Temas
DISCO UNO
1. Iconoclast (10:51)
2. The End Of Innocence (5:27)
3. Dehumanized (6:48)
4. Bastards Of The Machine (4:56)
5. Heretic (6:25)
6. Children Of A Faceless God (6:21)
7. When All Is Lost (9:10)
DISCO DOS
8. Electric Messiah (6:14)
9. Prometheus (I Am Alive) (6:47)
10. Light Up The Night (5:04)
11. The Lords Of Chaos (6:10)
12. Reign In Madness (8:38)
Integrantes:
- Russell Allen: voz
- Michael Romeo: guitarras eléctricas y acústicas, teclados orquestales,
programación
- Jason Rullo: batería
- Michael Pinnella: teclados, piano
- Michael Lepond: bajo
"Iconoclast" es la nueva entrega de Symphony X, banda original de Nueva Jersey
que desde la primera mitad de los 90s ha estado desarrollando, consolidando y
afirmando un paradigma muy estilizado de la onda prog-metalera en base al
estándar del metal neo-clásico y con abundantes florituras y ornamentos de
carácter sinfónico. Este disco viene en formato simple y doble, siendo este
último el que contiene más fielmente la totalidad del concepto gestado por
Romeo y Allen, una responsabilidad creativa dual que ya había rendido buenos
frutos en la ambiciosa idealización poética miltoniana expuesta en el disco
anterior, "Paradise Lost" (2007).
Casi 11 minutos dura el primer tema del volumen 1, justamente el tema que da
título al disco. Con un pasaje introductorio que incluye arreglos corales, la
pieza instala su cuerpo central, focalizado en una exhibición de poder metalero
sofisticado poco antes de llegar a la barrera del segundo minuto y medio. Todas
las piezas habituales del puzle musical históricamente delineado por esta banda
están allí: riffs poderosos, una sección rítmica sólida que se mueve con
milimétrica precisión por todas las variantes de compás, momentos para el
brillo d la guitarra y el teclado en sus respectivos solos, el magistral canto
de Russell Allen. Se ahonda también en el rol especialmente protagónico de la
guitarra de Romeo que se venía dando desde los días de "The Odyssey": la
presencia de los teclados en ornamentos, armonías y orquestaciones no es tan
relevante como en los días de "The Divine Wings Of Tragedy" o "Twilight In
Olympus", pero a despecho de la relativa minimización de este recurso
predilecto del estándar del prog-metal neoclásico (el reino de Symphony X), la
estructura musical de esta pieza es fluidamente explorada a través de su
ambiciosa proyección temporal. "The End Of Innocence" sigue a continuación, con
muchos de los ingredientes sonoros intactos, aunque su dinámica compositiva se
me hace más cercana a la de un par de temas del épico concept-disc "V".
"Dehumanized" está más a tono con el filo agresivo inapelable de "Paradise
Lost": hallamos en la sección intermedia el que quizá sea uno de los mejores
solos de guitarra de todo el doble álbum. "Bastards Of The Machine" y "Heretic"
prosiguen con este despliegue de contundencia oscura y arrolladora: el primero
se desarrolla de una forma trepidante tanto en su esquema rítmico como en la
articulación de los riffs básicos, y adicionalmente, en el canto de Allen,
simultáneamente airado y autoafirmativo; el segundo capitaliza el frenesí para
concentrarse un poco más en lo muscular y bajar en cierta dosis el acento
dramático que en "Bastards" era más patente. "Children Of A Faceless God"
convierte la fuerza rockera vigente a una dimensión un poco más contenida,
logrando así crear un esquema melódico donde lo majestuosos se resalta
debidamente. Durando 9 minutos y pico, "When All Is Lost", cierra el primer
volumen del disco con un esplendor magnífico y atrapante, alternando secciones
lentas donde reina una atmósfera emocionalmente vulnerable de power-ballad con
otras en las que el grupo da rienda suelta a su estilizada extroversión que ya
es "marca de la casa" desde hace tiempo. La coda dirigida por la guitarra
acústica, a pesar de su brevedad, tiene un poder evocativo inmenso.
Pasamos ahora al segundo volumen y es el tema "Electric Messiah" el que está a
cargo de inaugurar la ocasión, y lo hace con una polenta muy semejante a la
exhibida y articulada en"Bastards Of The Machine" y "Heretic", posiblemente más
cercana a este último. "Prometheus (I Am Alive)" establece una estilización más
a tono con el legado de "The Odyssey", logrando así plasmar otro momento de
majestuosidad antes de la erupción de una nueva oleada flameante de frenesí
directo por vía de "Light Up The Night". En este punto quedan poco menos de 15
minutos para la conclusión de la experiencia de "Iconoclast". Así, "The Lord Of
Chaos" desarrolla un lirismo claramente definido en medio del imponente vigor
de la instrumentación (que incluye, claro está, otro solo incendiario a cargo
del "Gran Jefe" Romeo), y es tan fuerte el impacto de ese lirismo que se
perpetúa a su manera en la más aguerrida "Reign In Madness", pieza que tiene
mucho parentesco con "Heretic" y "Electric Messiah" en cuanto a la contundencia
rítmica, la garra vocal en la mayor parte de las intervenciones de Allen y el
despliegue de poder por parte de los riffs, pero las bases de teclado aportan
un aura mayestática al bloque sonoro global, un aspecto que se resalta de
manera poderosa en el aguerrido interludio instrumental. Por enésima vez, los
fantasmas de "The Odyssey" inundan los ambientes de este palacio prog-metalero
iconoclasta. Así termina esta nueva obra de Symphony X, banda que ya tiene
desde hace cierto tiempo delineados los confines de su tradición y los rituales
de nueva frescura que han venido alimentando de forma consistente desde los
tiempos de "The Odyssey" - nos quedamos con el aprecio por este disco en tanto
condensador de las propuestas de "The Odyssey" y "Paradise Lost", manteniendo
la expectativa en torno a las metas musicales que el grupo deberá proyectarse
en adelante. Por lo pronto, !nota aprobatoria para "Iconoclast"!
César Mendoza
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