Temas
- The Companions
- Helpless Corpses Enactment
- Puppet Show
- Formicary
- Angle of Repose
- Ossuary
- Salt Crown
- Only Dance
- Greenless Wreath
- Widening Eye
- Putrid Refrain
Integrantes
- Matthis Bossi: batería, piano, glockenspiel, xilófono, voz
- Michael Iago Mellender: percussion, trompeta, guitarra, Lever-action
lever, Vatican, Valhalla, xilófono, piano de juguete, Tangularium, Páncreas
Eléctrico, voz
- Carla Kihlstedt: violín, guitarra-percusión, armónica baja, nyckelharpa,
voz
- Nils Frykdahl: guitarra, guitarra-percusión, voz
- Dan Rathbun: bajo, dulcémele de martillo, Cosa, voz
Tercera acometida de estudio del alucinado ensamble norteamericano
Sleepytime Gorilla Museum, cultor de un rock inteligentemente complejo y
perturbadoramente denso donde confluyen el thrash metal, el chamber-rock, la
vanguardia de tipo Henry Cow/Art Bears, la psicodelia radical, el gótico y
la musique concrete, bajo una amalgama progresiva. “In Glorious Times” porta
una aureola de agresividad y oscuridad que atraviesa a la cubierta y buen
parte de los matices inherentes a las ideas musicales de la banda, pero
también es verdad que ésta sabe apelar a sonoridades más misteriosas y
contenidas cuando le apetece, lo cual indica claramente su excelente nivel
de versatilidad dentro de las pautas estilísticas que ella se plantea para
su visión artística.
Los primeros 10 minutos del disco están ocupados por ‘The Companions’, un
alucinado despliegue de oscuridad emocional que, a medida que va articulando
su crescendo, se torna explosivamente opresivo hasta llegar a un delirio
sicótico que a duras penas permanece atado a las cadenas impuestas por el
clima general. Esto ayuda ciertamente a que el tránsito hacia el reprise
final se sienta perfectamente natural. Con un ambiente y cadencia
semejantes, aunque con una mayor presencia del factor metalero y una
aumentada pronunciación del acento gótico, ‘Helpless Corpses Enactment’ nos
ofrece un pérfido homenaje al ‘Finnegans Wake’ de Joyce, de cuya primera
sección el grupo extrajo las letras. Los momentos en los que se trabaja con
ahínco la complementación entre los férreos rasgueos de guitarra y los
fraseos tétricos de violín nos pueden recordar a la faceta más explícita de
Kayo Dot, muy a tono con el tenor fanáticamente neurótico de la mencionada
novela de Joyce. ‘Puppet Show’ es toda una muestra de ambientación circense
inundada de impactantes tonos terroríficos, al modo de un espectáculo lúdico
dirigido y ejecutado por espectros vengativos (?tal vez al estilo de
‘Carnival of Souls’, película de 1962?). Esta trilogía inaugural realmente
asienta las bases para la posible comunión con el oyente dispuesto a ser
interpelado desde sus peores temores desde el punto de vista estético. El
oyente que quiera ir más allá podrá encontrar un poco de relativo solaz con
‘Formicary’, una pieza un poco más animada sin por ello perder ese filo
experimental grisáceo que tan íntimamente se engarza en la esencia artística
de SGM – con sus ribetes crimsonianos comulgados con la fusión de psicodelia
hard y espíritu inescrutablemente juguetón tipo Art Bears, ‘Formicary’ nos
ofrece el primer liderazgo vocal de Carla, alternado con el bajista Dan
Rathbun. El siguiente tema, ‘Angle of Repose’, ya tiene a Carla como única
cantante principal, haciendo gala de su buen registro, un cruce entre la
bella Anna-Sofi Dahlberg, la intrigante Daghmar y la extravagante Björk.
‘Angle of Repose’ es un de las horas cumbre del disco, ofreciendo una
dramática y variada confluencia de sonoridades crimsonianas y góticas a la
cual los quiebres célticos añaden un aire perversamente coqueto. El clímax
que se va armando ordenadamente desde el cuarto minuto le da a este viaje
musical de 8 minutos una prestancia única, cautivadora, irresistible, hasta
que las últimas líneas contundentes de bajo cancelan el festín. (Son 4
minutos en los cuales no puedo evitar enamorarme perdidamente de Carla, y no
solo por su canto que va desde la cadencia sugerente hasta el desgarro
fatal, pasando por el reclamo airado y la invocación exorcista, sino también
por su magia vertida en el violín).
En fin,… sigamos con el repertorio. ‘Ossuary’ es una pieza que comienza
menos perturbadora que las precedentes, e incluso perpetúan la presencia
gravitante de pasajes folklóricos en medio de la amalgama apabullante propia
del ensamble. Claro está, esto no dura mucho, pues luego vendrán los riffs
viscerales y el canto semi-gutural de Nils para poner las cosas en su orden
habitual de fuerza y nihilismo. A continuación, llega engarzado el otro tema
épico del disco, ‘Salt Crown’. El tránsito desde una inicial sección
relativamente lánguida hacia otra más extrovertida que se enfila hacia
ambientes patentemente tétricos y la inclusión de fluidas variantes en medio
de cada ambientación dominante logran que la pieza mantenga un continuum en
medio de su diversidad; realmente, el clímax intermedio porta un fuego
avasalladoramente seductor. ‘Only Dance’ supone un enfoque más cercano al
espíritu grisáceamente reposado del post-rock, un sueño de atardecer que nos
transporta por 4 minutos al lado más netamente reflexivo (que no dulce, pues
no existe) de la banda. La ubicación de una pieza como ‘Only Dance’ le
permite a ésta operar, casi como quien no quiere la cosa, en el rol de
puente hacia ‘Greenless Wreath’, pieza que comienza con una especia de
liturgia densa e inquieta, como una oda a un mundo moribundo que está ad
portas de desvanecerse en un ominoso agujero negro – se nota la influencia
recibida por UZ en su faceta más purgatorial. La última sección del tema es
un ejercicio de rock psicodélico no muy trepidante enarbolado sobre una
sección percusiva que coquetea ligeramente con lo tribal. ‘Widening Eye’ es
un instrumental que no oculta del todo el estar inspirado en el KC de la
época del “Larks’ Tongues” y el UZ del “Heresie”, una inspiración que es
transportada a nuevos lugares merced a la inclusión de ciertas sonoridades
fieras propias del metal experimental. Junto con ‘The Companions’, ‘Angle of
Repose’ y ‘Salt Crown’, ‘Widening Eye’ supone una culminación definitiva de
este disco. Con sus menos de 3 minutos de duración, ‘Putrid Refrain’ cierra
el disco con una cita del riff final de ‘Widening Eye’ que se va hundiendo
poco a poco en un mar de capas minimalistas. Un gran cierre para un disco
extraordinario, concebido y creado bajo unas pautas definidas claramente en
una lógica particular pero que, a su vez, porta suficiente fuego como para
brillar espléndidamente, expandiendo su luz en el firmamento – “In Glorious
Times” es un arrebato de pura gloria sonora de Sleepytime Gorilla Museum.
César Mendoza
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