Temas
- Malthusian Dances (6:39)
- I Cannot Fly (8:34)
- Sleeper Cell Anthem (6:10)
- A Virtuous Man (11:45)
- The Gyre (4:42)
- Climbing The Mountain (8:38)
Integrantes
- Elaine Di Falco: voz
- Mark Harris: saxos y clarinetes
- Mike Johnson: guitarras
- Kimara Sajn: batería, percusión y teclados
- Dave Willey: bajo
Colaboradores - Kaveh Rastegar (bajo en 1), Robin Chestnut (batería en 5),
Dexter Ford (bajo en 5)
Thinking Plague, uno de los referentes más imponentes de la tradición
rock-in-opposition de los Estados Unidos, vuelve al ruedo fonográfico con esta
joya fonográfica titulada "Decline And Fall", un disco diseñado para continuar
por la veta de madurez estilística que el grupo tan genialmente encapsuló en
sus dos discos de estudio precedentes "In Extremis" (1998) y "A History Of
Madness" (2003). Estrictamente hablando, el nuevo disco se siente más cercano a
este último en el tiempo y en cuanto a estructura estilística, pero es fácil
comprender que la secuencia de estos tres discos conforma un proceso de
afianzamiento y robustecimiento de una forma ingeniosamente peculiar de hacer
rock-in-opposition con convicción y fuerza de carácter=85 y claro, por
supuesto, con infinitas cuotas de talento creativo. Bob Drake, consistente
colaborador de la banda y figura importante dentro de la vanguardia progresiva
norteamericana, ha realizado los procesos de mezcla y masterización de este
disco grabado durante la segunda mitad de 2011. La formación que grabó este
disco es casi la misma que se fue asentando a poco de partir la vocalista
Deborah Perry, excepto que Dave Kerman ya no está en la batería y el grupo no
cuenta con un teclista permanente desde 2009. Antes esta coyuntura, el
multi-instrumentista Kimara Sajn se ha hecho cargo de la batería y el teclado
simultáneamente en la grabación de "Decline And Fall". Sajn es un músico con
una larga trayectoria solista, y su solvencia a las baquetas y las teclas es lo
suficientemente grande como para que los aportes percusivos y melódicos que él
genera desde su doble posición provoquen una tremenda repercusión en el sonido
global de la banda. Harris, por su parte, si bien recién fue miembro del grupo
durante el proceso de producción de su tercer disco a fines de los 80s, ya es
dueño de facto de la estructuración de los vientos dentro de la esencia nuclear
de Thinking Plague. Elaine Di Falco asume solventemente su posicionamiento como
front-woman: ella está situada más allá del simple rol de "reemplazo de Deborah
Perry" (ojo, no hay ánimo de desestimar los aportes de esta última a los
mejores momentos de la historia de la banda).
"Malthusian Dances" abre el disco con un vigoroso ejercicio de temáticas
coherentemente disonantes y esquemas rítmicos tan intrincados como ágiles: la
banda le da un aire de absoluta y arrolladora distinción a la ilación de
misteriosas ideas musicales que se van generando a lo largo del camino. Un poco
como secuela del tema de entrada y otro poco como vía capitalizadora de las
aristas más grisáceas del ideario sónico de Thinking Plague, "I Cannot Fly"
encarna un impresionante despliegue de dinamismo manejado con pulcritud y
nervio: en cuanto a su estructura en sí, esta canción se puede describir como
una resurrección de una versión hiperbólica de Art Bears al más puro estilo del
mejor Thinking Plague, con algunos matices sombríos, tímidamente tenebrosos,
parcialmente afines al chamber-rock de raigambre francófona. La serie de
arreglos vocales expuesta por Di Falco a poco de pasada la barrera del quinto
minuto tiene algo de embrujador así como está empapada de perfumes
surrealistas. "Sleeper Cell Anthem" se dedica a insuflar aires de travesura al
esquema sonoro trabajado por la banda, incorporando arreglos y quiebres
inesperados a la ilación temática. Hay un detalle muy curioso, y es que resulta
que esta composición tan bizarra y "peligrosa" es ejecutada con la mayor dosis
de fineza que el ensamble ha exhibido en lo que va de disco: así pues, la
disposición de "Sleeper Cell Anthem" es de una locura arropada con finísimas
telas y embellecida con ornamentos inteligentemente sutiles. Después de poco
más de 21 minutos de música, queda claro que Thinking Plague sigue siendo un
indiscutido monarca de la vanguardia progresiva, y si acaso quedara alguna
partícula de duda al respecto, emerge a continuación "A Virtuous Man", la pieza
más larga del disco. A través de sus más de 11 minutos y medio de duración,
esta canción exhibe una cruza entre el delirio delicado de "Sleeper Call
Anthem" y el dinamismo atrevido de "I Cannot Fly". Hay momentos particularmente
intrigantes, como ese solo de clarinete bajo que parece exorcizar fantasmas
vengativos con engañosa suavidad, o aquellas capas de mellotrón (primero de
cuerdas, luego de coral) que se imponen como una densa niebla que no se sabe si
es ensoñadora o encubridora de un mal agŸero. La secuencia lánguida que
anticipa la definitiva conclusión de la pieza realza la sensación de
incertidumbre a la que la pieza ha estado permanentemente aludiendo.
Después de este peculiar viaje musical que se nos manifestó en la cuarta pieza
del disco, no viene nada mal que "The Gyre" aplique algunas cadencias
juguetonas al asunto, aunque la densidad sonora y el apogeo de lo disonante
siguen siendo las bases irrefutables de este juego mágico donde se organiza la
visión musical de Johnson, Harris y co. De hecho, se nota un incremento en el
vigor rockero de la banda a la hora de diseñar y ejecutar esta pieza: el grupo
está navegando con un pie en la barca del chamber-rock a lo Present y el otro
en la barca del Henry Cow de la etapa "In Praise Of Learning". El clímax final
es=85 !sencillamente fabuloso!, un desarrollo impecable de una arquitectura
tensa y retorcida que se mantiene coherentemente fiel a su propia ingeniería
interna con cada partícula de sonido. "Climbing The Mountain" cierra el álbum
al modo de una síntesis de muchas de las aventuras y trucos que se han venido
plasmando hasta ahora: aquí se retoma la sombría aureola de inquietud emocional
de "I Cannot Fly" con la misma soltura que se recapitula los deconstructivos
aires de travesura que tan buenos réditos habían generado para "Sleeper Cell
Anthem" o la ambientación densamente misteriosa de "A Virtuous Man". Un gran
cierre para un disco grandioso, enorme, genial: "Decline And Fall" es cualquier
cosa menos un declive o una caída en desgracia para Thinking Plague, una banda
que, campeando continuamente los temporales del negocio musical y la
inestabilidad de sus propias alineaciones sucesivas, demuestra que sabe
mantenerse como una personalidad fuerte que se sostiene con paso firme dentro
de la vanguardia del nuevo milenio. !!Imperdible!!
César Mendoza
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