Temas
- Plaeatea (1:38)
- End of All Songs (8:17)
- Question of Sport (6:37)
- State of Confusion (4:22)
- Missionary Position (7:12)
- Ghost Dance (4:39)
- Tabernacle of Hands (8:03)
- Unspoken Words (5:39)
Integrantes
- Cyrus: bajo, voz
- Gordon Feenie: batería, teclados, flauta, guitarra, coros
- Tim Taylor: guitarras, teclados
Cuando Citizen Cain ya tenía dos CDs en el mercado, siendo así que el teclista
Andy Bell había surgido como el cómplice ideal de Cyrus para “Serpents in
Camouflage” y “Somewhere but Yesterday”, Cyrus tuvo la idea de sacar a la luz
material de la primera época de Citizen Cain, cuando el grupo tenía a una
formación totalmente diferente: Cyrus era, además de letrista y cantante, el
bajista; el trío de guitarra/bajo/batería pugnaba infructuosamente por
convertirse en un cuarteto con teclista; otra lucha infructuosa fue la de
conseguir un contrato de grabación. Eran los 80s y ya el sueño del primer disco
(además de EPs y discos posteriores) se había hecho realidad para Marillion,
IQ, Pallas, Abel Ganz, Pendragon y otros ilustres miembros de la nueva ola del
rock progresivo británico. Eran tiempos de lucha y esperanzas tercas, con un
baterista que aportaba el aspecto visual luciendo su maquillaje de payaso
gótico tras sus tambores y platillos. Estos tiempos llegaban a su fin al
terminar la década de los 80s cuando el trío decidió disolverse… antes de que
Andy Bell llegara a la vida de Cyrus (un poco tarde) para rescatar
efectivamente al grupo. “Ghost Dance” es el testimonio de esa época. Una rápida
(y tal vez injusta) descripción general del disco es la imaginar a un híbrido
de The Police y The Cure tocar temas inéditos de Genesis que no entraron en sus
discos de estudio entre 1970 y 1973. Procuremos ahora concentrarnos en una
descripción más detallada.
‘Plaeatea’ es un preludio suave basado en un canto solitario y tenues arpegios
de guitarra, después del cual los dos temas que siguen a continuación
establecen la pauta estilística de la banda. Citizen Cain asume una posición
genuinamente enérgica en ‘End of All Songs’, logrando darle un desarrollo
intrincado a sus efluvios sonoros tan fuertemente instalados en la new wave a
través del sólido empleo de compases inusuales y cambios de ritmo. Hay un
interludio lánguido que asume un real tributo a esos momentos en los que Pink
Floyd, Camel y Genesis se hacían tremendamente solemnes. ‘Question of Sport’
prosigue por esta tendencia de solemnidad progresiva, ahondándola en su primera
sección. Luego, la pieza se enrumba hacia un esquema más explícito, con una
estructura armónica muy semejante a la de la pieza precedente: aquí se destaca
un excelente solo de guitarra. ‘State of Confusion’ profundiza en la mezcla de
new wave y rock sinfónico: imaginemos algo en la línea de ‘Punch & Judy’
(Marillion) y ‘Awake and Nervous’ (IQ), con unas ambiciones rítmicas más
complejas pero con un boato menos elaborado en lo melódico. El estribillo tiene
su gancho a pesar de no estar en el compás de 4/4. Esta canción y ‘Ghost Dance’
reflejan muy bien los recursos e intereses de Citizen Cain por madurar su voz
progresiva, así como las limitaciones logísticas de sus inicios – esta música
realmente exigía la presencia de un teclista especializado. Ahora que
mencionamos a la canción homónima, este tema tiene un frenesí rockero más
pronunciado, lo cual no contradice su complejidad estructural. En todo caso,
dicha complejidad es manejada con menos refinamiento que en ‘State of
Confusion’. En medio de ambas canciones se ubica ‘Missionary Position’, el cual
me recuerda mucho al Twelfth Night de los inicios pero con una mayor dosis de
The Cure: las secciones visceralmente potentes tienen más que ver con el punk
que con el rock duro o el heavy metal. En este detalle se distingue CC de
Pallas, otra banda escocesa que tuvo un enfoque frontalmente rockero al nuevo
sinfonismo. ‘Tabernacle of Hands’ tiene una mayor afinidad con los temas 2 y 3,
mostrando un esquema compositivo muy similar al de varios temas del “Serpents
in Camouflage”. ‘Unspoken Words’ ocupa los últimos 5 ¾ minutos del álbum: se
trata del tema menos complicado del disco, cerrándolo con un llamativo ambiente
de urgencia rockera.
En fin, “Ghost Dance” es un producto ingenioso de una época en la que Citizen
Cain estaba haciendo unos muy interesantes pininos en el mundo del rock
progresivo dentro de unas condiciones logísticas muy poco ideales. El punche
del baterista y la garra del guitarrista hicieron que Cyrus se exigiera
competentemente en su rol de bajista a la par que cantaba con su estilo tan
gabrielesco esas letras tan llenas de poesía apocalíptica. Sí, realmente “Ghost
Dance” tiene indicios claros de los mejores rasgos de la música de Citizen Cain
tal como se habrá de desarrollar desde “Serpents in Camouflage” en adelante…
pero suena mucho a “proyecto abordado”. Su mayor interés es el de completar
nuestra comprensión del rol de Citizen Cain en el neo-prog y despertar la
imaginación del oyente con ideas de “cómo hubiera sondado de tener un teclista
fijo”.
César Mendoza
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