Temas
- Witch Wolf
- The grove of Eglantine
- Young Man
- As Bad as This
- Winner Take All
- 22 Years
- Jonas Psalter
- The Serpent is Rising
- Krakatoa
- Hallelujah Chorus
Integrantes
- Dennis DeYoung: organo, piano, sintetizadores, clavinet, mellotron, organo
de fuelles, voz, coros
- John Curulewski: guitarras, sintetizadores, voz, coros
- James Young: guitarras, voz, coros
- Chuck Panozzo: bajo, coros
- John Panozzo: bateria, percusion, coros
Colaborador: Bill Traut (saxo en 6)
Dennis DeYoung, James Young y co. nunca se vieron a si mismos como cultores
del progresivo, pero ciertamente, muchas de las creaciones que ocupaban los
discos de Styx portaban la influencia de la estilizacion y parafernalia
instrumental del prototipo prog sinfonico de raigambre britanica. En este
sentido, su tercer disco “The Serpent is Rising” es el que me parece mas
relevante en terminos progresivos dentro de la era Curulewski (71-75).
Incluso hace acto de presencia por primera y unica vez el emblemtico
mellotron, empleado por DeYoung [dicho sea de paso, un excelente teclista]
en el interludio de ‘The Grove of Eglantine’, los efectos de flauta de
‘Young Man’ y el climax de ‘Jonas Psalter’. El uso de arreglos corales
bombasticos ayuda a intensificar este contacto con el progresivo de parte de
Styx. El hecho de que James Young sea el vocalista mas recurrente de este
disco ayuda a mantener una dosis explosiva de garra, merced a su aguerrido y
amplio registro vocal, mucho menos melodiosa que la del prolifico creador
DeYoung, pero con mas polenta.
El disco comienza con una pieza bastante pesada, contundente: ‘Witch Wolf’
contiene una cierta aura gotica en medio de su ambiente a lo Grand
Funk-mezclado con-Led Zeppelin. Los anteriormente mencionados ‘The Grove of
Eglantine’ y ‘Young Man’ combinan de manera mas equilibrada la fastuosidad
progresiva con el rock duro: la primera cuenta con una agradable intro de
clavinet y un interludio muy sinfonico, mientras que el segundo ofrece una
densidad arrolladora muy a lo ‘Tarkus’ durante su soberbia segunda mitad –
esta segunda mitad es uno de los momentos cumbre de este disco. El primer
aporte compositivo de John Curulewski que aparece en este repertorio es la
balada acustica ‘As Bad as This’, tal vez influida en su concepcion por las
baladas acusticas de Greg Lake; la segunda parte esta mas ligada a la
influencia del lado mas ludico de McCartney & Wings, una reelaboracion
parodica del calypso con aires de cancion para dibujos animados. Los dos
siguientes temas se centran mas en los canones regulares del rock’n’roll:
‘Winner Take All’ se impregna de una cadencia R’n’B en su pase ritmica,
mientras que ‘22 Years’ enfoca de manera simple y honesta una delaracion
publica de amor de Curulewski a su, por entonces, recien desposada conyuge.
‘Jonas Psalter’ y la pieza homonima nos devuelven los devaneos con los
formalismos del progresivo. Esta ultima porta un ambiente solemnemente
siniestro sobre su compas medio lento pero contundente: la prestancia de los
falsetes en los arreglos corales, los efectos de sintetizador y el
interludio en el que los arpegios de guitarra acustica de 12 cuerdas
sostienen el solo de guitarra a cargo de Young ayudan a mantener de manera
consistente esa aura siniestra. La secuencia de las dos ultimas piezas es el
producto de una idea, a la vez extravagante y efectiva, conjuntamente
organizada por Curulewski y DeYoung. ‘Krakatoa’ nos muestra a JC recitando
con tono apocaliptico un poema de su propia autoria [siguiendo el modelo de
Blake], el que evoca el poder destructivo del volcan del titulo, mientras
que una dupla de sintetizadores ARP y Moog crea un siniestro soundscape; el
apoyo tecnico de los sintetistas Bernard L. Krause y Paul Beaver fue
fundamental en este caso. Los segundos finales de este soundscape se
engarzan con las primeras notas de organo de fuelles ejecutadas por DDY,
dando asi pie al coro central del “Aleluya” de Haendel, ejecutado por los
cinco musicos del grupo como si se tratara del canto celestial de las almas
de las victimas del desastre de Indonesia 1883. Pomposidad autocomplaciente
y dramatismo estilizado que sirven para dar un oportuno cierre a uno de los
trabajos discograficos mas ambiciosos de Styx: por aquel entonces, el grupo
aun no contaba con el beneplacito de la fortuna comercial, pero ya iba
generando un culto sostenido que, unos tres años despues, se habria de
convertir en una legion de admiradores asistentes a estadios y grandes
teatros.
Cesar Mendoza
[Reseña dedicada a la memoria de John Curulewski]
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