Temas
- I Do Not Live 97 5:04
- Possessed 97 8:19
- How to Clean Squid 97 5:02
- A Light Is On and Name the World 97 1:32
- The Taste that Lingers On 97 2:12
- Four Men In the Rain 97 2:33
- Thorns of Blue and Red / The War 97 15:28
Integrantes
- Sharon Bradford: voz, ruidos, sintetizador Casio, efectos
- Bob Drake: bajo, batería, percusión, voz, guitarra, balalaika con arco,
piano, órgano, ruidos
- Harry Fleishman: piano, órgano, voz
- Mark Fuller: batería
- Mike Johnson: guitarras, sintetizadores, piano, tubos de metal, voz, ruidos
Colaborador: Mark Bradford (voz, ruidos)
Con un casi homónimo disco debut, el ensamble estadounidense Thinking Plague
dio unos importantes primeros pasos en la vertiente vanguardista del
plurivalente género progresivo. Siendo así que hoy por hoy, Thinking Plague es
todavía un activo punto de referencia inapelabe desde la consistente escena que
ha venido desarrollando y replanteando las herencias del R.I.O. y del
chamber-rock desde inicios de los 70s, resulta sumamente interesante percatarse
del despierto sentido de la aventura con el que el grupo creaba su repertorio
desde "... A Thinking Plague". Grabado un tanto artesanalmente y careciendo
todavía de un enfoque artístico 100% definido, Thinking Plague tiene
suficientes dosis de imaginación y solvencia técnica como para hacer buen uso
de sus influencias (Henry Cow, Art Bears, Art Zoyd, Zappa, la academia
vanguardista, algo de krautrock a lo Faust, básicamente) y generar una
propuesta musical artísticamente efectiva en medio de una escena comercial
dominada por el new wave, el tecno-pop y el rock duro.
"I Do Not Live" da inicio al disco sin mayor compasión: voces e instrumentos
empiezan al unísono su complejo viaje sonoro que ofrece ambientes finamente
contrastados donde el jolgorio zappiano y los climas oscuros a lo Art Zoyd se
hermanan en una ilación sugerente, robusta a través de su patente estructura
vanguardista. "Possessed", la segunda pieza, puede muy bien definirse como el
primer clásico de TP: en un espacio de poco menos de 8 BD minutos, TP se
explaya en sus influencias de Henry Cow (c/ Dagmar) y se anima a elaborar un
sólido tema semi-épico donde impera el uso refinadamente elegante de las
extravagantes estratagemas melódicas y armónicas que tienen lugar. Por su
parte, "How to Clean Squid" es un animal de otra fauna: se trata de una animada
travesía por las aguas del krautrock electrónico en conjunción con ornamentos
noise y alusiones tecno. Se puede describir como una hipotética partitura
perdida de Art Bears descubierta por un ensamble de músicos de Neu! y This Heat
tras haber pasado cuatro horas escuchando música de Can. El canto y las
recitaciones de Sharon Bradford (la letra parece sacada de un recetario)
incorporan un cierto vigor pop que hacen juego con el irresistiblemente
bailable ritmo robótico. "A Light Is On and Name the World" es un breve
interludio caótico y desestructurado, esencialmente post-moderno, el cual
anticipa la dadaísta gracia de "The Taste that Lingers On", pieza juguetona que
casi suena como una canción de juegos infantiles en un mundo imaginario
zappiano. "Four Men In the Rain" es un ejercicio de distorsiones improvisadas y
abiertamente atonales, ejecutado por lo que parece ser un cuarteto de cuerdas.
Parece funcionar principalmente como preludio a "Thorns of Blue and Red / The
War", tema que ocupa los últimos 15 minutos y pico del disco. Este tema no está
en la misma onda de fina majestuosidad que "Possessed", sino que más bien se
apoya en una arquitectura más sutil, comenzando con aires cálidos (predominando
un poco la guitarra acústica), para luego virar hacia un reposado pasaje
concreto, y de ahí impulsarse hacia un motivo más propiamente estructurado.
Este último encaja muy bien dentro del juego de atmósferas densas que el grupo
desarrollará concienzudamente en sus dos siguientes obras fonográficas.
A fin de cuentas, el balance de esta experiencia melómana con "... A Thinking
Plague" resulta positivo a pesar de que Thinking Plague todavía se revela como
una banda en camino de instaurar su propia voz musical. Tal como se señaló al
comienzo de esta reseña, el genio de TP ya está aflorando de manera innegable,
y eso hace que su disco debut resulte muy bueno en sí mismo.
César Mendoza
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