HOLA CAJEROS, soy Cesar Mendoza.
Aunque aun falta mucho para el Dia de las Brujas, quisiera obsequiarles
una “exposicion dramatica” sobre la base de una transposicion de las escenas
mentales que me provoca el repertorio incluido en el tercer disco de la excelsa
banda francesa PULSAR, cuyo titulo es ‘Halloween’ (1977). No seguire la
secuencia conceptual del disco en cuestion (que esta centrado, creo recordar,
en una instrospeccion emocional generada por la observacion de un boton de
parte de una niña), sino solamente una secuencia de escenas de mi propia
invencion. Algo asi como un guion para un imaginario videoclip para el disco
entero.
El repertorio consiste en dos extensas suites: la primera contiene cuatro
secciones, y la segunda, cinco.
Todo comienza con una breve serenata a duo entre el piano y la voz de una
niña, quien parece invitar inocentemente (o perversamente inocente?) con su
tarareo a los espíritus para que despierten y vean amenizada su noche perpetua.
Una vez concluida la serenata, sigue un triple intercambio entre un mellotron
de flautas y una guitarra acustica de 12 cuerdas, mientras poco a poco se van
incorporando sutilmente el sintetizador de cuerdas, el bajo, y los platillos de
la bateria, hasta que se inicia el primer jam, como si todos los espiritus del
limbo danzaran al unisono una vez despertados de su modorra indefinida. Se
trata de una secuencia de tipo jazz fusion en 7/8 marcada por la dupla ritmica,
mientras que los teclados crean cortinas de sonido estableciendo un ambiente
ciertamente misterioso, y la guitarra electrica solea con gemidos atonales a lo
Fripp: parece increible como tres ideas musicales tan distintas entre si pueden
combinarse tan fluidamente. Una vez acabado el jam, algunos toques de vibrafono
invocan al descanso nuevamente.
Se inicia una segunda serenata, marcada esta vez por el protagonismo de los
acordes de la guitarra acustica y la tenue voz del vocalista, mientras el
piano, el mellotron y la flauta añaden colores etéreos al conjunto.
Inmediatamente sigue otro jam, un poco menos intenso que el anterior, y con un
compas menos intrincado, mas tirado hacia las secuencias armadas por el primer
J.M. Jarre: los espiritus no parecen danzar, sino marchar en un desfile.
Una vez terminado el desfile, comienza la tercera serenata, construida sobre
una base armonica simple de sintetizadores, con el bombo y la bateria marcando
un compas sincopado, tan languido como la cadencia del canto melancolico del
vocalista. El mensaje es una elegia; el ambiente es el de una marcha funebre.
Mientras el volumen va bajando, termina la primera suite.
Los golpes de unos bloques de madera indican que los espiritus están llamando a
las puertas de todos los residentes de la ciudad. Unos acordes de guitarra
acustica dan inicio a otra serenata, de corte mas relajado, incluso romantico
en esta ocasión: el canto aparece ahora mas confiado. Mientras los bloques de
madera arman el compas de forma bien definida, la flauta y el clarinete, en
complicidad con el vibrafono y el cello, le dan un oportuno color de camara al
motivo melodico. Un breve interludio rockero, lenta, a lo Pink Floyd 73-75, nos
devuelve la melancolia perdida momentaneamente, conduciendonos a la siguiente
seccion.
Esta seccion es una nueva serenata marcada por los acordes de la guitarra
acustica, esta vez en compas de 6/8: por encima se van sobreponiendo las capas
de sintetizador, las notas sueltas de flauta y clarinete, mientras que la
bateria y el bajo asumen una actitud mas tribal. Mientras tanto, emerge un solo
de guitarra electrica, que va por su propio camino. Parece que estamos
presenciando una caminata, una especie de romeria de almas perdidas.
Apenas terminada la romeria, parece que algo nuevo va a suceder, todos parecen
estar a la expectativa, con la mirada alerta, sin decir una sola palabra. Solo
se escuchan los susurros de un tenue viento, a traves de un solitario
sintetizador que juega con notas muy altas. Al poco rato, unas cadencias
percusivas aleatorias tocadas con golpes de tambor y notas bajas de piano, nos
advierten que algo se viene prontamente: algo va a suceder, definitivamente.
Y finalmente sucede... Poco a poco se arma una base ritmica reforzada por un
bajo contundente y una efectiva secuencia armonia de guitarra, mientras que el
sintetizador empieza a exhibir con decidida fiereza sus notas más altas: es
como si el estupor de los espíritus y el silbo del viento se fusionaran en una
sola partitura cosmica. Todos los espiritus corren despavoridos, como si
intentaran caoticamente huir de algo. Este es un estupendo jam en 13/8, en el
cual se luce el Moog en un solo bastante apasionado; las congas adicionales
ayudan en la elaboración rítmica de este estrépito exaltado. Una nota grave de
piano concluye abruptamente el estrépito.
Mientras el eco de la nota mencionada anteriormente se va desvaneciendo, surge
una cortina doble de sintetizadores, la misma que sirve como fondo para una
breve serenata final, la de despedida. El ‘falsete’ del vocalista evoca el
saludo de buenos dias de parte de alguien que nos despierta de este extraño
sueño, para que nuestra mente olvide este insolito encuentro con los
espectros. Fin de la segunda suite, y de esta experiencia de Halloween.
Espero que esta secuencia de imagenes les haya resultado interesante, o en todo
caso, entretenida y/o peculiar.
Aqui me despido hasta una nueva ocasion.
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