Temas
- Atlanta (5:26)
- Nadiamina (6:23)
- Ab (8:00)
- Danse sacrée (6:35)
- Leila (9:38)
- Marche funébre (5:00)
- Marche funébre (5:04)
- Danse sacrée (10:13)
- Nadiamina (7:08)
- Atlanta (4:51)
Integrantes
- Mahamad Hadi: guitarra eléctrica, guitarras sintetizada, guitarra sin
trastes, oud, bouzouki, snitra
- Amar Mecharaf: batería, percusión
- Michel Rutigliano: pianos acústico y electric, sintetizador ARP Odyssey
- Gérard Prevost: bajo sin trastes, contrabajo
- Louis-César Ewande: percusión
Colaboradores - Nadia Yamina Hadi (voz), Didier Lockwood (violín), Sylvain Marc
(bajo sin trastes), Richard Gérard Kurdjian Guem (ney, tablas, darbouka), Liza
Deluxe (voz), Joel Loviconi (piano eléctrico), Ali Shaigan (violín)
Rahmann es el nombre de uno de los más impresionantes tesoros escondidos de la
vanguardia jazz-rockero-progresiva francesa de los 70s: tratándose de un
ensamble franco-argelino donde justamente el componente argelino funda el
concepto y lleva la voz cantante, no es de extrañar que su propuesta musical se
oriente tan entusiastamente por la vertiente fusionesca de la experimentación
jazz-progresiva, pues ésa es la ocasión idónea para trasladar las herencias
musicales nor-africana y musulmana al lenguaje ecléctico de tendencia europea.
Mahamad Hadi y Amar Mecharaf, hermanos y colegas en esto de la creación musical
desde sus tiempos de tierna juventud, formaron parte de diversas bandas y
proyectos a lo largo de los primeros 70s mientras iban aprendiendo y asumiendo
influencias de Jimi Hendrix, Santana, John Coltrane, Caravan, King Crimson,
Zappa, Magma, etc.: en setiembre de 1975, finalmente Rahmann se formó con todo
este bagaje de años de aprendizaje, aunque el grupo tuvo que esperar hasta 1980
para ver editado su disco homónimo. Prevost, de Zao, llegó a ser miembro
permanente del grupo durante sus últimos años de existencia, y además que
cuenta con el violinista Didier Lockwood (Magma, Clearlight, Gong, también
Zao), además del estilo cuasi-zeuhl del teclista Michel Rutigliano, se
garantiza la fuerte presencia de la dimensión vanguardista en el esquema de
trabajo fusionesco de Rahmann.
'Atlanta' da inicio al disco a punta de swing dinámico y colores patentemente
exóticos pintados con fina sobriedad. Si obviáramos la ausencia de percusiones
tonales y de grandes florituras de guitarra eléctrica, bien podría haberse
tratado de un tema de Gong de la etapa dirigida por Pierre Moerlen,
especialmente el "Gazeuse!": basta con la recurrente línea básica a dúo entre
el sintetizador y la voz femenina y los gráciles ornamentos del ney para
enriquecer amablemente la sencilla pero seductora arquitectura rítmica que
tiene lugar. Las cosas se intensifican más notablemente con la pieza siguiente,
'Nadiamina', donde la guitarra eléctrica se luce por primera vez: la armazón
fusionesca de la pieza tiene un aura tremendamente celebratoria, sonando
prácticamente como un combinado de músicos del Weather Report pre-Pastorius y
el Zao post-zeuhl. Impulsándose a partir de este ambiente, 'Ab' tiene un cuerpo
central que articula tres jams sucesivos (uno visceral en 17/8, otro más
contenido en base a un esquema rítmico cadencioso, un tercero más suelto y de
tendencias oscuras): la expresividad del ensamble es llamativa, incluso
desafiante pero sin llegar a ser incendiaria en los dos primeros jams, aunque
el tercero sí cuenta con un filo agresivo como resultado de sus excursiones
psicodélicas insertas. Con el breve reprise del primer motivo y una coda
marcada por arpegios de piano y un solo de bajo, se completa este momento
cumbre del disco. 'Danse sacrée' es otro ejemplo de magia y fastuosidad típico
de los mejores momentos de Rahmann: hay una innegable aureola a lo Mahavishnu
Orchestra (etapa "Between Nothingness And Eternity") en el jam central de la
pieza, y curiosamente, también un aire cercano al Latin-fusion. Sus 6 minutos y
medio de duración pasan volando. El esplendor no termina, tal como lo
demuestran las alucinantes florituras de guitarra acústica y piano que sirven
de breve prólogo en 'Leila'. El cuerpo central nos traslada a un terreno muy
diferente, un terreno de misterios grisáceos y brumas inquietantes que, de
alguna manera, se conjugan a la perfección con las exploraciones jazzeras de
unos Weather Report o cualquier cosa que podamos imaginar como fusión o World
music. Por supuesto que hay una importante presencia de coloridos exóticos en
el esquema rítmico, algunas intervenciones del piano y las líneas principales
de la guitarra, pero el ambiente general porta esa abstracta atmósfera que
fácilmente encontramos en los primeros discos de Zao o en DŸn, mientras que la
guitarra de Hadi explora puntos de encuentro entre Mclaughlin y el Fripp del
King Crimson improvisador de la etapa 73-75. El repertorio oficial del álbum
concluye con 'Marche funébre', un viaje musical literalmente fúnebre que guarda
cercanos parentescos con Univers Zero y Present: el emparejamiento del bajo y
el piano dirige este viaje hacia las catacumbas de la mente. Me parece genial
cómo el imponente destello de 'Ab' y 'Danse sacrée' es sucedido por el intenso
atardecer sónico de 'Leila', para que finalmente esta marcha fúnebre nos guíe
a;5B través de las dimensiones nocturnas del cosmos.
La edición digital de "Rahmann" contiene bonus tracks con versiones demo de
cuatro de los seis temas ya aparecidos en el repertorio oficial. Cabe destacar
que dentro de estos demos, 'Danse sacrée' dura casi 4 minutos más y 'Marche
funébre' suena menos siniestro, incluso con un tinte cósmico que lo hace un
poco más etéreo a través de su esencial oscuridad. En fin, tenemos en Rahmann
(el grupo y el disco) una joya imperdible para los coleccionistas de progresivo
vanguardista, jazz-fusión y jazz-zeuhl que desearían que existieran más discos
de Zao y Potemkine.
César Mendoza
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