama más extrema del abanico musical al que esta Caja de Música se abre. Bien hacía Juan Mellado, en la reseña que en su día hizo de Focus, tanto en calificarlo como "el más complejo álbum jamás realizado de fusión extrema del Metal Progresivo" como en recomendar "abstenerse a los puristas". Focus era, en efecto, una revolución en cuanto a concepto musical, pero no disimulaba su esencia de metal

extremo, con predominio de vocalizaciones guturales (si bien alternadas con otra voz sintetizada) y una innegable base, aunque experimental, de death/trash

metal.

Pues bien: 15 años más tarde, Traced in Air se nos presenta como un esfuerzo al

menos tan complejo como Focus, pero mucho más disfrutable para los aficionados menos acostumbrados al borde del precipicio musical. Este brevísimo conjunto de

canciones -menos de 35 minutos- solo puede ser calificado de genial. Y si hay algún disco este año capaz de superarlo, a fe que la cosecha de este 2008 va a ser recordada durante mucho, mucho tiempo.

El primero de los cambios introducidos por Cynic en este largo paréntesis de 15

años tiene que ver con la concepción de las voces. Los guturales, protagonistas

en Focus, pasan ahora, aunque frecuentes, a un segundo plano, utilizándose fundamentalmente para acentuar los constantes cambios de intensidad e intención

que van produciéndose en el álbum. Por otro lado, aquella voz sintetizada de entonces, que ante todo era extraña, ha pasado a convertirse en una voz tratada, sí, pero limpia, bella y cargada, en infinidad de momentos, de dulzura. Este nuevo estilo vocal es todo un acierto, cuya intención parece ser ayudar a comprender la calidad de las composiciones de metal extremo, que tantas veces resulta opacada por el rechazo que a mucha gente le provoca un estilo vocal brutal y percusivo.

El segundo cambio fundamental radica en la arquitectura musical que Cynic nos presenta. La fusión de estilos aparentemente opuestos en que consistía Focus se

ha convertido, en Traced in Air, en suntuosa integración dentro de un rock progresivo moderno de enorme personalidad. Por dar una imagen absolutamente subjetiva de a qué suena esto, es como si los Pain of Salvation de los primeros

discos se hubieran metido en el pellejo de los Porcupine Tree de los últimos y,

desde el cielo, los hubieran espolvoreado con dosis de metal extremo. Ahora bien: el metal extremo más melódico que jamás haya sido grabado. Y es que Traced in Air tiene estribillos increíblemente pegadizos.

Entre los muchos elementos que dan personalidad a este trabajo acaso merezca la

pena destacar la sabiduría de Cynic a la hora de insertar innumerables cambios de tempo e instrumentación. Esto sitúa al escuchante ante un cuadro abigarrado,

lleno de contrastes, donde el aumento de intensidad en los momentos fuertes no hace sino resaltar todavía más la belleza de las partes suaves (con su correspondiente viceversa). Acaso sea este el secreto fundamental de la genialidad que este álbum atesora, además, claro, de que todos los músicos están a un nivel estratosférico (el batería, absolutamente increíble). Imprescindible ver a estos monstruos en su gira con Opeth, que por cierto recala en España entre el 29 de noviembre y el 2 de diciembre (en Bilbao, Madrid y Barcelona).

-Nunc Fluens, "el ahora que fluye", el tiempo en su condición de plena mutabilidad, abre este disco con un in crescendo de ritmos tribales y sonidos extraños, cortándose en seco para recibir al primer temazo del álbum.

-Space For This comienza con una guitarra limpia y lenta, de aire introspectivo, a la que enseguida se acoge, entre repiques de plato, el dulcísimo canto de Masvidal. Luego la música cobra vigor, empiezan los guturales, aunque más como adorno o acento que como verdadera voz cantante. Un punteo muy painofsalvationiano, sobre un entramado complejo, da paso al mismo motivo esbozado primero sobre sonidos bruscos (casi como mugidos de vaca) y luego sobre guitarras limpias, consiguiendo así un efecto de gran expresividad.

A lo largo del tema se van sucediendo los picos emocionales, utilizando el recurso de combinar, barajándolas entre sí, la voz gutural y la dulce. Insuperable y deleitoso el trabajo del batería, Reinert.

-Si el segundo tema era bueno, el tercero, Evolutionary Sleeper, es una joya comprimida en tres inolvidables minutos y medio de orgasmo auditivo. A él contribuyen todos los ingredientes antedichos: sucesión constante de partes suaves y fuertes, cautivadora melodía, virtuosismo instrumental... El último eco del final te deja seco, con ganas de tres horas más. En este punto del disco ya no hay retorno posible, estás capturado, rendido.

-Integral Birth repite aproximadamente la fórmula, destacando -por decir algo- el punteo de guitarra y el brusco cambio, a la Opeth, hacia un motivo lentísimo

y extraordinariamente bello, para enseguida recuperar mordiente al máximo e irse a un final en fade out.

-The Unknown Guest comienza, precisamente, con el fade in de una repetitiva frase instrumental. Un ritmo profusamente entrecortado acompaña a entonaciones melódicas, cualidad que se ve resaltada por el cambio a una instrumentación más

suave. El final se refuerza con coros y el apoyo de voces guturales, manejando a su antojo los músicos la intensidad del tema. Tras un corte de sonidos extraños llega un punteo compacto y tremendamente efectivo, y luego coros hindúes repetidos en ciclos de guitarra. La progresiva mezcla de los diversos motivos ya expuestos nos conduce hasta un desbordante final. -Adam's Murmur es otro temazo de los de caerse de espaldas. De nuevo la mezcla de tiempos medios y guitarras claras, con resultados muy melódicos; de nuevo explosiones de intensidad acentuadas con voces guturales; un punteo bastante jazzístico; momentos de infinita suavidad contrastados con repuntes metálicos en una sucesiva y magistral superposición de ideas musicales.

-King Of Those Who Know es otro de los puntos culminantes del álbum. Aquí un principio casi a lo Abba, con voces femeninas, muta en potentes guitarras y breves interludios acústicos sobre una melodía pegadiza y crecientes detalles al fondo. Los cambios de intensidad y acento son legión, se suceden sin dar tiempo a contarlos, hasta arribar a un punteo jazzístico de tono optimista. Tras el clímax van desapareciendo instrumentos poco a poco hasta quedar dos guitarras acústicas, una, ninguna. Es el tema más largo del álbum (6:09), !pero

se hace tan corto!

-Nunc Stans. Si "el ahora que fluye" daba comienzo a este disco, su final es "el ahora que permanece", la eternidad que subyace a los cambios. Después de todo lo que llevamos escuchado (en tan poco tiempo), sorprende la audacia de concluir este disco con un corte lento, casi ceremonial, un tema muy en la onda

del progresivo moderno y, eso sí, extraordinariamente acertado: a pesar del bajón en el metrónomo, el disco no pierde en estas sus postrimerías ni un ápice

de intensidad. La melodía, la instrumentación y el misterio que desprende este último track, de enorme fuerza contenida, se encargan de ello. Tras un final jugando con el ritmo viene un golpe de gong y una última, única nota que se estira en nuestros oídos hasta desaparecer, dejándonos con ganas de más, colgados en esa eternidad conseguida en apenas media hora.

?Qué más decir? Traced in Air es abrumadoramente bueno (9'5/10). Y una vía de acceso excelente para que los amantes del rock progresivo menos arriesgado puedan saborear, aunque solo sea por una vez, las inusitadas delicias que esconde el metal extremo.

A pesar de que no simpatizo con la musica metalica (salvo contadisimas y muy puntuales excepciones), me decidi a escuchar el disco de Cynic entusiasmado por

los multiples elogios de Jose Luis Garcia en el numero 847.

Bueno, gustos son gustos y me permito disentir: me parece que no estaria mal de

mi parte advertir a buena parte de la audiencia progresiva que -desde este particular punto de vista- "Traced in Air" es musica metalera, estridente, ruidosa, con poquisima (casi ninguna) conexion con lo que tradicionalmente conocemos como rock progresivo. No se si este sea un album de death metal, trash metal, black metal o vaya uno a saber cuantas otras variantes haya, pero que de progresivo tiene poco y nada, seguro (cambios de tiempo abruptos, si, pero en cuantos otros generos tambien los hay?). Por ahi el primer tema y el ultimo estan algo mas cercanos al RPS moderno, y algunos pasajes (infimos por cierto) deleitan con alguna guitarra clara y melodica, pero en general se trata

de un compendio de metal extremo, a veces hasta rayano en lo brutal. Ah, eso si, los musicos son muy competentes y el baterista parece tener una energia ilimitada.

Esta bien, yo soy un tradicionalista que no acepta que todos los caminos del progresivo actual conduzcan a Dream Theater o a Porcupine Tree, pero insisto con mi trillado concepto de siempre: no es justo llamar "progresiva" a toda expresion que se aparte un poquito de lo convencional (si hay cambios de ritmo,

si abunda el mid-tempo, si la tecnica de los musicos es brillante, si interviene una orquesta, etc etc), porque entonces, por el absurdo, terminaremos englobando dentro del genero a una gama amplisima que podria incluir tanto a Metallica como al gran Nano Serrat.

En fin, perdoname, Jose Luis, pero la unica inusitada delicia que esconde para mi el metal extremo es el alivio que sienten mis pobres oidos cuando acaba el disco. Y lo de Cynic no fue la excepcion.

marceplus@hotmail.com

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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