Temas
- Estructuras primitivas en el crepúsculo (V. Rodríguez) (4:38)
- El furioso despertar del homúnculo neonato (Á. Ontalva) (3:19)
- Una mirada furtiva en la Noche Saturnal (V. Rodríguez) (7:04)
- Ingravidez (Á. Ontalva) (1:11)
- Llegó como un amanecer ardiente (Á. Ontalva) (3:29)
- Realidad ciega (V. Rodríguez) (2.59)
- Avanzando velozmente contra vientos lacerantes (V. Rodríguez) (3:19)
- Un mundo de sueños abstractos (Á. Ontalva) (0:46)
- No pudieron detener el silencio (Á. Ontalva) (1:42)
- Sutiles ecuaciones vivientes (Á. Ontalva) (6:01)
- Ella era invisible en la oscuridad (V. Rodríguez) (1:11)
- !Abre los ojos! (V. Rodríguez) (4:45)
- Último refugio (Á. Ontalva) (5:32)
Integrantes:
- Ángel Ontalva: guitarra
- Víctor Rodríguez: teclados
- Amanda Pazos: bajo
- Fran Mangas: saxos soprano y tenor, flauta
- Alfonso Muñoz: saxos soprano, alto y barítono
- Pablo Ortega: violonchelo
- Vasco Trilla: batería
Se siente largo el camino recorrido hasta ahora por el grupo toledano October
Equus a lo largo de su trayectoria musical, la cual lo encuentra ahora
conformado como septeto, con dos vientistas y un cellista que se unen al núcleo
de guitarra-bajo-teclados-batería. "Saturnal" es el título del nuevo hito
fonográfico que la banda ofrece para la preservación de la vanguardia
progresiva. Con los hermanos Ángel Ontalva y Víctor Rodríguez repartiéndose las
responsabilidades creativas del nuevo material, "Saturnal" prosigue en muchos
aspectos por las vías de crecimiento y enriquecimiento sonoro hacia la cual la
banda se había proyectado sólidamente en su disco antecesor "Charybdis",
cabiendo añadir que también tiende puentes con la modalidad dramáticamente
sombría de chamber-rock reflejada en el homónimo disco debut de 2006.
"Estructuras primitivas en el crepúsculo" abre el disco con un aura expectante
ampliamente marcada por texturas siniestras, muy a lo Univers Zero. El clima de
constante oscuridad tiene la inquietud propia de lo terrorífico que acecha,
pero a partir del segundo minuto y medio, pasamos a un momento de vértigo que
añade intensidad al asunto hasta el punto de que lo antes era oscuro ahora se
torna brumoso, como si se abrieran posibilidades de salir a la luz y escapar
del peligro que sigue siendo persistente. Es en estos dos minutos finales que
la agilidad exhibida por la dupla rítmica resulta vital para el bloque sonoro
integral. "El furioso despertar del homúnculo neonato" nos lleva a la
luminosidad prometida con una combinación de orquestaciones sólidas y cadencias
extrovertidas, dando como resultado algo estilísticamente coincidente con
Yugen, mientras que "Una mirada furtiva en la Noche Saturnal" se encarga de
retomar la densidad precedente para traducirla a un discurso musical más
etéreo. Esta dupla de los temas 2 y 3 establece un cénit particular del álbum,
donde la banda da cuenta de su impecable versatilidad a la hora de crear y
desarrollar ambientes diversos y contrastantes. Esto se ejemplifica muy bien en
los matices que utiliza Ontalva en sus guitarreos reservados para cada uno de
estos dos temas; también en las interacciones entre los vientos y el cello,
juguetones en "El furioso despertar", mágicamente envolventes en "Una mirada
furtiva". "Ingravidez" instala brevemente una reiteración de ambientes
cautivantes semejantes a los del tema precedente, aunque la presencia más
destacada de los aportes de los saxos le da un toque extra de musculatura.
"Llegó como un amanecer ardiente" llega para instalar llamas de combinaciones
sonoras abstractas sólidamente desplegadas sobre un dinamismo rítmico sumamente
refinado, siendo así que los aportes de la guitarra, los vientos y el teclado
se aúnan dentro de un entramado que parece el equivalente a lo recuadros de una
pintura cubista, cada espacio particular tiene su propia autonomía de colorido
mientras guarda una posición establecida desde el todo. "Realidad ciega"
también esboza una maraña donde cada sonido se crea y cada fraseo se articula
en base a un entretejido integral, pero esta vez el cuadro musical consiste en
una gran mancha nebulosa minimalista e impresionista, un viaje hacia rincones
introspectivos de la mente en medio de una aura de misterio no ajena del todo a
sutilezas un tanto tétricas. Siguiendo con estos recovecos de contrastes, de
idas y venidas, tras la precedente exploración en la densidad inescrutable
según el modelo del RIO francófono, "Avanzando velozmente contra vientos
lacerantes" se explaya en un ambiente frontalmente extrovertido que instala un
excitante híbrido de RIO contemporáneo (a lo Runaway Totem) y jazz-rock, con
añadidos matices crimsonianos y free-jazzeros que aportan una saludable
robustez neurótica al asunto.
Sin duda que "Avanzando velozmente contra vientos lacerantes" ha marcado un
clímax significativo dentro del repertorio de este disco, por lo que la
experiencia posterior debe percibirse como una nueva página de este relato
progresivo. El breve "Un mundo de sueños abstractos" recapitula la lógica del
entramado cubista que ya percibimos en un par de temas anteriores, abriendo así
la puerta al travieso y engañosamente caótico colorido de "No pudieron detener
el silencio" (imaginemos un tributo simultáneo a Doctor Nerve y Present en un
espacio poco mayor al minuto y medio), los cuales son sucedidos por la
sofisticación más pronunciada de "Sutiles ecuaciones vivientes". Esta décima
pieza del álbum desarrolla un esquema genuinamente épico donde conviven
chamber-rock, jazz-fusión y texturas ocasionales de inspiración Canterbury: el
grupo decide en este clímax expresivo particular hacer gala de sus más
refinadas estrategias de fineza sonora, y dado el buen oficio de cada miembro
del ensamble, el resultado queda bordado. "Ella era invisible en la oscuridad"
ofrece un momento de expectante inquietud cuya engañosa serenidad cristalina,
basada en exóticos aires orientales bajo la guía de la guitarra, en realidad
amenaza sutilmente con dejar rienda suelta a la ansiedad=85 y es ahí que emerge
"!Abre los ojos!", asumiendo la misión de dejar aflorar la tensión sin
desbordamiento alguno, siempre manteniendo una sólida y meticulosa estructura
equilibrada en las interacciones entre los instrumentos. Es como una ansiedad
que late bajo un ropaje siniestramente atormentado haciendo uso de un sistema
circulatorio creado por una mente ingeniera. El bloque general de esta
penúltima pieza porta herencias simultáneas del Univers Zero pre-"Uzed" y del
Henry Cow post-"Unrest", y en especial, el guitarreo está a cargo de dirigir
las demostraciones de la antes mencionada tensión. Finalmente, nos replegamos
hacia atmósferas contemplativas inmersas en una gama otoñalmente gris de
evocativa melancolía para "Último refugio", tema que cierra el disco. Su carga
emocional está claramente signada por el flujo melódico así como por la
cadencia rítmica, con un solo momento de interrupción cuando emerge una breve
sección de cariz fusionesco. Cabe mencionar un solo de guitarra bellísimo que
se explaya sobre un interludio jazzero de la dupla rítmica, un momento de
efímera liberación de la oscura melancolía que se impone en el ambiente. Este
último tema, "Una mirada furtiva en la Noche Saturnal" y "Sutiles ecuaciones
vivientes" conforman el bloque más lírico del álbum, y para el caso específico
de "Último refugio", cabe señalar que funciona muy bien como expresión del
dulce dolor de la despedida.
Por lo disfrutado en este disco y los otros dos que lo precedieron (además de
su EP previo al homónimo debut oficial), October Equus resulta todo un sinónimo
de genialidad vanguardista en la escena progresiva que se ha venido
reconstruyendo y desarrollando en España desde los 90s: "Saturnal" es un
testimonio claro y directo de que la banda está todavía muy lejos de agotar su
combustible creativo. !Genialidad pura, damas y caballeros!
César Mendoza
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