Temas
- Petrophonics — 6:13
- Ptoccata II — 5:13
- One Hundred Cycles — 5:20
- Nevergreen — 7:30
- Study of Unintended Consequences — 4:22
- Birdhead — 3:57
- Allswell that Endswell in Roswell — 6:50
- 11. Music Inspired by 1001 Real Apes — 17:10 [a. Time Marches On Theme —
- 15; b. Dinosaurs Theme — 3:31; c. Gravity Theme — 6:29; d. Quincy Sore Throat
Theme — 3:55]
12-14. The Insidious Revenge of Ultima Thule — 9:17 [a. Part One — 2:28; b.
Part Two — 3:26; c. Part Three — 3:23]
Integrantes
- Michael Bierylo: guitarras, secuenciador, diseño de sonido
- Ken Field: saxos alto y soprano, flauta, percusión
- Erik Lindren: piano
- Rick Scott: sintetizadores, piano, diseño de sonido
Colaboradores – Terry Donahue (percusión), Pacey Foster (tornamesa), David
Greenberger (voz), Eric Paull (batería), John Stykulnas (bajo acústico), Ken
Winokur (percusión)
Tras la partida de Roger Miller en 1987, Birdsongs of the Mesozoic reformuló el
extensivo uso de teclados que hasta entonces estaban a cargo de tres músicos
para empezar a enriquecer su sonido con el ingreso de un vientista. Esta
modificación externa se dio al unísono de unas nuevas preocupaciones
compositivas que emergían en el interior de la banda, cada vez más curiosa por
desarrollar ideas y sonoridades más orquestales en desmedro del modus operando
mecanizado que había conformado la esencia de sus primeros álbumes.
“Petrophonics” es el disco con el cual Birdsongs of the Mesozoic despedía el
viejo milenio, y para muchos conocedores, se trata de la obra cumbre de la
segunda etapa de la banda (esto es, la etapa post-Miller).
El homónimo tema de entrada instaura una cadencia ágil y atractiva, claramente
vanguardista pero cálida a la vez: los cambios de ambiente que acontecen en el
medio proporcionan una oportuna desviación momentánea hacia sonoridades más
solemnes, nunca abrumadoras por cierto. ‘Ptoccata II’ se sumerge en ambientes
más densos, emparentados hasta cierto punto con el Univers Zero de “Uzed”. ‘One
Hundred Cycles” y ‘Nevergreen’ adoptan, con distintos niveles de intensidad,
unos peculiares colores sonoros inspirados en el Latin-jazz. Los vientos de
Field están en posición de asumir el rol solista y plasmar ideas efectivas
sobre la bases establecidas por los otros instrumentistas. Una gracia de ‘One
Hundred Cycles’ es la incorporación de scratches de tornamesa a la usanza de la
música disco urbana de los 80s, aunque solamente para complementar adornos
armónicos, no para ayudar a la sección rítmica. ‘Nevergreen’ es notoriamente
más denso, pero aún así, una vez asentada la estructura rítmica de la pieza,
las percusiones y el piano crean el suelo adecuado para los líricos solos de
guitarra y saxo. ‘Study of Unintended Consequences’ es la primera labor de
creación abstracta del disco: totalmente descoyuntada, esta pieza se sustenta
exclusivamente en climas sombríos y capas sonoros de línea minimalista. Tras
este despliegue de bruma gris y misteriosa volvemos a un nuevo experimento con
los aires fusionescos de inspiración latina, tal como se presentan en
‘Birdhead’. Como para seguir zigzagueando un poco, regresamos a lo brumoso con
‘Allswell that Endswell in Roswell’, aunque en esta ocasión tenemos una
composición definida, centrada calculadamente en el desarrollo de ciertos
retazos melódicos básicos sobre una amalgama sonora controlada.
Los últimos 27 minutos del disco están ocupados por las dos suites
multipartitas compuestas por Eric Lindgren. ‘Music Inspired by 1001 Real Apes’
comienza con una sección relajada que establece una confluencia entre lo
bucólico y lo misterioso, para luego pasar a una sección cargada con timbres y
pulsaciones, muy Mesozoico en verdad. La tercera sección ‘Gravity Theme’ vuelve
a explorar las cadencias latinas bajo un aura amable - ?quién dice que el RIO
no puede ser conmovedor y lírico? Los últimos fraseos de piano de esta tercera
sección llevan hacia la cuarta, enrumbada hacia el estándar del chamber-rock
con algunos sabores magmianos. Es claro que esta banda es muy distinta de la
que funcionaba en los 80s: definitivamente, hay un trabajo más cuidado de las
texturas y una mayor profundidad en la elaboración de las interacciones
instrumentales, pero de vez en cuando surgen esos momentos pulsacionales que
nos hacen recordar los cimientos de esta propuesta musical específica. En
muchos aspectos, esta suite que acabamos de comentar es un recuento de los
Mesozoicos nuevo y viejo. Y bien… ahora llegamos a la segunda suite, que
también cierra el disco - ‘The Insidious Revenge of Ultima Thule’. Esta pieza
refleja muy bien la soltura que el grupo crea en la mayoría de sus actuales
ideas compositivas desde el arranque, con esas cadencias tribales de las
percusiones y el piano, las controladas florituras de la flauta y los retazos
de la guitarra; la segunda sección es introspectiva y etérea, refugiada en la
misma tranquilidad que retrata; la sección final rompe con esto y crea un
clímax oscuro y tétrico, no hasta los niveles de Shub-Niggurath o el Univers
Zero del “Heresie”, pero ciertamente articulado para motivar miedo y
desconcierto. Es una manera muy peculiar de terminar este disco: sin duda deja
una huella especial en la mente del oyente atento. “Petrophonics” es un
testimonio de las amplias oportunidades de renovación con las que aún cuentan
las herencias del RIO y el chamber-rock dentro de la actual vanguardia
progresiva. Claro está, también es un síntoma de la vitalidad que aún posee
Birdsongs of the Mesozoic a despecho de su veteranía y falta de constancia
discográfica.
César Mendoza
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