Temas
- Il Giardino Del Nocciolo E Del Melograno (32:12)
- Le Mariage Du Soleil Et La Lune (6:43)
- La Cittá Azzurra Del Sole (29:26)
Integrantes
- CAHAL DE BETEL: guitarras, guitarra electrónica, sintetizador, teclados, voz
- TIPHERET: batería, percusión, gamelan
DAUNO GIUSEPPE BUTTIGLIONE: bajo telúrico, bajo sin trastes
- RE-TUZ RAFFAELLO REGOLI: voz, voces diplofónicas, oblicuidades
- ISSIRIAS MOIRA DUSATTI: voz
- ANBIS-UR MARCO ZANFEI: piano electrónico, teclados
Colaboradores - STEFANO ROVEDA (violín), FRANCESCO CIECH (cello), GIORDANO
GROSSI (contrabajo), ANNA BOSCHI (flauta), CLAUDIA FEDRIZZI (oboe), ALESSANDRO
LEONARDI (trompetas), ALBINO ZANONI (trombón), MIRKO PEDROTTI (vibráfono), ABID
MOHAMED (poeta, voz)
Dos años después de la secuencia de "Esameron" y "Manu Menes", el ensamble
italiano Runaway Totem vuelve a la carga con "Le Roi Du Monde". El grupo sigue
a paso firme en su perpetua misión de rescatar, remodelar y replantear los
legados del zeuhl y el chamber-rock como lo ha venido haciendo desde los
tiempos de "Trimegistro". El caso es que los eternos socios Cahal de Betel y
Tipheret ya han dejado de operar como un dúo (ya strictu sensu, ya con algunos
colaboradores de turno) y ha expandido al grupo a un sexteto de base con
espacios considerables para las intervenciones de parte de varios colaboradores
a las cuerdas, maderas y metales, aparte de contar con un poeta y recitador
llamado Abid Mohamed que ayuda mucho a desarrollar el concepto del presente
álbum. El resultado final del álbum es sublime, y probablemente se trate del
disco más decididamente ecléctico que el grupo ha diseñado dentro de sus
firmemente establecidos cánones avant-progresivos. Conteniendo dos temas que
rondan el espacio de media hora dentro de un repertorio de tres, el grupo sigue
dando amplias muestras de su comodidad y autoconfianza a la hora de abordar
composiciones de largo aliento y pretensiones épicas.
El primero de los tres temas que ocupan este disco dura más de media hora: 32
minutos y pico es lo que necesita "Il Giardino Del Nocciolo E Del Melograno"
para desarrollar la expresión inicial de este retorno de Runaway Totem. Como
una conjunción de coral Magmiana y orquesta Art-Zoydiana que se abre paso al
interior de unas catacumbas donde no todo parece estar muerto, el primer pasaje
despliega una suerte de solemne exorcismo de los fantasmas de una época pasada
que portan un mensaje para nosotros: todo esto durante cuatro minutos. Luego,
una atmósfera cinematográfica de tormenta nocturna y ecos de murmullos animales
surge como iniciación a una orquestación espartana y grisácea donde el aura de
expectativa deja entrever claramente que hay un peligro latente pronto a
manifestarse. El asunto se prolonga por casi 10 minutos, apelando a un
refinadísimo sentido de oscura elegancia donde se va construyendo un crescendo
milimétricamente sostenido en su casi imperceptible ascenso hacia un lugar
peligroso. Y cuando llegamos al lugar peligroso=85 se produce una algarabía
espectral marcada por la dialéctica aguerrida de cantos femeninos y masculinos
sobre un complicado esquema rítmico que da prioridad a lo pulsátil, al modo de
una maquinaria bélica que permite al ejército de espectros marchar
avasalladoramente y apoderarse de todo lo que encuentra. La batalla dura 3
minutos solamente, pero suficientemente aprovechados como para dejar una huella
sutil en la siguiente sección, la cual se traslada por parajes minimalistas con
una tonalidad emocionalmente oscura que solo puede ser inspirada por el pavor y
el estupor. Este interludio marcado por una suerte de languidez cósmica (aquí
son abundantes los matices "spacey" afines al kraut electrónico) adquiere una
vitalidad especial con el ingreso decisivo de la guitarra eléctrica, la cual
dirige el camino hacia la sección final, una majestuosa muestra de progresivo
orquestado que tiene ciertos nexos con el modelo del "Atom Heart Mother"
Floydiano. "Le Mariage Du Soleil Et La Lune" empieza marcando un abierto
contraste con la arrolladora densidad de la primera suite: con un arreglo de
flauta, oboe, orquesta sintetizada y piano, se impone un lirismo exquisito
donde la guitarra eléctrica añade un punche para complementar, no romper la
sensación de vulnerabilidad. El canto femenino aporta una gravedad elegante al
asunto, logrando así darle un mayor carácter al desarrollo temático. El asunto
se pone grisáceo cuando la orquestación se va nutriendo de más y más capas de
emulaciones orquestales y vientos reales, tratándose de un viraje de inquietud
a un lirismo que nunca desparece del núcleo temático.
Los últimos 29 BD minutos del álbum están ocupados por "La Cittá Azzurra Del
Sole", pieza que transporta las sonoridades centrales de este disco a una
dimensión monumental. El comienzo de este nuevo viaje sonoro hace notar que la
solemnidad patente está enraizada en una tensión mental dispuesta a
manifestarse en toda su plenitud desafiante: el dinamismo dirigido desde la
dupla rítmica y los neuróticos fraseos de la guitarra reflejan una angustia que
se expande más allá de sus confines, al modo del Henry Cow (con Dagmahr).
Cuando el piano pasa a ocupar el rol protagónico, la cuestión se sofistica a la
par que aminora los recursos de neurosis y tensión que habían resultado
inapelables inicialmente. La serenidad no implica un relajo de las "fuerzas de
la oscuridad", sino su reciclamiento a través de formas más sobrias de
inquietud. Encontramos aquí elementos de avant-jazz, ejercicios cerebrales
abstractos a lo Henry Cow y traviesos quiebres Zappianos como referentes
inspirativos para el ensamble de Runaway Totem. Si extrañábamos los momentos
cumbre de Isildur"s Bane o simplemente queríamos ver que se dieran nuevos
horizontes de sonoridad grácil dentro de los parámetros habituales del
chamber-rock, entonces aquí tenemos la respuesta soñada, al menos hasta la
barrera del decimocuarto minuto. Tras esta barrera, el canto (masculino)
regresa al frente para devolvernos la aureola de sombrías conjuras y
parsimoniosa retórica: el compás es lento y lánguido, como simbolizando un
terrible peso en el espíritu a través de perpetuos recovecos en las vías del
Limbo. Una nueva sección nos lleva a aleatorias atmósferas electrónicas con una
emulación de canto tibetano que nos hace recordar, cómo no, a las
investigaciones vanguardistas del inmortal Demetrio Stratos. Un desarrollo
ulterior arrastra a esta sección a un momentum muy krautrock antes de que
emerja el reprise del motivo inicial, portando una dosis extra de punche. Nos
enfrentamos ahora a una suerte de Henry Cow Crimsonizado con sazones
adicionales de Far Corner, una fórmula ideal para darle un clímax esplendoroso
a la suite y al álbum.
En conclusión, tenemos en "Le Roi Du Monde" un nuevo posicionamiento importante
para la perpetuación de la vitalidad del prog vanguardista en nuestros tiempos.
Runaway Totem logra con éste, su octavo registro fonográfico, mantener una
relevante vigencia que ya estaba cimentada a través de los bizarros triunfos
artísticos plasmados en álbumes precedentes. No importa si extrañamos un poco
las dosis ostentosas de majestuosidad martilleante en "Esameron" o de
intensidad hiperbólicamente tétrica en "Tep Zeri" o "Andromeda", el hecho es
que "Le Roi Du Monde" exhibe su grandeza en base a un manejo renovador del
eclecticismo potente y el espíritu desafiantemente rabioso que siempre han
formado parte del ideario musical de Runaway Totem. !!Recomendado!!
César Mendoza
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