Temas
- A Band of Deborahs (Not Debbies) (4:24)
- Dancing on A'A (4:48)
- Ptinct (4:20)
- Readymen (6:14)
- Birdgam (4:17)
- Electric Altamira (4:47)
- Swamp (7:09)
- Peter Gunn (1:53)
- Ray (4:34)
- Sirius the Scorching (5:28)
- The Pearly Eyed March (4:02)
Integrantes
- Michael Bierylo: guitarra, programaciones MIDI, percusión
- Ken Field: saxos alto y soprano, flauta, percusión, sintetizador, King
Cleveland Slide Saxoprano
- Erik Lindgren: piano, sintetizador, órgano Farfisa, samplers, caja de ritmos,
percusión
- Rick Scott: sintetizadores, percusión acústica y electrónica, clarinete
abreviado
Con el vientista Ken Field bien asentado dentro del esquema estructural de la
banda y estrenando un nuevo guitarrista que parece dispuesto a demostrar su
valía a punta de una energía explícita que le hace sobresalir en la mezcla,
Birdsongs of the Mesozoic llega a la mitad de los 90s con esta estupenda obra
“Dancing on A’A”, el cual es unánimemente señalado como el disco que afirmó a
la tendencia renovada de la banda. Esta tendencia habrá luego de alcanzar su
más excelsa expresión con el disco “Petrophonics”, pero no nos adelantemos a
los hechos por ahora y concentrémonos en este disco. “Dancing on A’A” ofrece
una dosis mayor de robustez sónica a la que habitualmente hallamos en los
discos mesozoicos; también expone un lirismo (retorcido, como cabe esperar de
un grupo dedicado a preservar la herencia del RIO en la escena progresiva
actual) que queda debidamente desarrollado en la mayor parte de las piezas que
conforman el repertorio.
‘A Band of Deborahs (Not Debbies)’ da inicio al disco con una pauta hard rock,
ágil y llamativa, creando un gancho poco usual dentro de la estética habitual
de Birdsongs: eso sí, se hacen presentes ciertos recursos sonoros tenebrosos,
así como algunos adornos de corte Latin-jazz y rock de garaje. La pieza
homónima sigue a continuación, estableciendo una pauta muy a lo Univers Zero,
con una dosis extra de cadenciosa agilidad que acerca un poco a Thinking
Plague. ‘Ptinct’ ofrece un desarrollo más etéreo, sostenido firmemente por las
cadencias pulsacionales de piano, mientras que el saxo soprano dibuja ensueños
flotantes y la guitarra completa los colores arrojados por las capas de
sintetizador – es como un sueño relajante… en el limbo. ‘Readymen’, a pesar de
ser un tanto menos fastuosa que cualquiera de las tres piezas precedentes,
tiene una estructura muy inquietante en no poco grado apoyada en su esquema
afín a lo tribal: hay algo de crimsoniano en sus coqueteos principales con Art
Bears y Magma. ‘Birdgam’ también contiene un alto índice de vibraciones
tribales-étnicas, pero esta vez el asunto se enrumba por senderos más
estilizados, patentemente obedientes a la cámara vanguardista. Es una pieza muy
lírica en verdad: la predominancia de los vientos en el desarrollo melódico de
la pieza permite al grupo explorar su sentido orquestal de manera muy
efectiva... bueno, vaya sorpresa con unos músicos con tanta pericia como éstos.
‘Electric Altamira’ prosigue por un sendero de lirismo muy semejante al de la
pieza precedente, y el oyente que se despista un poco puede sentir que se trata
del mismo tema que sigue sonando. En todo caso, ‘Electric Altamira’ tiene un
ambiente que atenúa un poco lo tribal a fin de realzar los retazos de los
teclados y las líneas repartidas entre el saxo y la guitarra: esto es más
fusión que chamber-rock, a decir verdad. Se puede decir que la secuencia de los
temas 4-6 explora la dimensión jazzera del RIO y la explota con una agilidad
efectiva.
‘Swamp’ nos devuelve a los terrenos más áridos del mundo musical de Birdsongs.
Las pulsaciones que oscilan entre lo neurótico y lo marcial, los climas densos
que abren las puertas a lo tétrico y las sombrías orquestaciones que enarbolan
los momentos más articulados de la pieza se conjugan en una serie intensa e
inteligentemente evolutiva de motivos. ‘Swamp’ es en muchos sentidos un ideal
cumplido del chamber-rock para el tiempo progresivo presente – de hecho, se
trata de la columna vertebral del disco. Después de este ejercicio de violencia
musical controlada llega un cover de ‘Peter Gunn’, coqueto y colorido, bastante
fiel al original pues el empleo de extravagancias no es realmente chocante ni
desafiante. ‘Ray’ sigue a continuación, devolviéndonos a la candidez fusionesca
que se había hecho cálidamente presente en un par de piezas anteriores: en esta
ocasión particular notamos un cierto incremento del factor tensión, muy a tono
con el Univers Zero actual (en realidad, anticipándolo por algunos años…).
‘Sirius the Scorching’ rescata la oscuridad de ‘Dancing in A’A’ y la reactiva
con el esplendor tanático de ‘Swamp’, empapándolo con cadencias fusionescas ya
conocidas en el contexto del presente disco. Tal vez podamos resumir su
descripción como un compendio de los ambientes más saltantes del disco. Los
últimos 4 minutos están ocupados por ‘The Pearly Eyed March’, una suerte de
ritual marcial etéreo, con algo de nebuloso, arropado bajo una obvia aureola
funeraria, aunque bizarramente el saxo emite ciertas líneas que apelan a lo
sensual en vez de a lo tanático. Así concluye este disco que confirma una vez
más a Birdsongs of the Mesozoic como un nombre muy valioso dentro de una buena
colección progresiva con afinidades experimentales.
César Mendoza
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