Temas
- Red Vibes (6:15)
- Biosphere (8:02)
- Relocator (5:26)
- Proxima (6:18)
- Aavishkar (10:32)
- 13 Reasons (6:33)
- Urban Blue (6:35)
- The Alchemist (11:32)
Integrantes
- Stefan Artwin / guitarras, programaciones
- Michael Pruchnicki / bajos con y sin trastes
- Frank Tinge / batería, percusión
- Bartek Strycharski / violín eléctrico
Colaborador - Derek Sherinian (teclados)
Relocator es el nombre de un proyecto alemán de jazz-prog metal iniciado por el
guitarrista Stefan Artwin y el bajista Michael Pruchnicki a inicios del
milenio, con miras a crear una propuesta progresiva con aires patentemente
modernos. Mucha agua ha corrido bajo el puente desde entonces, incluyendo
crisis graves en formaciones iniciales de la banda; ahora, con un baterista
holandés y un violinista a bordo como miembros recién ingresados, más la
colaboración especial de Derek Sherinian, Relocator ha logrado plasmar
físicamente su repertorio en este disco debut homónimo. Las influencias de
Liquid Tension Experiment, CAB, Planet X y Tribal Tech son las que más salen a
tallar a la hora de forjar la arquitectura sonora característica de la banda.
El proceso fue muy arduo, con un proceso de arreglos finales y grabación que
comenzó a fines de 2008 y terminó a fines de 2009, para luego poder concretar
el lanzamiento a inicios del presente año 2010. El estilo de Strycharski al
violín tiene muchas semejanzas con la estilización exquisita de Tsuboy (KBB,
Pochakaite Malko); por su parte, Sherinian hace sentir el peso de sus teclados
pero sin hacer apabullante su lucimiento, y de hecho sus solos no son demasiado
ruidosos, mayormente enfilados hacia el llenado de espacios dentro de un margen
preciso para cada momento específico.
Los primeros 6 minutos y cuarto del disco están ocupados por 'Red Vibes', pieza
que comienza de frente con el riff inicial, para seguir aferrándose a su
vigoroso gancho rockero no ajeno a variaciones de matiz y ambiente dentro de
una esquema melódico particularmente sencillo. Con el segundo tema,
'Biosphere', nos topamos con un swing típicamente perfilado bajo el modelo del
Planet X de los primeros discos: sin establecer muchas diferencias con el tema
de entrada, sí se hace notar la relevante presencia de una cadencia jazzera
dentro del viaje instrumental que tiene lugar. El tercer tema se llama igual
que el grupo (y que el disco), y bien puede describirse como un tributo a
Tribal Tech mezclado con un homenaje a CAB: básicamente, esta pieza retoma la
exploración del gancho directo que ya había funcionado en el tema de entrada.
Por otro lado, el quiebre en 5/4 que surge segundos antes del segundo minuto
permite a la banda desarrollar un interesante interludio que aporta una
interesante variación progresiva al asunto. 'Aavishkar' hace honor a su nombre
exótico y se explaya en sonoridades arábigas oportunamente sazonadas con climas
sinfónicos que la banda hace que se asienten muy bien dentro del esquema de
trabajo habitual; eso sí, se nota un realce del elemento jazzero que de hecho
obedece a la necesidad de enfatizar el momento fusionesco (o casi fusionesco)
reclamado por el desarrollo compositivo de la pieza. Artwin da rienda suelta a
las influencias de Holdsworth, MacAlpine y Satriani en los numerosos solos que
se despacha a lo largo del extenso cuerpo central de la pieza.
Llegamos ahora a '13 Reasons' y 'Urban Blue', piezas que prosiguen
concienzudamente por los senderos musicales pavimentados por los tres primeros
temas, incluso reforzando los aires prog-metal en varios momentos: cabe indicar
las alusiones no demasiado veladas a LTE en algunos breves pasajes de '13
Reasons'. Puede dar la sensación en este momento del disco que Relocator ha
terminado complaciéndose en rizar sus propios rizos, pero más bien el grupo ha
estado guardándose sus mejores cartas para la pieza épica que ocupa los últimos
11 minutos y medio, 'The Alchemist'. Comenzando con una introducción
cósmicamente calmada elaborada por el trío de bajo, guitarra y sintetizador,
pronto pasamos a una aguerrida atmósfera prog metalera en clave semi-lenta que
permite crear una atmósfera de pesadez ceremoniosa. Poco a poco, las cosas se
van haciendo más intensas, dando pie a que Sherinian desarrolle sus solos más
impresionantes dentro del disco. Poco antes del cuarto minuto y medio, el
asunto pasa a matices más cálidos, lo cual es conveniente para que el violín se
haga notar desde el momento de su esperado reingreso: se trata de un momento
netamente sinfónico, bien definido y evocativo. Cuando las vibraciones prog
metaleras vuelven a inundar la escena, el cuadro épico se termina de asentar
con un aire de innegable magnificencia, siendo así que los últimos pasajes
suponen un regreso a la aureola ceremoniosa que había marcado los primeros 2
minutos y medio de la pieza. Un buen disco es "Relocator", y Relocator es una
buena banda de por sí, no demasiado original en su manera de enmarcarse dentro
de las pautas estandarizadas del jazz-rock metalero que se ha venido definiendo
desde mediados de los 90s, pero es fácil augurar que el talento y entusiasmo
del grupo le permitirá desarrollar su voz propia con siguientes composiciones y
grabaciones.
César Mendoza
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