Temas
- Snowtorch - Part One [a) Star Of Light; b) Retrograde; c) Fox On The Rocks;
d) Celestine] (19:39)
- Helix (5:54)
- Snowtorch - Part Two [a) Blowtorch Snowjob; b) Fox Rock 2; c) Coronal Mass
Ejection] (16:11)
- "=85" (2:34)
Phideaux Xavier: pianos acústico y eléctrico, guitarras acústica y eléctrica,
voz
Colaboradores:
Johnny Unicorn (órgano, sintetizadores, saxo, voz), Lindan Rustan Moldawsky
(voz), Molly Rustan (voz, percusión), Mark Sherkus (piano eléctrico,
sintetizadores), Gabriel Moffat (guitarra eléctrica), Mathew Kennedy (bajo,
guitarra eléctrica), Valerie Gracious (voz), Ariel Fraber (violín, voz), Rich
Hutchings (batería, percusión), Stefanie Fife (cello), Chris Bleth (flauta,
saxo soprano)
Una vez más, Phideaux causa revuelo en los corazones y espíritus de buena parte
del público progresivo contemporáneo, y la ocasión actual es su nuevo disco
"Snowtorch". Una cosa que se resalta fácilmente desde la primera escucha ante
los oídos de quienes están familiarizados con entregas fonográficas previas de
Phideaux Xavier y sus colaboradores es que las ideas compositivas suelen ser
más osadas en este nuevo repertorio=85 y no solo eso, el bloque sonoro de la
banda tiende a ser más agresivo y más explosivo, no perdiendo sino reformulando
su perpetuo olfato por la musicalidad bien definida. Hay varios pasajes donde
se nota el realce de la participación de la guitarra eléctrica, así como otros
varios pasajes donde el rol de los teclados se sitúa bajo coordenadas de
robustez y polenta. La espina dorsal de este nuevo disco es la suite homónima
de casi 36 minutos de duración, dividida en dos bloques: el primero de estos
bloques me resulta la pieza más destacada del disco, pero el mérito artístico
de "Snowtorch" se sostiene sobre el conjunto del disco, tal como se pretende
mostrar en lo que queda de esta reseña.
La primera entrega de la suite homónima, que a su vez consta de cuatro partes
con un título autónomo para cada una, ocupa los casi 20 minutos primeros del
álbum, con la clara intención de revelar frontalmente las nuevas ideas
cocinadas en la mente de Phideaux Xavier. Una intimista sección inicial nos
pone frente a frente con un ambiente introspectivo, aunque no siempre suave,
pues hay ciertos arreglos controladamente dramáticos, bien dispuestos en
algunos momentos clave que culminan en el inicio de un primer momento fastuoso
a partir de la frontera del segundo minuto, un momento muy a lo Yes-con-Happy
The Man-con-Gentle Giant. Este pasaje se sostiene sobre un motivo recurrente
que nunca se desgasta, pues el esquema armónico y los adornos ocasionales
generan una arquitectura muy sólida y una musicalidad innegablemente magnética.
Una vez pasada la barrera de los 7 minutos, pasamos a una sección de abierta
nostalgia sinfónica que nos puede hacer evocar un híbrido entre el Wakeman
70ero y The Enid, con una hermosa combinación de aires renacentistas,
florituras manieristas y pasajes baladísticos dirigidos por el piano (con
alternados cantos femeninos y masculinos). Más adelante tenemos un breve
interludio cósmico marcado por la etérea dupla de piano y sintetizador, el cual
tiende un puente hacia el explosivo viaje progresivo que tiene lugar en los
últimos cinco minutos de 'Snowtorch - Part One', un cierre que incluye
reducidas revisiones de un par de motivos precedentes. Las herencias de Yes y
Genesis se fusionan fluidamente con las confluencias con referentes más
contemporáneos del retro-prog como Spock's Beard, The Tangent y Beardfish,
siendo así que los teclados ocupan un protagonismo absorbente. Con un espacio
de desarrollo más conciso de casi 6 minutos, 'Helix' aporta una modalidad de
grandilocuencia un poco más concentrada. La canción en cuestión se concentra
mayormente en la estructura típica de power-ballad, donde la voz líder femenina
y las intervenciones de la guitarra despliegan energía sólida, y también se
puede constatar un unos inteligente de leves variables rítmicas que permiten
mantener una consistencia compacta a la composición básica. La coda es un breve
viaje musical de 55 segundos basado en atmósferas juguetonas semejantes a
algunas que tuvieron lugar en 'Snowtorch - Part 1'.
A continuación sigue la
segunda entrega de la suite 'Snowtorch', que instaura una nueva oportunidad
para que el ensamble de Phideaux dé rienda suelta a sus ambiciones sónicas,
poco más de 16 minutos de puro derroche musical repartidos en tres
sub-secciones consecutivas. Esta maratón comienza con lo que parece un preludio
pastoral guiado por coquetos rasgueos de guitarra y un contagioso groove de
batería, pero pronto interfieren en la escena unos adornos muy extraños que
aportan una inesperada instancia de psicodelia agresiva y oscura, una atmósfera
caótica que nos invita a pasar la página directamente hacia la nueva sección,
la cual revela una poco común faceta agresiva y oscura de Phideaux. Hay un
hibridismo emersoniano-crimsoniano en este asunto que hace que la experiencia
de escucha resulte intrigante y motivadora. Con el ingreso del canto (otra vez
femenino) se normaliza un poco el ambiente por medio del retorno de un
sinfonismo sanamente nostálgico, aplicadamente retro. Alrededor del minuto
10'30", el canto masculino asume el protagonismo sobre un motivo ceremonioso de
fuertes cargas genesianas: el motivo en sí no es muy largo, pero sí ejerce un
impacto suficiente en el esquema melódico global como para asentar las bases
para el siguiente motivo sinfónico, el cual desarrolla y asienta un estupendo
ejercicio de pomposidad que nunca se sale de control.
"=85", así se titula la
conclusión del disco, la cual es básicamente la retoma del motivo que cerró
'Helix' aunque con una acentuación en arreglos célticos.
No son pocos los comentaristas internautas que prestamente han otorgado a
"Snowtorch" el galardón de "mejor disco de Phideaux hasta la fecha", y de
hecho, quien esto escribe se suma prestamente a este coro elogioso. También es
verdad que hay muchos seguidores y fans de la banda que siguen dando prioridad
a "Doomsday Afternoon" o "Number Seven" en base a la legítima idea que
cualquiera de estos discos ha asentado las bases de la genuina voz musical de
Phideaux. En todo caso, más allá de estos debates sobre ideas tan imprecisas
como las que involucran la apreciación estética y los gustos personales, queda
claro con "Snowtorch" que Phideaux se mantiene fuerte como una referencia vital
para el retro-prog de los últimos años, sobre todo por su capacidad de
remodelar y revitalizar su creatividad enraizada en una propuesta artística
bien definida.
César Mendoza
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