- The Perils of Passion (5:34)
- Myths [Parts I - VII] (21:30)
- Twice Bitten (1:27)
- Falling over Fear (6:05)
- Holding up Half the Sky (3:40)
- The English Lesson [a) The Noun; b) The Verb] (4:44)
- Suddenly South (7:00)
- P.S. (3:02)
Integrantes
- Tim Drumheller: teclados, flauta dulce, percusión
- Rick Eddy: teclados, guitarras acústica y eléctrica, trompeta, percusión
Colaboradores – James newton (teclados, percusión), Eric Otti (guitarra
clásica), Moe Vfushateal (batería), Steve Williams (guitarra eléctrica,
bajo, teclados), Dave Yohe (bajo, contrabajo)
Siguiendo con mi lenta y tardía exploración en el repertorio del grupo
norteamericano A Triggering Myth, me he topado recientemente con su segundo
disco “Twice Bitten”, un trabajo musical cuya virtud más saltante reside en
la elegante y bien amalgamada articulación de diversas ideas melódicas y
ambientes.
ATM se preocupa principalmente por crear un sonido sofisticado de fuerte
raigambre jaezada que, a la vez, porte un acento lírico relevante. El tema
de entrada ‘The Perils of Passion’ muestra una grácil combinación entre
Happy the Man y Gilgamesh, y algo parecido sucede después en ‘Falling over
Fear’, al menos hasta que la coda sombría entra en acción para instilar
algunos insospechados aires de corte RIO. La ideología lírica de ATM también
se manifiesta a partir de coordenadas ambientales académicas, tal como lo
demuestran piezas tan intimistas y serenas como el homónimo (hermoso solo de
piano sazonado con sobrias orquestaciones de sintetizador) y el pastoral
‘Holding up Half of the Sky’ (basado en un dueto de guitarras acústicas), el
cual no hubiera estado fuera de lugar en un disco de Anthony Phillips. Pero
si de llevar el lirismo hacia picos musicales más ambiciosos, pues aquí
también disponemos de ‘Myth’, una enorme suite de 21 minutos de duración que
contiene siete secciones. Se trata de una obra bastante versátil, dispuesta
para que el grupo exponga sus preocupaciones más experimentales. El acento
que el grupo y sus colaboradores de turno ponen a las estructuras y
ambientes orquestales sirve para que se incluyan elementos de minimalismo y
academia atonal del siglo XX. Imaginemos lo que hubiese resultado si Anthony
Phillips hubiese concebido su opus “Slow Dance” con la colaboración de
algunos miembros de Univers Zero, y así podremos hacernos una hipótesis
cercana respecto a la onda de esta suite. Así es, el RIO entra como
ingrediente adicional dentro de la habitual amalgama estilística del grupo:
mención especial para los solos de guitarra y sintetizador que entran a
tallar entre los minutos 11 y 12:30. Ahora bien, lo más perturbador no entra
aquí para dominar la escena, sino para fungir como delicado contrapunto al
lirismo más esencial de la visión musical compartida por Drumheller y Eddy –
al respecto, cabe mencionar el hermoso motivo de piano que se expande a
partir del minuto 13 por 1minuto y medio. El motivo final también resulta
sumamente hermoso, a medio camino entre el Wakeman más sereno y las
excursiones melódicas de Patrick Moraz.
Sin duda, el ítem más bizarro de este disco es el díptico ‘The English
Lesson’: la sección ‘The Noun’ consiste en un elegante juego de polifonías
renacentistas que irradian una majestad juguetona, mientras que la sección
‘The Verb’ torna en un despliegue aleatorio de efluvios cósmicos de
sintetizadores (imaginemos un híbrido entre Art Zoyd, Cluster y el
“Beauborg” de Vangelis). La sofisticación progresiva jaezada regresa
esplendorosamente para la pieza ‘Suddenly South’, tal vez la más enérgica de
todo el disco, incorporando una sensibilidad casi funky al asunto, aunque
sin abandonar las permanentes alusiones a Happy the Man, el Canterbury más
cándido, y de forma ocasional, Gentle Giant. En fin, el disco se cierra con
una pieza lenta crepuscular: ‘P.S.’ me hace evocar una despedida a los
destellos postreros del atardecer para dar la bienvenida a la luna y su
cortejo de estrellas y a todos los sentimientos meditativos que inspiran.
César Mendoza
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