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 Absolute Zero : "Crashing Icons" (2003)

Primero quiero disculparme por la extension de esta reseña; creo que tanto el disco como el intento de describir cualitativamente algo relativamente complicado lo justifican.

Lo de "cualitativo" viene a cuento de la falta de conocimientos tecnicos del que suscribe, con el fin de que nadie se lleve a engaño o se lleve impresiones equivocadas. Es dificil explicar por que, a falta de tales conocimientos, musica tan rara puede llegar a producir sensaciones tan agradables en un oyente poco instruido (me refiero a mi, claro), pero me limito a constatar un hecho y lo intento argumentar de acuerdo al lenguaje que esta a mi alcance. Pido disculpas por adelantado, y animo a los lectores que conozcan este trabajo a escribir una critica mas tecnica (por ejemplo, la reseña sobre Henry Cow de Cesar Mendoza, hace dos o tres numeros) Todos (empezando por mi) tendriamos mucho que aprender.

La musica de Absolute Zero bebe de las fuentes del RIO (rock en oposicion), con intrusiones tanto en la musica de camara urbana o el ruidismo como en el extremo opuesto del espectro y es que en este disco no se le hacen ascos a juegos minimalistas; creo que eso dara una idea de lo eclectico que resulta el trabajo.

El sonido es tremendamente peculiar y es la primera fase para saber si hay que descartarlo o (como me ha pasado a mi) se experimenta una atraccion inmediata. La vocalista (Aislin Quinn, tambien teclados) me recuerda a veces en la forma de cantar a Laura Martin (Finneous Gauge), aunque el tono de voz sea muy distinto. He leido de gente que la emparenta con Daghmar Krause (Slap Happy), y la verdad es que no habia caido, pero en la forma de cantar, recuerda, es cierto. La percusion (Pip Pyle, que ya paso por Gong, Hatfield and the North y otros muchos) por lo general, me recuerda mas a grupos de Canterbury temprano (primeros Caravan, Andy Ward con Camel, etc) que a gente del estilo de David Kerman, aunque tan tremendamente variada y compleja (o a mi me lo parece) como para dedicarle un tratado solo a eso. Y que decir del bajo (Enrique Jardines, ex-cubano de antepasados alicantinos hoy afincado en Miami y que que fue cajero hasta que algun problema con su proveedor de Internet lo hizo caer), terrible, sucio, omnipresente a lo largo del disco, una bestia, quizas recuerde al de los Boud Deun de "Belfast" en la forma de sonar. Aparecen guitarras, instrumentos de viento ocasionalmente (aunque estos no tienen un protagonismo tan preponderante como el que pueda tener en Blast, a los que no les he cogido el tranquillo, o algunos Univers Zero) y, ya digo, un repertorio de percusion/teclados que enriquecen mucho los temas.

Estos (cuatro), oscilan entre los casi 12 y 25 minutos. Lo cual no echa ni mucho menos para atras durante la escucha, ya que los cambios constantes (pese al "poso" minimalista de fondo que mencionaba antes, en algunos temas) mantienen continuamente la atencion del oyente. Un ejemplo: hay temas de Don Caballero que poseen ese mismo fondo minimalista (que me corrija el Sr. Romeo si me equivoco, que es muy posible), pero los juegos alrededor hacen que las canciones evolucionen, cambien y mantengan el interes incluso del oyente mas embrutecido (claro que alli la bateria de Damon Che tambien es para darle de comer aparte).

Que nos podemos encontrar en un tema de este disco? Pues comienzos "magmaticos", a una sola voz; referencias a Art Bears en sus partes mas melodicas, riffs sucios y tremendos de bajo, solos de teclado a la French TV, con toques de jazz (y hasta algo de dadaismo, diria yo; "Inca Roads" de FZ tambien aparece como referencia?), juegos disonantes del resto de la instrumentacion con un riff machacon de fondo (que lo puede hacer cualquier intrumento). Para aderezar, alguna seccion de "ruiditos" (bajo, teclados, percusion... Henry Cow y algunos temas del "Legend" o el "Unrest" , o King Crimson y los minutos de en medio de "Moonchild" pueden compararse), ritmos roqueros y recuperacion de la melodia vocal inicial; eso solo para empezar el disco (esto es una suite?). Esto es solo lo que un paleto como yo es capaz de ver en el primer tema.

El segundo corte se caracteriza por la profusion de la percusion tropical y repeticion de escalas que suben cada minuto (aprox.), mientras los demas instrumentos van cada cual a lo suyo: es como el negativo de una foto de la Mahavishnu Orchestra. Episodios similares se suceden tras interludios jazzeros, y aqui podemos empezar a escuchar extraños tratamientos de voces; no tiene nada que ver, lo se, pero escuchando esto me me ha venido a la memoria lo poco que conozco de los Golden Palominos. Los tonos de la guitarra a veces son sustituidos por repeticiones de algun instrumento; cuando uno se repite los otros van por su cuenta, ya digo. La parte vocal entra suavemente a los nueve minutos, casi. Las formas han cambiado, el fondo sigue siendo el mismo. A los casi trece minutos ya (creo) nos hemos metido de lleno en un paisaje de jazz contemporaneo (por hacer una semejanza, mas similar al "The Memphys years" de George Cartwright en solitario, que a los Curlew, propiamente dichos).

El tercer corte es el que menos me gusta desde el punto de vista (ejem) melodico pero el que mas grandes sorpresas me ha traido, ya que, llevados por un bajo potente, percusion muy ligera y con la ayuda del viento, vamos pasando por figuras reconocibles del rock hasta un climax brutal en el que los juegos instrumentales se hacen deformando sonidos de percusiones y voces (algunas en castellano!): o como jugar con el mismo fondo que Xavier Cugat y llegar a un planteamiento en el otro lado de la galaxia. Macho, yo alucino.

La que tiene estructuras mas repetitivas es la cuarta cancion, que tras un comienzo muy melodico, coquetea incluso con el tango; si bien puede que sea donde la influencia minimalista se note mas en las formas, ello se compensa con una cantidad de juegos y recursos sencillamente apabullante; los recursos instrumentales (esas pequeñas fracciones, ahi, al fondo que vas escuchando, reconoces, e inmediatamente son sustituidas por otras totalmente diferentes) de estos minutos bastan para completar toda la carrera de otros grupos que conozco. Y lo mas sugerente, posiblemente, sea el uso apabullante de los juegos vocales (no quiero decir de voces, sino CON las voces), que aqui definitivamente se convierten en otro instrumento mas; lo que permite otra vez, en este genero, proponer otra alternativa al mellotron que tanto nos gusta...

En definitiva, un grupo capaz de saltar varias veces no ya de tema o ritmo, sino de estilo en el transcurso de unos minutos, sin perder la mas minima coherencia; capaz de las propuestas menos asequibles y de las melodias mas facilmente aprehensibles (que se machacan sobre la marcha), lo que esta diciendo que esta gente es capaz de hacer lo que quiera y cuando quiera.

Si eres capaz de asumir riesgos, y terminas disfrutando aquellos discos que al principio te causaron pesadillas, aqui tienes una propuesta interesante..

Si aprecias exclusivamente la hermosura de una melodia por su capacidad de engancharte a la primera, este trabajo podria (observese el condicional) parecerte tremendamente denso, agobiante, o incluso como diria uno de mis alumnos, "una paranoia". Si, como yo, estas en tierra de nadie y por una parte, adoras algunas cosas de Univers Zero aunque otras no las entiendas, este disco te interesa!!

Un saludo.

Jose Luis Mas

Temas

  1. Bared Cross (13:47)
  2. Further On (20:43)
  3. Stutter Rock/You Said (11:49)
  4. Suenos Sobre Un Espejo (16:46)

Integrantes

  • Aislinn Quinn: teclados, voz, percusion
  • Enrique Jardines: bajo, percusion
  • Pip Pyle: bateria, percusion Colaboradores – Keith Hedger (trompeta, percusion en 4), Jim Stewart (percusion en 2 y 4)

Absolute Zero es una banda norteamericana con una leyenda viviente inglesa dentro – me estoy refiriendo al eximio baterista Pip Pyle [Hatfield & the North, National Health, Gong] quien presta su curtida tecnica al servicio de este combo RIO en sus vuelos musicales deconstructivos y ampliamente delirantes. Formado por el bajista Enrique Jardines a principios de los 90’s, Absolute Zero logro registrar en “Crashing Icons” su primer CD de larga duración despues de una retahila de publicaciones discograficas de corta duracion (basicamente, demos). Pues bueno, la vision musical del grupo parece ser una manifestacion directa y literal del titulo en cuanto al orden, esquema melodico y convenciones estructurales: todos ellos quedan reducidos a la minima expresion de cero absoluto. Jugando con la radical sorpresa propia del free jazz, las interacciones instrumentales y dadaistas vocalizaciones derivan en constantes cambios de ritmo y ambiente, sentido de caos sonoro, travesuras surrealistas,... todo ello ejecutado con majestuosa inventiva por las solidas y agresivas labores de Jardines y Pyle, mientras que Quinn añade matices, adornos y algun que otro solo de teclado y canta con un espiritu libre semejante al de Deborah Perry de Thinking Plague (y por extension, al de Dagmar Krause durante la epoca de Art Bears). La influencia mas evidente en el sonido de AZ es el Henry Cow mas radical, el del ‘In Praise of Learning”.

En cierto sentido, los teclados de Quinn proveen algo de lirismo a un sonido global que suele estar dominado por los notoriamente agresivos aportes del bajo de Jardines – hay que ver que cosas tan increíbles hace este señor con su instrumento, llevadolo a los confines propios de la guitarra primera sin empacho alguno. El hecho de que c/u de los temas sea particularmente extenso (entre los casi 12 minutos y mas de 20 minutos de duracion) permite la creación de espacios mas que suficientes como para que los músicos se explayen en sus ideas, variantes y, sobre todo, las sorpresas que se van acumulando inmisericordemente.

El Latin jazz y la musica etnica exotica son elementos integrados dentro de la impresionante paleta sonora de Absolute Zero, tal como se deriva de ciertos pasajes de los temas: las cadencias particulares de ambos recursos estilisticos ayudan al material a mantener una patente frescura en medio de la continua experimentacion visceral. Esto se nota de manera especial en ‘Further On’, que es, a la sazon, el tema mas largo. La presencia destacada de percusiones tonales de corte africano opera como un catalizador de colores en medio de la niebla radicalmente neurotica creada por el trio nuclear. Pero no vale quejarse a estas alturas del partido: ya desde el tema de apertura ‘Bared Cross’ el oyente sabe que el arte del ruido esta siendo usado a fin de poner a prueba los limites de su “sensatez” estetica e invitarlo a disfrutar de lo perturbador. En un disco tan parejo como este, me resulta un tanto dificil elegir a esta pieza como la mas notable, pero tengo bien en claro este veredicto personal. ‘Stutter Rock/You Said’ se centra mas en lo jazzero, combinando las evocaciones a la escuela de free jazz tal como se desarrollo en los 60’s y la frescura del funky: eso la hace la pieza menos inescrutable de este repertorio. Aqui hallamos los solos de teclado mas impresionante, asi como un guiño (otro mas) al Latin jazz: el anuncio que hace Jardines de Jim Stewart como “salsero fabuloso” y “maestro del ritmo tropical” antes de su solo de congas es sencillamente estupendo en su desenfado. Es en esta porcion donde el bloque sonoro entra en una exploracion casi infernal (dije que ‘Stutter Rock/You Said’ era menos inescrutable, no que estuviera exenta de locuras). Si en el tema precedente las cosas bajan un poco su nivel de neurosis, en el estupendo tema de cierre parece haber una mayor apertura al lirismo en medio del perpetuo dadaísmo – ‘Suenos Sobre Un Espejo’ contiene un clima onirico, manifestado con sutileza mas sin ocultamientos. La aparicion de pasajes oscuros y el empleo de vocalizaciones pomposamente ceremoniosas, en vez de dirigirse hacia lo tetrico o algo parecido, realzan efectivamente el absurdo de lo irreal: esto, en el mundo musical de AZ, significa traernos un poco de desestructuracion e invitarnos a compartir la carga. La coda es lo suficientemente explosiva como para recordarnos que dicha carga implica, ante todo, un desafio.

“Crashing Icons” es esencialmente un disco martilleante y abrumador, el mismo que explota la herencia del RIO con energia, inventiva, e incluso descaro irreverente. Se trata de una labor de absoluta compenetracion entre musicos que ponen sus ideales anarquicos al servicio de un bloque comun mientras van interactuando sobre la marcha. Creo que esta es lo mas adecuado que tengo a mi alcance para describir la alucinada oferta de Absolute Zero. Disco sumamente recomendable, pero tambien alevosamente “esoterico”: es un disco que busca su propio auditorio con mirada hermetica y criterios incendiarios.

Cesar Mendoza

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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