Temas
- Tenemos Roads
- Brujo
- Borogoves
- Elephants
Justo en una epoca en que tanto el movimiento Canterbury como el movimiento
progresivo en general estaba perdiendo la moderada vigencia que alguna vez
tuvo en el negocio musical, surgio esta nueva super-banda, formada por
elementos ya veteranos dentro del genero, con el proposito de seguir
generando material de corte jazzero que nunca dejara de ser vibrante y
creativo… y vaya que lo consiguieron. Fundado y dirigido al alimon por Dave
Stewart y Alan Gowen, National Health presento en su primer disco cuatro
temas extensos, en los cuales se fusionaban equilibradamente las
inclinaciones hacia el jazz bien estructurado del primero, y las
preferencias por formas mas libres y a la vez mas delicadas del segundo
(estupendas sus intervenciones en Gilgamesh!!). Esto se traduce en un
material lleno de estructuras ritmicas complejas y energia instrumental, en
el cual se puede notar una base melodica claramente definida, mientras que
las guitarras de Phil Miller, los teclados, y las apariciones de las
deliciosas armonias vocales de Amanda Parsons se pasean con bastante
libertad e intensidad, asi como en ocasiones, algunos solos de viento de
Jimmy Hastings (invitado en flauta y clarinete). La seccion ritmica de Pip
Pyle (bateria - junto con Miller, ex-Hatfield & the North) y Neil Murray
(bajo) esta bien afiatada, funcionando de manera bastante efectiva y eficaz.
La responsabilidad por la composicion de los temas se dividia entre los dos
teclistas – ‘Tenemos Roads’ y ‘Borogoves’ son de Stewart, mientras que
‘Brujo’ es de Gowen -, y llegan incluso a compartir el credito por el tema
de cierre, ‘Elephants’, pero tal como he dejado ver antes, no debemos
esperar aqui una tendencia a la preponderancia pomposa de los teclados
(pianos, organo, sintetizadores, clavinet). Son muchos los momentos en que
los teclados se ocupan mas de alimentar y complementar la seccion ritmica de
bateria y bajo, y de servir de puente entre esta y los solos de guitarra de
Miller, y no tanto de saturarse con solos redundantes... que tambien hay
solos, eso es verdad.
En suma, un trabajo bastante recomendable que logra conservar viva la llama
creativa de la mas pura tradicion jazzera del Canterbury, una brisa de
libertad de expresion musical en el ocaso de una decada que estaba centrando
su mirada en formas rockeras mas urgentes y menso exigentes tecnicamente.
Cesar Mendoza
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