Temas
- The True Wheelbase (2:59)
- They Walk Among Us (3:35)
- Coco Boudakian (5:47)
- I Don't Need No Crystal Ball (3:20)
- Chariots of Fire (2:46)
- Magic Fingers (25¢) (6:08)
- Faultline (4:41)
- On The Street Where You Live (4:05)
- Maybe I Will (6:08)
- There Is No One (3:44)
- Slo-boy (4:26)
- Pteropold (4:30)
- Just Say Yes (5:13)
Integrantes
- Steve Adams: saxos tenor y alto, clarinete bajo, sintetizadores, percusión,
caja de ritmos
- Martin Swope: guitarra, sampleos
- Rick Scott: sintetizadores, percusión, piano
- Ken Field: saxos alto y soprano, percusión
- Erik Lindgren: piano, trompeta, zámpelos, caja de ritmos
Colaborador – Willie Loco Alexander (percusión en 9 y 10)
Tras la partida de Roger Miller, uno de los fundadores del cuarteto
estadounidense de tendencias RIO Birdsongs of the Mesozoic, la banda decidió
hacer una variación seria en su estructura sonora. Ya no habría tres teclistas
en el contexto de un cuarteto, sino que ahora se abriría un espacio para que
instrumentos de viento, más específicamente saxofones, creen un puente entre
las armonías y pulsaciones de los teclados y los insondables retazos de la
guitarra. En este nuevo periodo de Birdsongs, son dos los vientistas que se
suceden para ocupar este rol: antes de completar la grabación de este disco, el
primer novato Steve Adams dejó a la banda para ser reemplazado por Ken Field,
quien pasará a ser el vientista permanente. Claramente, el grupo estaba
decidido a generar nuevas estrategias a la hora de crear, arreglar y manejar
las nuevas ideas compositivas, con un mayor espacio para el colorido propio del
saxo y un reforzamiento del elemento jazzero, siendo así que esto último
significa reconsiderar el acento de las pulsaciones y cadencias dentro de la
peculiar propuesta avant-prog de la banda.
‘The True Wheelbase’ es un tema muy animado, como si fuera sacado de la banda
Sonora de una película de James Bond o una serie televisiva de detectives. Los
dos vientistas se sienten muy cómodos generando robustos aires de big band
dentro del pegadizo esquema de la pieza. ‘They Walk Among Us’ prosigue con este
espíritu de película, pero esta vez al modo de un thriller de ciencia ficción
(como se alude en el título): los densos soundscapes de guitarra, el compás
casi marcial y la sonoridad opresiva del ensamble son gestos innegables de esta
imagen cinematográfica. ‘Coco Boudakian’ es el primer ejemplo directamente
claro de los nuevos vientos que corren en el mundo de Birdsongs of the
Mesozoic: RIO pulsátil y poderoso empapado de aires fusionescos y con
preocupaciones melódicas más pronunciadas que en la etapa de Roger Miller. En
‘I Don't Need No Crystal Ball’, el grupo claramente sigue haciendo guiños
inconfundibles a su pasado inmediato, pero se nota también que hay interés en
crear un dinamismo diferente, algo un poco menos perturbador (pero todavía
perturbador, que conste). ‘Chariots of Fire’ es el primer momento de relax: a
pesar de estar compuesto por el guitarrista Martin Swope, el tema comienza un
buen primer trecho con el dominio del piano y un etéreo saxo soprano. El solo
de guitarra sale a relucir específicamente para la coda. Si el tema que
acabamos de comentar comenzaba como un ensueño para luego explotar en un breve
epílogo explícito, esta vez ‘Magic Fingers (25¢)’ se explaya en lo ensoñador de
manera consistente, desde el principio hasta el fin. Este ejercicio de música
minimalista con ribetes jazzeros me recuerda al Shadowfax más introspectivo –
así de evocativo se pone el presente quinteto en este tema tan hermoso como
crepuscular. La pieza homónima es ya una declaración sobre los nuevos
principios de BOTM: este tema tiene más de jazz-rock en clave fusión y
alimentado con un filo experimental que de progresivo experimental con
tendencias jazzeras. No es que BOTM vaya a renunciar al RIO, pero
definitivamente el grupo está acomodándose rápidamente a su nuevo esqueleto
sonoro.
‘On the Street Where You Live’ busca afianzar más hondamente este proceso de
reacomodamiento: se trata de una cálida exhibición de fusión con raigambre
latino-tropical, casi parecido a una rumba jazzeada ejecutada por músicos de
Univers Zero en un descanso de las sesiones de grabación del “Uzed”. La tensión
está allí, pero su esquema vital consta de células radicalmente renovadas.
‘Maybe I Will’ tiene también algo de fusión al comienzo, pero luego el asunto
se traslada hacia atmósferas más misteriosas. ‘There Is No One’ tiene una base
rítmica fuertemente tribal: el elemento fusión ahora está al servicio de la
predominante inquietud propia del chamber-rock en su faceta más aterrorizadora.
‘Slo-boy’ ofrece el contraste adecuado: se trata de una pieza muy lírica, no
desprovista de misterio, capaz de hacernos recordar a Happy the Man o However
en sus momentos más intimistas. ‘Pteropold’ llega para animar el ambiente con
su proyección jazz-rockera de raigambre Latin antes de que llegue ‘Just Say
Yes’ para cerrar el álbum. ‘Just Say Yes’ despliega un espacio de 5 minutos con
envolventes texturas minimalistas orientadas hacia un ensueño cósmico: las
capas de teclado y flotantes retazos de guitarra conforman una banda sonora
adecuada para un espejismo inundado de colores suaves, casi transparentes. De
este modo termina “Faultline”. Este disco debe ser apreciado como un camino de
aprendizaje avanzado en busca de la obra maestra tras un nuevo renacer, algo
que Birdsongs of the Mesozoic finalmente concretará en disco como
“Petrophonics” y “Dancing on A’A”.
César Mendoza
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