Temas
- Without Words — 10.02
- Clever Use of Shadows — 10.20
- Orgasmik Outburst II — 2.42
- Machiavelique — 6.41
- Beyond the Rims of Despair — 9.16
- Something Like That — 8.23
- The Rubber Cage — 5.51
- Call To Arms — 9.08
Integrantes
- Guy LeBlanc: teclados, voz, percusión
- Jose Bergeron: guitarras, efectos, canto francés
- Alain Bergeron: batería, percusión
- Claude Prince: bajo
Colaborador – Paul Desgagne (saxos alto y tenor)
“The Clever Use of Shadows” es el segundo disco de Nathan Mahl, lanzado al
mercado 15 años después del disco debut “Parallel Eccentricities”. Muchas cosas
pasaron en este prolongado ínterin: el guitarrista original dejó a la banda
poco después de la edición del primer disco, el grupo se separó por un puñado
de años antes de regresar sucesivamente en formatos de trío (sin guitarra),
cuarteto y quinteto (con dos teclistas), hasta finalmente volver al formato
familiar de cuarteto con un guitarrista y un teclista (el infaltable Guy
LeBlanc). Las tensiones y desacuerdos no pararon ni siquiera en esta etapa de
segunda luna de miel que tenía a Nathan Mahl con casi todos sus integrantes
originales. Este disco está fuera de catálogo hasta ahora por causa de los
desacuerdos con el recién ingresado y co-productor del disco Jose Bergeron
(obsérvese este enlace
http://www.waysidemusic.com/ProductInfo.aspx?productid=NMA%20009). Más allá de
esta sensación de fragilidad e inconstancia que puede generar este relato de
los eventos, el hecho es que “The Clever Use of Shadows” es un trabajo musical
robusto y sólido, un ingenioso catálogo a cargo de una banda que estaba ad
portas de inaugurar su segunda y más prolífica etapa.
El primer tema comienza con ruidos ambientales de caos bélico, dando pie a una
intro ceremoniosa y fastuosa de tenor marcial. El desarrollo de la pieza es
ágil y épico, marcado por una aproximación al sinfonismo desde una estrategia
que combina un sentido melódico claramente definido y una vibración propia del
jazz-rock. Esta pieza suena a una mezcla de Yes, Holdsworth y Gentle Giant. Hay
momentos pletóricos de energía en donde los solos de guitarra y órgano brillan
con pleno fulgor, y hay otros en los que el grupo realiza esquemas sonoros un
poco más sutiles: uno de ellos, que va entre el minuto 6 y el minuto 8’30,
destaca por su elegante uso de desarrollos melódicos al servicio de una
bucólica guitarra clásica que alterna factores renacentistas y fusionescos. El
segundo tema tiene una cadencia más recurrentemente virada hacia lo lírico: se
trata de la pieza homónima, la cual comienza con aires académicos muy
elegantes, dando paso así a un cuerpo central dueño de un dinamismo patente, y
sin embargo, convenientemente contenido. de todas maneras, hay algunos pasajes
en los que la fuerza se apodera del escenario, dando pie a magníficos solos de
Hammond y guitarra. ‘Orgasmik Outburst II’ retoma por unos 2 ¾ minutos un
concepto jazz-rockero que había aparecido en el disco debut “Parallel
Eccentricities”, creando así un ejercicio musical juguetón en su complejidad.
‘Machiavelique’ tiene un preludio renacentista bastante sereno antes de que el
cuerpo central nos revele un magnético vuelo musical que parece un GG neurótico
al empaparse de corrientes sonoras a lo chamber-rock (algo parecido a lo que
hallamos en los discos de A Triggering Myth). Al cuarto minuto y medio, el
ensamble gira momentáneamente hacia una ambientación jazz-fusión bastante
etérea, aunque no carente de energía patente (merced principalmente a la dupla
rítmica), hasta que la sección final redondea eficazmente la idea global.
‘Beyond the Rims of Despair’ se adentra más en el prog jazzeado, estableciendo
una mágica combinación de Canterbury (a lo Gilgamesh) con Weather Report. A
pesar de su ambiciosa extensión de 9 ¼ minutos, el grupo elabora con pulcritud
y prestancia las diversas secciones por las cuales atraviesa la pieza, variando
en intensidad y colorido de manera fluida. La presencia de un saxofonista
invitado ayuda a llenar la paleta sonora. ‘Something Like That’ no hace mucho
para variar el predominio de esquemas jazz-rock, pero sí logra acrecentar el
ritmo y la intensidad del mismo: se trata de una pieza explosiva, con gancho y
portadora de la elegancia estilizada que Nathan Mahl convierte en esencia
propia. Hay pasajes en los que esta misma energía es suministrada a través de
atmósferas más “sigilosas”, al modo de una cruza de Gordian Knot y Finneus
Gauge. ‘The Rubber Cage’ viene en clave de una finamente extravagante cadencia
de un jazz articulado con raras progresiones de acordes: la alternancia de
balada rock con Latin jazz es ciertamente bizarra, pero por alguna razón que
personalmente no logro entender funciona bastante bien. ‘Call to Arms’ ocupa
los últimos 9 minutos del disco con unas atmósferas intensas que nos recuerdan
muy bien a los temas 1 y 6. Se nota a leguas que el bloque de músicos quiere
concluir el álbum con un fehaciente despliegue de energía. Con el ruido de
protestas callejeras y un avión sobrevolando amenazante, el tema concluye
pertinentemente.
Parece mentira que ya hayan pasado 10 años desde la edición original de este
disco. Siendo como era un disco de retorno, es grato saber que Nathan Mahl
volvió al ruedo musical con muchas ideas y dispuesto a invertir todo el vigor
que tenía dentro de sí. Más grato es saber que el grupo sigue activo –
realmente, ningún disco de Nathan Mahl tiene pierde para un genuino fan
progresivo.
César Mendoza
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