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 CATHEDRAL: “The Bridge” (2007)

Temas

  1. Monsterhead Suite: parts 1, 2 & 3
  2. Satellite
  3. Hollins
  4. Kithara Interludium
  5. Angular World
  6. The Lake
  7. The Secret

Integrantes

  • Fred Callan: bajo, pedales Taurus, coros
  • David Doig: guitarras eléctricas y acústicas
  • Paul Seal: voz, percusión
  • Mercury Caronia IV: batería, gongs, campanas, percusión, coros
  • Tom Doncourt: mellotron, theremin, otros teclados, percusión, saxo

Ha pasado una enormidad de años desde que Cathedral lanzara al mercado el que hasta ahora era su único aporte discográfico a la historia del progresivo, “Glass Stained Stories”. Este disco llama la atención de los coleccionistas por

la gran dosis de influencia del Yes 73-74 que arrastraba en su repertorio, junto con una influencia extra de parte del Genesis tradicional con Gabriel. Ahora el grupo se ha reunido con casi toda la formación original, perpetrando “The Bridge”, uno de los discos de retorno más celebrados por la generalidad de

comentaristas de Internet que tuvieron la oportunidad de disfrutarlo en su momento. Debo decir que lo primero que llama la atención de este reconstituido Cathedral es que logran crear un puente bien definido con la vieja cosecha progresiva pero sin llegar literalmente a la estrategia de clonación nostalgia:

el sonido de este disco es, en líneas generales, más sólido y pulcro que el exhibido en “Glass Stained Stories”, y la instrumentación resulta más ágil, aunque ciertamente muchos habrán de extrañar la rara densidad que se plasmó tan

inequívocamente en ese disco setentero. En verdad, se pueden extrañar dos cosas

con respecto al Cathedral de los 70s: la presencia relevante de los teclados dentro del bagaje instrumental global, y la esforzada exhuberancia de la batería. “The Bridge” es un catálogo de viejos trucos de estilo renovados con una vibración moderna. En este sentido, Catedral logra evitar el uso excesivo de cortinas de teclado que llegó a saturar tanto los discos de retorno de Kaipa

y Kayak, por poner los primeros ejemplos que se me vienen a la mente.

Con un inicio cósmico empieza la tripartita ‘Monsterhead Suite’, el cual tiene un aire inconfundible a Yes en varios momentos, pero que conste que Catedral nunca juega “la carta de Starcastle”. La labor de los teclados pone énfasis en orquestaciones y ornamentos, siendo así que la guitarra (eléctrica o acústica) se hace cargo de los solos que van emergiendo sobre el camino, mientras que el bajo impone algo de presencia en la mezcla. La aureola de originalidad es fácil

de notar aquí, a través de todos los cambios de ambiente, manejados con una fluidez tal que la pieza parece más sencilla de lo que realmente es. Esta pieza

es bastante calma en espíritu, llenando el ambiente de sonoridades agradables a

lo largo de sus 13+ minutos de duración. La siguiente pieza, ‘Satellite’, está inundado de un mayor gancho rockero, pero tiene un formato melódico lo necesariamente extraño como para no sonar complaciente: algunas disonancias en los riffs de guitarra y sus interacciones con el teclado pueden sonar un poco a

lo Gentle Giant, pero esto es tan solo un referente parcial, y más bien, lo raro d esta pieza consiste en crear ciertas texturas tenebrosas. ‘Hollins’ abre

nuevamente con cortinas cósmicas (incluyendo mellotron coral) y unos estupendos

arpegios de guitarra clásica muy a lo Hackett. Cuando la pieza se asienta, llegamos a un terreno de sinfonismo evocativo, con un juego controlado de complejidad y sencillez. La siguiente pieza también ofrece un especial protagonismo para la guitarra clásica, y bueno, es que se trata de un solo elaborado al estilo de una pieza palaciega barroca. ‘Angular World’ retoma en cierta medida la posta dejada por ‘Satellite’, pero se beneficia de una expansión más trabajada y un manejo más fluido de dicha expansión. El solo de guitarra eléctrica que se desarrolla en medio alcanza una importante cuota de vibración explosiva en medio del clima general del disco. ‘The Lake’ tiene un aura más misteriosa en los pasajes exóticos, pero también se puede decir que prosigue en parte con la línea de trabajo enarbolada en la canción precedente. El disco concluye con ‘The Secret’, la otra suite del disco (dura casi 11 ½ minutos): se trata de la pieza más intensa del disco, y también es la más ambiciosa en esto de recoger diversidad en una unidad multicolor. La presencia de los teclados se hace más intensa (mención especial para el theremin). El pasaje final tiene una especial sensación de dramatismo que congenia mucho con el cierre de “Stained Glass Stories”, al modo de una simetría a través del tiempo.

Tal como señalé en el primer párrafo de esta reseña, “The Bridge” tiene puntos a favor concernientes a la solidez del ensamble mismo y la elaboración de un sonido más pulcro, pero también da la sensación de que el disco no despega del todo en los momentos diseñados para ser más climáticos, y precisamente ésta era

una de las cualidades más llamativas de “Stained Glass Stories”, disco que a pesar de estar lejos de ser una obra cumbre del antiguo prog norteamericano, contaba con interesantes picos de expresividad fastuosa. En todo caso, “The Bridge” contiene una musicalidad consistente, y ello deberá bastar para concluir con una recomendación positiva para todos los melómanos progresivos incondicionales de la vertiente sinfónica.

César Mendoza

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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