Hola a todos,
"La música es emoción". El pasado sábado 7 de noviembre tuve ocasión de ver
materializada una de mis máximas favoritas en el concierto que Steve Hackett
y su banda ofrecieron en la sala l'Alhambra de París, un pequeño local (como
un Razzmatazz 2 barcelonés) que bajo mi punto de vista se quedó pequeño para
las calculo que 1000 personas (de pie) que acudieron al evento. Pues emoción
hecha música fue lo que sin duda nos ofreció el sexteto, a caballo entre la
presentación de los temas del nuevo trabajo del guitarrista ("Out of the
tunnel's mouth") y algunos de los clásicos más queridos tanto de su carrera
en solitario como del grupo que le dio todo como músico. Cuando se trata de
Genesis, uno no puede por menos que recordar la maravillosa cursilería que
hace ya muchos años leí en el "Moog rock", un cuaderno editado por la
revista Vibraciones que, en una era sin Internet, venía a descubrirnos a los
aficionados que en los años 70 aún andábamos en pantalón corto algunas joyas
de esa época, y que supuso para muchos un auténtico oasis en el desierto
informativo sobre el género de principios de los 80: "Un disco de Genesis se
acoge como a un buen amigo, con ternura y complicidad: como una tierra
fértil tras mucho tiempo roturada". Y cuando una música te estremece,
humedeciéndote los ojos, y te permite tocar con las yemas de los dedos la
felicidad, uno recuerda de qué está hecho y por qué merecen la pena muchas
cosas.
En fin, el concierto se dividió en dos partes bastante bien diferentiadas.
En la primera de ellas, la banda equilibró la presencia de temas del nuevo
disco con clásicos de Hackett en solitario, sin presencia de temas de
Genesis, y en la segunda sobrevino la apoteosis, ayudada por una notable
mejora del sonido. Al llegar al local una hora antes nos encontramos con una
larga cola (en la que por cierto nos entregaron propaganda de la próxima
minigira de Galadriel, que pasa por París) y francamente temí que, si la
sala era pequeña, veríamos el concierto desde las puertas (como una vez me
pasó en la sala Bikini con Camel). Afortunadamente la sala era pequeña como
he dicho pero no tanto, y nos situamos hacia la mitad de la misma, no era un
mal sitio. Por cierto, los responsables tuvieron el acierto de amenizar la
espera con el Insurgentes. Hacias las 8 la banda hizo su aparición en
escena: el sobrio pero efectivo teclista Roger King, colaborador de Hackett
desde hace años, el buen baterista y cantante Gary O'Toole, el
bajista/stickista Nick Beggs (con un extraño aspecto mezcla de Brad Pitt y
Asterix, con falda y chaleco de cuero, y que alternaba la aspereza de su
Rickenbacker con la finura de un fretless y la amplitud de registro de un
stick), el magnífico saxofonista/flautista/percusionista ocasional (soberbia
labor al soprano la suya) Rob Townsend y una mujer rubia a voces y guitarra
rítmica con cuyo nombre no me quedé y que se limitó a reforzar discretamente
voces y guitarras. Más, naturalmente, el ovacionado Steve Hackett, que ha
dejado atrás el look un tanto mafioso de traje, camisa y corbata negras,
gafas oscuras y pelo corto para retornar al aspecto de la época Please don't
touch-Spectral mornings, con greñas y un aire más juvenil pero claro, con
alguna cana y los mofletes flácidos. No voy a poner el setlist completo
entre otras cosas porque no lo recuerdo y tocaron temas que no conozco (por
ejemplo los del último disco), pero sí diré que empezaron el concierto con
la crimsoniana Mechanical bride, una especia de mezcla entre 21st Century
Schizoid man y Pictures of a city de su penúltimo álbum, y tras un par de
temas del último trabajo sacaron ya el primer clásico del baúl, Everyday.
Tras dos temas más del último disco, siguieron con otro de los temas que no
suelen faltar en el repertorio de Hackett, ni siquiera en sus actuaciones
acústicas, Ace of wands. La cuota de temas clásicos de la primera parte se
cerró con The Steppes, con una larga intro un poco en plan Passion de
Gabriel, y la frenética Slogans. Cuando la banda anunció el descanso, mis
sensaciones eran un tanto agridulces: el sonido no era malo pero era
bastante mejorable; la banda, aunque ejecutaba los temas con frescura y
solvencia técnica, sonaba un poco plana, sin profundidad, e incluso algunos
de los temas quedaban, para mi gusto y por comparación con los originales,
un poco bajos de tempo y faltos de un pelín más de punch o agresividad
(sobre todo por parte del batería, a pesar de esto que digo magnífico). La
mezcla de repertorio tampoco me convencía demasiado hasta el momento, ya que
predominaban los temas nuevos, algo totalmente legítimo, entendible y por
supuesto loable desde un punto de vista artístico para un músico que
pretende seguir escribiendo páginas en su carrera sin limitarse únicamente a
mirar atrás, pero claro, a mí lo que me pedía el cuerpo eran clásicos, y más
después de ver set lists de hace tamn sólo unos meses. Y eso que los temas
del último disco no sonaban mal, quizás un tanto lánguidos y llenos de las
típicas armonías vocales de los discos de Hackett (tipo "Time to get out" o
"The virgin and the gypsy", para entendernos), tan perfectamente ejecutadas
que me da la impresión de que allí había gato encerrado
.
Pues bien, todas mis tribulaciones desaparecieron de un plumazo en la
reanudación. Con una mejora notable en el sonido, mucho más consistente y
profundo, la banda ejecutó de una tacada Spectral Mornings, Firth of Fifth
(por fin veo a Hackett ejecutar su solo en directo!), el set acústico de
guitarra española con la preciosa Walking away from rainbows, Horizons y
Blood on the rooftops, que sonó preciosa al estar más matizada que alguna de
las versiones que he podido ver por Youtube (que ya de por sí eran muy
buenas), y que cantó muy bien en batería. Sólo por el infinito placer de
escuchar este tema y Firth of Fifth en directo ya valían la pena el viaje
para asistir al concierto. Tras algún que otro respiro, con algún tema
relajado del último disco, la banda volvió a la carga con Fly on a
windshield + Broadway melody of 1974, seguido de un solo de stick del señor
Nick Beggs, un blues (no tengo presente si incluido en su disco Blues with a
feeling), algún otro tema del último disco (esta vez más enérgico y que me
gustó bastante más) para enfilar la recta final con la particular versión a
la "Genesis Revisited"/"The Tokio tapes" de Los Endos. Tras la espectacular
ovación del respetable, la banda reapareción en escena para ejecutar un
único bis, el tema "Clocks".
A pesar de que quedaron en el tintero temas como "Please don't touch" (otro
de los presentes casi siempre en sus conciertos), "A tower struck down" o la
genesiana "In that quiet earth", la verdad es que la sensación de
satisfacción al final del concierto fue total, por mi parte y por parte de
todos los asistentes, creo yo.
Y es que hay amigos que llegan para quedarse toda una vida...
Javi Herrera
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