Temas
- Musique Pour L'Odyssée (17:05)
- Bruit, Silence - Bruit, Repos (10:44)
- Trio "Lettre D'Automne" (7:01)
Integrantes
- Michel Berckmans: oboe, fagot
- Franck Cardon: violín
- Daniel Denis: percusión
- Gérard Hourbette: viola, violín
- Jean-Pierre Soarez: trompeta
- Thomas Michel: saxofones
- Thierry Zaboitzeff: bajo, cello, voces
Segundo disco de Art Zoyd, “Musique Pour L’Odyssée” define de manera clara y
directa el concepto de chamber-rock: el desarrollo de una vertiente progresiva
notablemente marcada por las teorías modernistas de la música de cámara, dando
plena preferencia a la instrumentación académica. Una peculiaridad ocurrida en
el seno de Art Zoyd durante la concepción y grabación del presente disco fue la
incorporación de algunos miembros notables de Univers Zero como son Michael
Berckmans y Daniel Denis. La labor del segundo no resulta tan relevante como la
del primero, cuyos aportes al fagot y al oboe alimentan muy bien las líneas
dibujadas en diversos momentos por la trompeta, el saxo y los violines.
Teniendo en cuenta que Univers Zero estaba ad portas de terminar su segunda
obra “Heresie” (uno de sus discos cumbre), no es de extrañar que de esta
asociación surgiera la inquietud de parte de la gente de Art Zoyd por explorar
su faceta más misteriosa: además, por lo menos en lo que concierne a la suite
de 17 minutos que da título al disco, lo misterioso transita por caminos
siniestros de envergadura dramática.
Comenzando con una fanfarria provista de una alevosa languidez tétrica, el tema
homónimo ocupa toda la primera mitad del disco y lo enmarca dentro de una
dirección claramente definida en la que lo terrorífico y lo dadaísta confluyen
en un esquena sonoro peculiar y único. A poco de pasados los 3 minutos, el
ensamble concluye la fanfarria introductoria y pasa a un motivo nuevo más
explícitamente intenso, basado en las cadencias rítmicas del cello y la viola
mientras que el violín, el oboe y los metales se explayan en abrumadores
retazos neuróticos capaces de manifestar vitalidad a través de su eminente
tortura. Al llegar tan abruptamente un giro dramático hacia un pasaje más sutil
basado en las cadencias vibrantemente entrecortadas del cello, se prepara el
terreno para la creación de una nueva atmósfera en crescendo, la cual conduce a
una plenitud rítmica que parece emular el esfuerzo titánicamente muscular de
los remeros por mantener el barco a flote en medio de los entuertos que deben
experimentar constantemente Ulises y sus compañeros de viaje. Los cambios de
ambiente reflejan muy bien la inestabilidad y la incertidumbre del momento. Las
amalgamas y diálogos que establecen las cuerdas, maderas y metales a lo largo
de este trayecto engloban una energía tan potente como inescrutable. Atravesado
el margen de los 11 minutos, pasamos a un nuevo motivo ceremonioso, cuyo
carácter contenido está muy bien establecido por el contraste entre las
pulsaciones de las cuerdas y las espartanas notas emitidas por los vientos.
Este pasaje se alterna inteligentemente con el siguiente motivo, cuyos momentos
de fastuosidad cinematográfica, al modo de una iluminación en el cielo que
anuncia el arribo de un nuevo día. El clímax cacofónico que se va armando
durante los últimos 105 segundos tiene una polenta contundente, salvada de la
“brutalidad” merced a la inteligente visceralidad con la cual el ensamble
maneja sus diálogos internos. ‘Bruit, Silence - Bruit, Repos’ recoge la
inapelable majestuosidad que se había manifestado tan magníficamente en la
última sección de la suite precedente y la lleva inicialmente por un sendero
más colorido. Luego, las cosas pasan a una ambientación más grisácea donde se
alternan secciones caracterizadas por una densidad controlada con otros en los
que la extroversión neurótica se explaya en perturbadoras disonancias. También
hay un pasaje que emerge a partir del minuto 6 donde se hace una especie de
reconstrucción de un bolero sinfónico a lo Ravel impregnado con cadencias
jazz-fusión empleadas de manera muy discreta. Cuando de repente surge un pasaje
más inquieto, las cosas pasan a una dimensión siniestra parecida a la que
hallamos en algunos momentos clave de la suite (y en los primeros discos de Art
Zoyd). El bajo asume cierto protagonismo en la mezcla en medio del arsenal
sonoro que lo rodea. La sección reposada que opera como breve epílogo para esta
pieza ofrece un tránsito seguro hacia el tercer y último tema del disco, ‘Trio
"Lettre D'Automne"’. Se trata de un trío de cuerdas cuyo recurrente espíritu
otoñal parece retratar un ambiente de reflexión y evocación. Los aleteos
constantes a los cuales se someten las cuerdas exhiben una sensación de remezón
espiritual, pertinentemente enfocado en el impacto que la nostalgia crea en
nuestra vida cerebral. Hay unos pasajes más calmados en los que el lirismo
texturial reemplaza a la densidad explícita, creando de esta manera una
momentánea aura romántica.
De este modo concluye “Musique Pour L’Odyssée”, tal vez la obra más etérea de
Art Zoyd en cuanto al despliegue sonoro llevado a cabo y los arreglos empleados
para las ideas compositivas del repertorio. Este disco es una obra clave dentro
del desarrollo del movimiento RIO, y sin duda alguna, un punto de referencia
crucial para entender la primera fase de este ensamble.
César Mendoza
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