Temas
- Tiru-tiru-ritu
- Focs de Sant Joan
- Moixeranga del Diable
- La Mediterrània sens Mor…
- Tramuntana
- Les Bruxes del Maresme
- Festejada (de Timbals)
Integrantes
- Carles Vidal: bajo, xilofón, canto
- Jordi Soley: pianos eléctrico y acústico, órgano
- Esteve Fortuny: guitarras eléctrica y acústica, saxo tenor, flauta, canto
- Joan Fortuny: saxos soprano y tenor, canto
- Josep Fortuny: batería, joguina, accesorios
Colaboradores – Lluís Fortuny (trompeta en 3 y 6), Rafael Moll (canto en 4).
Tercer disco de la Companyia Elèctrica drama, y en verdad, mi favorito
personal del puñado que tengo en mi colección: “Tramuntana” constituye un
genuino pico creativo dentro de la oferta musical tan particular que la CED
brindó a la escena rockera vanguardista de Cataluña y toda España. Siguiendo
por el camino de la densa sonoridad emergida a partir de la confluencia
entre los cándidos colores del folklore catalán y la faceta más misteriosa
del jazz-rock, tal como se fue cultivando en los dos trabajos anteriores,
“Tramuntana” ofrece una estilización un tanto más realzada así como un
espectro sonoro más amplio, merced a la introducción ocasional de flauta y
xilofón en algunos pasajes del disco.
El disco comienza con una interpretación del mismo tema popular con el que
cerró el disco anterior “L’Oucomballa”, pero esta vez con un compás más
marchoso que proporciona un aire lúdico más pronunciado al asunto. Los
sonidos crudos de fuegos artificiales conectan a ‘Tiru-tiru-ritu’ con ‘Focs
de Sant Joan’, un tema que se inicia con la transmisión del motivo central
folklórico a cargo del saxo soprano para luego pasar a un pasaje más
extrovertido de corte jazz-rock. Los flotantes fraseos de la guitarra de
Esteve encuentran pronto un cómplice perfecto en la serie de dibujos que
traza coquetamente el saxo soprano de Joan en su retorno, con una retoma
vivaz del motivo principal. ‘Moixeranga del Diable’, que poco más de 10
minutos, tiene una sección inicial lánguida y misteriosa que evoca paisajes
sombríos y otoñales. La adición de la trompeta ayuda a crear una
manifestación de densidad, muy oportuna para el ambiente. Este clima de
solemne introspección se prolonga durante los primeros 6 minutos, hasta que
luego irrumpe un pasaje más animado en el cual las cosas se ponen más
juguetonas. El dueto entre el saxo y la guitarra es bastante efectivo a la
hora de marcar la pauta, mientras que la sección rítmica y las bases de
piano eléctrico y órgano elaboran un cimiento sólido. Una pieza cumbre del
disco, sin duda. La primera mitad de “Tramontana” se cierra con la evocativa
pieza ‘La Mediterrània sens Mor…’, dirigida por los concisos fraseos de
guitarra acústica, los cuales hallan un efectivo contrapeso en los goteos de
xilofón y un adecuado ornamento en las capas de órgano y arreglos corales.
Se trata de un despliegue de serena belleza cargada con un interesante tenor
claroscuro.
La pieza homónima, la misma que da inicio a la segunda mitad del disco, es
también la más larga con sus 10 ¾ minutos de duración. Su estructura obedece
fielmente al gusto de CED por expandirse en jams a partir de un motivo
básico y sacarle el jugo a partir de una reconstrucción particular de la
candidez folklórica catalana: como siempre, el saxo y la guitarra se
alternan la “voz solista”, mientras que los teclados crean retazos de
colores adicionales y la dupla rítmica mantiene una columna permeable a las
variantes de ritmo y ambiente. El contraste entre los pasajes más
extrovertidos y el interludio más calmados es manejado por el ensamble con
soltura y fluidez impecables. En pocas palabras, tenemos en ‘Tramuntana’
otra joya especial dentro de este repertorio. ‘Les Bruixes del Maresme’
comienza con un armado escalonado de vientos – flauta, saxos tenores,
trompeta – para luego dar paso al jam central: yo, en lo personal, hubiera
preferido que esta pieza durara un poco más que sus 3 ½ minutos otorgados en
el disco, pero bueno, se trata de un muy buen tema, al fin y al cabo. El
último tema reitera el lirismo lúdico que caracterizó los pasajes más
movidos de ‘Focs de Sant Joan’, incluyendo un juguetón solo de batería, y
concluyendo con el sonido de una fiesta de danzas populares. Un final
exquisitamente apropiado para “Tramuntana”, un tributo modernizado muy bien
logrado a la mística añeja del folklore catalán: Companyia Elèctrica Dharma
es un ítem imprescindible dentro de una buena discoteca de rock progresivo y
de vanguardia.
César Mendoza
[Dedico respetuosamente esta reseña a la memoria de Esteve Fortuny]
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