Temas
- The Ceiling Speaks (8:26)
- The End of the Endless Majority (3:18)
- We Are Sane (12:04)
- Fact and Fiction (5:27)
- The Poet Sniffs a Flower (4:03)
- Sequences (17:14)
- Creepshow (12:06)
- East of Eden (5:14)
- Love Song (8:29)
Integrantes
- Andy Revell: guitarras, teclado, coros
- Geoff Mann: voz, percusión
- Brian Devoil: batería, percusión
- Clive Mitten: bajo, guitarras, teclado, coros
- Rick Battersby: teclados
Registrado a partir de dos de las últimas actuaciones en vivo de Twelfth Night
durante la era Geoff Mann, efectuadas en el legendario local londinense Marquee
los días 4 y 5 de noviembre de 1983, “Live and Let Live” es un ítem
importantísimo a la hora de evocar y comprender la dimensión más poderosa de la
nueva ola del rock progresivo británico. De hecho, Twelfth Night fue una de las
bandas decisivamente pioneras de este resurgimiento “underground” de las
ambiciones sinfónicas dentro del rock británico tras el declive del punk: vaya
por dónde, justo cuando bandas como Marillion y IQ recién estaban estrenando
sus respectivos largas duraciones oficiales y aún le faltaba a Pendragon y
Pallas un año para jacer lo propio, Twelfth Night ya estaba enfrentando la
crisis definitiva de su formación clásica. Como sea, “Live and Let Live” es un
testimonio directo e inapelable de la polenta, emotividad y precisión técnica
que TN derrochaba en sus conciertos, generando así una empatía tremendamente
compacta con el público (especialmente, su fiel hinchada): esta edición digital
contiene bonus tracks, yendo más allá del repertorio original de 6 canciones.
El concierto comienza con una intro consistente en una secuencia mecanizada, al
modo del cansino martilleo de una prensa industrial imitado por un programa de
sintetizador. De este modo se marca la pauta para la canción de entrada, ‘The
Ceiling Speaks’, canción muy llamativa en su mezcla de vibración rockera
medianamente compleja y entusiasmo religioso. Para esta canción, el
habitualmente bajista Clive Mitten comienza el concierto como segundo
guitarrista, dividiéndose los solos con Revell. La letra es un canto al poder
salvador del amor a Cristo, algo que Geoff Mann utiliza aquí para expresar su
nuevo camino de vida, la de formarse en el sacerdocio – esto no le impidió
encauzar su dimensión creativa a través de una carrera musical solista y con
otros proyectos grupales de corta duración. ‘The End of the Endless Majority’
es un suave dueto de guitarras que sirve para que el grupo exhiba, como a veces
solía hacerlo, su faceta más relajada bajo un esquema pastoral. Al terminar el
último acorde, unas cortinas de sintetizador y una satírica introducción de
Mann dan inicio a la ejecución de ‘We Are Sane’, suite progresiva clásica de la
banda, uno de tantos manifiestos de contracultura y crítica política a los
cuales fue consistentemente adepta la banda desde el ingreso de Mann. ‘Fact and
Fiction’ es una muestra de la faceta más amistosa con el pop de parte de
Twelfth Night, en este caso, al estilo de un híbrido entre OMD y Gary Numan.
Con Mitten y Revell tocando sintetizador junto al teclista de siempre
Battersby, el grupo se transforma en un ensamble de tecno-art-rock. La
presentación que hace Geoff Mann, ayudado por un también carismático Mitten en
su imitación de discurso presidencial, es de antología. ‘The Poet Sniffs a
Flower’ es el instrumental que naturalmente se expande a partir de la nota con
la cual concluye ‘Fact and Fiction’: este elegante despliegue musical bebe de
las fuentes de Genesis y Camel, pero con ese filo propio que TN sabe
fluidamente insuflar a sus composiciones. El estilo guitarrero tiene varios
resabios de Gilmour y Hackett fáciles de advertir par el fan progresivo
mínimamente informado, pero también se hace eco del refinamiento heavy de un
Steve Harris y de la vibración grisácea de un John Ashton (Psychedelic Furs).
‘Sequences’, con sus más de 17 minutos de duración, se articula como otra suite
progresiva particularmente ambiciosa. Portando un espíritu ágil y agrio al modo
de ‘We Are Sane’, su temática antibelicista ubicada en el contexto de la
propaganda manipulatoriamente patriótica de aquellos tiempos, el grupo se
engarza en un esquema sonoro más agresivo que nunca antes en todo el concierto.
Con un toque de silbato y su marcada enunciación de la frase "Alright lads!
Over the top we go!", Mann establece su propia variación del "A flower!"
gabrieliano con equivalente teatralidad y con una mayor acidez. Perpetuando el
aspecto épico al cual está llegando este registro, ‘Creepshow’ enfila sus
flechas críticas esta vez contra el poder enajenante y alienante de los “mass
media”, de acuerdo al interés de las máximas autoridades económico-políticas
por mantener al ciudadano de a pie en un lugar acrítico y resignado. Si bien no
existe una pauta matemática para medir “cantidades” de teatralidad, de todos
modos me atrevo a señalar que en esta canción el magnetismo histriónico de Mann
llega a su máximo culmen. Instrumentalmente hablando, esta pieza no ostenta la
misma plenitud que ‘We Are Sane’ o ‘Sequences’, pero sin duda supone un momento
de especial intensidad dentro de este repertorio. ‘East of Eden’ tiene un
espíritu marchoso y urgente, muy afín al estándar de la new wave como
Fischer-Z, por ejemplo. Este tema porta un gancho lo suficientemente fuerte
como para cerrar debidamente cualquier concierto, pero una ocasión tan especial
como ésta amerita un cierre más significativo para la banda y el público: el
himno pacifista de TN ‘Love Song’, como no podía ser de otra manera. El aire de
finalización se siente en el aire: Mann quiere concretar su marcha de las filas
de TN con este mensaje de esperanza, solidaridad y persistencia. El público
acompaña complacido a Mann, quien a su vez se muestra entusiastamente
melancólico en su despedida mientras un repetido solo de guitarra lleva al
cierre definitivo de esta última canción.
Ésta ha sido para mí la experiencia de “Live and Let Live”. Recomiendo este
ítem para todos los inquietos coleccionistas, pues en verdad que ofrece una
imagen sonora muy real del poder de Twelfth Night como fuerza creativa dentro
de una etapa en la que una porción del multívoco género progresivo estaba en
proceso de regeneración y revitalización.
César Mendoza
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