Temas
- Spiderbite (4:23)
- The Argument (9:58)
- Obsidian Night (5:09)
- Attitude Problem (4:12)
- Stigmata (8:31)
- Rusty's Song (4:06)
Integrantes
- Rusty Anderson: bajos con y sin trastes, bajo Wally Truchard Custom con
martillos, grito alto
- Roger Brown: batería, percusión, rueda, grito tenor
- Chip Carter: guitarras eléctrica, acústica y de 12 cuerdas, canto, claves,
grito soprano
- Jim Kuster: pianos acústico y eléctrico, sintetizadores, efectos
electrónicos, grito bajo
Bastante escondido, o mejor dicho, bastante perdido dentro de los de por sí muy
ignorados recovecos de las vanguardias progresiva y fusionesca que aún
llograbana sobrevivir en la escena estadounidense de fines de los 70s,
Cathexis, con su homónimo disco de 1982, resulta un ítem muy curioso y
revelador para los más ávidos coleccionistas de rock progresivo y jazz-rock.
Oscilando entre el swing de la tradición del jazz-fusion y la agilidad melódica
del jazz-rock progresivo, Cathexis gestó en sesiones de grabación realizadas a
lo largo de los meses de agosto y setiembre de 1981 una pequeña joyita musical
alevosamente extemporánea, dueña de tanta ingenuidad como hidalguía. Vayamos al
disco en cuestión para entrar en detalles.
Durando poco menos de 4 BD minutos, "Spiderbite" abre el álbum con una
ambientación colorida, provista de cromatismos optimistas y tonalidades
cálidas. Se nota mucho el impacto
del Weather Report post-"Heavy Weather", pero aún se impone la nostalgia plena
por la tradición más vital del jazz-fusion estadounidense. Y esos fraseos de la
guitarra en el momento más climáticos de la pieza=85 su vigor le añade una
prestancia especial al motivo melódico central. Luego sigue "The Argument",
tema que dura casi 10 minutos. El aura de ceremoniosidad se impone en su
evidencia, especialmente cuando tras la larga introducción de piano se revela
un primer motivo de talante suavemente melancólico. El ulterior desarrollo del
esquema compositivo aligera las cosas hasta un nivel de genuina extroversión,
pero la espiritualidad nuclear de la pieza sigue siendo firmemente ceremoniosa.
El destaque del piano viene matizado con algunos efectos solos de sintetizador
y guitarra acústica que emergen para realzar ciertos pasajes de los momentos
más alegres. Esta vez, el referente más notorio es el Return To Forever
clásico. La primera mitad del álbum se completa con "Obsidian Night", un tema
cantado que da campo al grupo para proyectar su mirada artística a través del
Oceáno Atlántico y aproximarse al estándar de Caravan-con-Camel: lo que suena
es, en efecto, una semi-balada sinfónica pulcramente arropada de
matices jazzeros. "Attitude Problem", a pesar de ostentar un título relativo a
desajustes psicológicos y desadaptaciones sociales, resulta en realidad un muy
grácil ejercicio de jazz-progresivo donde el candor del Camel de la etapa 77-78
se conjuga con el vigor sofisticado de una Pat Metheny Band, con algunos
retazos de parentesco con Holding Pattern. Es una pena que esta pieza solo dure
4 minutos y segundos, pues nos parece que su gancho daba para un desarrollo
temático más extenso sin llegar al punto de quemar la idea. "Stigmata" es el
tema que sigue a continuación, el segundo que incluye canto. Aunque parece
tener una estructura semi-baladística afín a la empleada en "Obsidian Night",
en realidad "Stigmata" ostenta una personalidad más ambiciosa. Su más extenso
desarrollo temático, su manejo tan pulcramente cuidadoso del meticulosamente
compuesto cuerpo central, el uso majestuoso de variantes jazzeras en los vuelos
instrumentales y la utilización de ciertos trucos académicos en las partes
rockeras hacen que la pieza se sienta más cercana a una cruza entre Happy The
Man y Gilgamesh que a la tradición estadounidense que fue tan significativa
para los dos primeros temas. Los últimos cuatro minutos del álbum están
ocupados por "Rusty"s Song", tema que sí reivindica la tradición fusionesca a
placer, especialmente en lo que se refiere a la aplicación de un swing funky
para capitalizar los imponentes aires de extroversión (con un grandioso solo de
bajo que sale a colación para este fin).
Quienes amen la estilización melódica esencial del rock prog-sinfónico y
quienes gusten de las vertientes jazzeadas de la tradición progresiva sabrán
valorar este granito
de arena que Cathexis aportó al rock artístico de su país a inicios de los 80s.
Si se da la ocasión de acceder a este material, !a no dudarlo cuando surja la
tentación de adquirirlo!
César Mendoza
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