Temas
Variations sur le Theme de Bene Gesserit
- Variation I (2:22)
- Variation II (2:15)
- Variation III (1:36)
- Variation IV (1:44)
- Variation V (1:35)
- Variation VI (2:05)
- Variation VII (4:33)
- Duncan Idaho (6:12)
- Paul Atreides (30:23)
Richard Pinhas: sintetizadores, guitarra, mellotron
Colaboradores – Didier Batard (bajo en 1), François Auger (batería y
percusión en 9)
Segundo disco solista de Richard Pinhas, quien dividía su creatividad y
tiempo entre el proyecto vanguardista Heldon y sus propias aventuras
musicales, las cuales esencialmente se distinguían de los registros de
Heldon en que se concentraban en la figura de Pinhas de manera más
intensiva. Este disco en particular tiene una estructura bipolar bastante
interesante, jugando con el contraste entre las expansiones moleculares que
laten desde el seno de la máquina (con predominio del sintetizador VCS3) y
los efluvios explosivos que erupcionan desde los rincones más recónditos del
inquieto espíritu humano, en los cuales Pinhas saca a relucir sus dotes de
guitarrista.
Los primeros siete temas son sendas secciones de la suite ‘Variations sur le
Theme de Bene Gesserit’. Todas estas secciones conforman viajes cibernéticos
afines a la línea musical de Klaus Schulze, Tangerine Dream y al Kraftwerk
post-“Autobahn”, en los cuales los sintetizadores arman pulsaciones
electrónicas distantes e hipnóticas a la vez. Las seis primeras son bastante
breves: oscilan entre duraciones de 1’30” y 2’20”, mientras que la séptima y
última se extiende hasta 4 ½ minutos. Las Variaciones I, III, IV, V y VII
transmiten vibraciones cósmicas un tanto frenéticas, mientras que las II y
VI contienen una cadencia más contenida. ‘Duncan Idaho’ es otro tema de
corte cibernético, aunque no forma parte del concepto de las “Variations” –
en comparación con las amalgamas secuenciadas exploradas en las
“Variations”, ‘Duncan Idaho’ se siente un poco más metida en lo meditativo.
La última media hora está ocupada por ‘Paul Atreides’, una pieza incendiaria
en la cual Pinhas se refugia y explora en su faceta más muscular, esta vez
usando lo electrónico como ornamento y enfocando el núcleo musical en
atmósferas opresivas que más tienen que ver con el lado siniestro del
krautrock electrónico (Kluster, Ash Ra Tempel) y la electrónica
deconstructiva de Fripp & Eno. Dichas atmósferas que hallan sus expresiones
más exaltadas en los extensos fraseos y efectos de guitarra. Pinhas, como
guitarrista, da rienda suelta a su visión de psicodelia “libertaria”,
influida en buena medida por Fripp. El prólogo de ‘Paul Atreides’ consiste
en una serie de capas y efectos de teclado que se extiende hasta los 5 ½
minutos antes de que la guitarra entre en acción con sus primeras notas
sostenidas, las cuales poco a poco van quitando espacio a los
sintetizadores. Para el octavo minuto, la sección rítmica está empezando a
asentarse en el alucinado paisaje sonoro que se va desarrollando. El compás
no es muy excitado, pero sí proporciona un swing lo suficientemente sólido
como para sostener el bloque de múltiples guitarras con peculiar dinamismo.
Los efectos y ornamentos de sintetizador y mellotron regresan al poco tiempo
para crear un bizarro contraste de colores aleatorios frente a los tonos
dramáticamente oscuros de la guitarra. Al llegar al minuto 20, esta catarsis
neurótica se va acallando para dejar paso nuevamente al despliegue de
atmósferas sintetizadas, el cual se prolonga por 10 minutos de incesante
viaje mental a través de los misterios del cosmos.
“Chronolyse” hará las delicias de todos los apreciadores de la vanguardia
progresiva radical, el krautrock y la psicodelia extrema. Richard Pinhas es
un prócer definitivo y legendario de esta vertiente musical.
César Mendoza
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