Temas
- Laya
- Death by Hanging
- Cristao – Peasants’ Revolt
- Hallelujah
- Frozen Shoulder
- Meat Powered Bones
- It Came from…
- Somewhere in Time
- D.N.A.
Integrantes
- Shigekazu Kuwahara: bajos, guitarra clásica
- Kazuo Ogino: piano, teclados, flauta dulce
- Junzo Tateiwa: batería, percusión
- Akihisa Tsuboy: violines acústico y eléctrico
Colaboradores: Keiku (canto en 1), Ryuichi Imai (oud en 4)
!Pero qué disco tan alucinante!... y bueno, es porque el grupo que lo
concibió y gestó es alucinante, un alucinado ensamble de corte Zheul que
opera exhibiendo su propia extravagancia a través de ideas melódicas tan
estrambóticas como envolventes, amalgamas sonoras bien ordenadas bajo una
apariencia de caos sin sentido, y por qué no, también texturas sutiles de
una densidad atrapante. Creo que con la mención de estos tres elementos
sonoros podemos encapsular conceptualmente la propuesta musical de
Pochakaite Malko con un nivel aceptable de precisión, por lo menos. Esta
propuesta musical se engarza en un extraño pero no inaccesible punto
intermedio entre un sofisticado jazz-rock y un RIO vibrante, inspirado en
los modelos de Univers Zero y Present, pero sin imitar su oscuridad, más
bien limitándose a imitar su densidad. Este grupo fue, en su etapa seminal,
una banda de covers de Magma, y ciertamente podemos notar algo de su
electricidad infernal en su sonido: pero es más el RIO que el zheul lo que
marca la faceta más oscura de Pochakaite. El violinista Tsuboy (quien
simultáneamente es líder del excelente grupo KBB) es el que asume el rol
protagónico dentro del sonido global del grupo, mientras que la sección
rítmica hace gala de su versatilidad y pulcra solvencia técnica a través de
los vericuetos pulsacionales sobre los cuales se instalan las melodías y
armonías; en fin, Ogino sabe crear efectivos puentes entre el violín y la
dupla rítmica cuando no se pone a llenar los espacios melódicos dejados por
el violinista con sus solos particulares.
‘Laya’ y ‘Death by Hanging’ son sendos temas portadores de un espíritu
juguetón, siendo así que el primero se inclina hacia un RIO lúdico mientras
que el segundo está más enfilado hacia el jazz-rock. Con ‘Cristao –
Peasants’ Revolt’ el grupo exhibe su capacidad para crear perturbadores
climas oníricos, con un bajo simplista que impulsa con su pulsación
minimalista a los demás instrumentos a invocar una polifónica pesadilla, que
se despliega en un caos y reordenamiento simultáneos. Después de esta
expresión de perturbación espiritual emerge una explosión de colorido
exótico y alegre con ‘Hallelujah’: el mismo estilo de la banda le permite
elaborar las coquetas líneas melódicas con un cierto aire inquietante,
incluso en este caso, aunque el frenesí propio del jazz-fusión es el
ingrediente predominante. La vibración celebratoria se perpetúa de manera
efectiva en el estupendo ‘Frozen Shoulder’, reciclador de una mezcla de
cadencias célticas con otras del folklore nipón; el intrépido compás de 7/8
se alimenta de tambores tribales que casi siempre parecen imponerse sobre la
batería. ‘Meat Powdered Bones’ e ‘It Came from...’ asumen una aureola más
solemne, marcada directamente por la influencia de Present: al igual que el
homónimo número de entrada, estas piezas juegan solventemente con los
estándares perturbadores del RIO sin hacerse desgarradoramente tortuosas.
‘Somewhere in Time’ encuentra al grupo inmerso nuevamente en sus inquietudes
jazzeras, pero a diferencia de ‘Death by Hanging’, el elemento RIO va
emergiendo como una sombra constante en ciertos pasajes particularmente
climáticos – y qué decir de ese solo de órgano que explota intempestivamente
a la mitad sobre un bajo perversamente distorsionado... ello nos recuerda al
arquetipo Magma. Tal vez se trate de mi tema favorito de este disco, aunque
tal vez quede un tanto opacado por el alucinante tema de cierre ‘D.N.A.’. En
efecto, ‘D.N.A.’, con sus más de 11 minutos de duración, cierra el disco con
broche de oro, pero un oro forjado en los talleres de Vulcano, ubicados en
un lugar oscuro dentro de los laberínticos parajes del ser ultraterreno. La
languidez exquisita que se explaya a lo largo de los primeros cuatro minutos
y medio del tema no nos deben hacer pensar que estamos ante un mero
ejercicio de introspección a través de la música: esperemos a que surjan los
pasajes más explosivos, y notaremos que la cosa se asemeja más a una
invocación a seres de ultratumba. A partir del minuto 6:30, lo terrorífico
se hace más fastuoso y ordenado: incluso se incorporan algunos adornos de
tipo carnavalesco, antes de que resurjan los aires explosivos de la mano del
impetuoso violín de Tsuboy y los tétricos acordes de piano de Ogino. Los
recovecos que Tateiwa y Kuwahara toman al sostener la base rítmica ayudan a
mantener el clímax explosivo en un nivel firme e invariable, hasta que en el
último medio minuto, el piano cierra el telón con espartanos acordes de
piano.
En fin, éste es un discazo, una de las joyas más alucinantes de la música
progresiva y experimental del nuevo milenio: no solo admiro el espíritu
aventurero del grupo, sino también su capacidad para crear un repertorio
consistente y variado a la vez. En lo personal lamento no haber podido
descubrir esta gozada antes, pero ahora que lo he hecho, ha de formar parte
de la sección más “VIP” de mi colección privada. A anotar este nombre:
Pochakaite Malko – a anotar este ítem: “Laya”.
[Dedico esta reseña, con toda la gratitud del mundo, a mi amigo
progresivo Akira]
César Mendoza
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