Temas
- When All Was Well (1:46)
- Heretik Part I (21:19)
- Heretik Part II (4:17)
- Crimen Excepta (5:45)
- Heretik Part III (11:01)
- Carpe Diem (15:06)
Integrantes
- Guy LeBlanc: teclados, voz, percusión, flauta dulce
- Marc Spénard: guitarras
- Alain Bergeron: batería, percusión
- Claude Prince: bajo de 5 cuerdas
Colaboradora – Natasha LeBlanc (flauta dulce)
Nathan Mahl se tomó un segundo aliento desde fines de los 90s para retomar su
trayectoria musical progresiva con renovados ímpetus y con un buen bagaje de
ideas. Este resurgimiento, el mismo que tuvo un periodo de laboriosa gestación
desde mitad de la mencionada década, tiene como piedra angular a la tríada de
discos que conformó el concepto de “Heretik”, y es justamente la primera
entrega de este bloque conceptual la que reseñamos a continuación. Aquí se nota
a plenitud la decisión de LeBlanc y su reformado grupo de socios
instrumentistas de virar la línea de Nathan Mahl hacia los caminos de un
sinfonismo épico y ostentoso, definido por ideas melódicas precisas y ricas en
colorido, y claro está, con una plasmación pomposa en las sucesivas ejecuciones
de las mismas. Éste es un nuevo Nathan Mahl, recogiendo la vitalidad de siempre
pero haciéndose eco de ciertas tendencias del sinfonismo “retro” contemporáneo
según sus propios términos.
El disco comienza con una hermosa pieza bucólica de fuerte raigambre
renacentista: ‘When All Was Well’ brilla con sus atragantes arpegios de
guitarra acústica y dueto de flautas dulces. Una vez terminado este prólogo, el
grupo mete toda la carne en el asador para ‘Heretik Part I’, un monumental tema
de más de 20 minutos de duración en el que la sucesión de motivos y la
arquitectura sonora muestran amplias dosis de solidez. Tenemos en esta pieza
toda una investigación en la hegemonía de lo sinfónico, un sendero iniciado
fehacientemente por LeBlanc y compañía a través de todo este ideario del
proyecto Heretik. El uso de influencias de Camel, Yes, Wakeman y la faceta más
pomposa de Happy the Man no aminora la capacidad de Nathan Mahl de darle una
voz propia al sinfonismo del nuevo milenio. Los solos de órgano o sintetizador
que erige LeBlanc establecen sendas arquitecturas pletóricas en su riqueza
melódica y manejo de texturas; por su parte, las intervenciones de Spénard dan
una fuerte presencia a su guitarra ya sea en solos, armonías o riffs. Los
contados pasajes más reposados con base de piano siguen portando una polenta
bien definida dentro del desarrollo de esta pieza. ‘Heretik II’ tiene un aura
más ceremoniosa, trasladando la fastuosidad heredada del tema precedente hacia
un esquema más conciso. El resultado se traduce en un clima roquero más
comedido y a la vez, con un gancho intencionalmente más patente: ello, a pesar
de que tiene un esquema rítmico más complejo que el de cualquier rock a medio
tiempo estandarizado. ‘Crimen Excepta’ es un poco más extenso pero mucho más
complejo que ‘Heretik Part II’: ‘Crimen Excepta’ puede describirse como una
reelaboración un tanto más agresiva del estándar dinámico de Happy the Man, con
algunos trazos extra tomados de Gentle Giant. La magnificencia de esta pieza la
convierte en un pico creativo del álbum. ‘Heretik Part III’ sigue en buena
medida el esquema de fastuosidad y musicalidad multicolor de ‘Heretik Part I’,
aunque en algunos pasajes que tienden hacia sonoridades edulcoradas (al
comienzo), Nathan Mahl crea una afinidad con el vigor entusiasta que grupos
como The Flower Kings o Spock’s Beard insuflaban a sus primeros discos. La
abrupta conclusión deja la impresión de un torrente roquero cortado con serena
precisión. ‘Carpe Diem’ ocupa el cuarto de hora final del disco, siendo así que
recopila los ambientes desarrollados y elaborados en los tres Heretik, dando en
líneas generales cierta preeminencia al carácter ceremonioso de la Parte II.
Con todo, es justo indicar que los pasajes más fuertes llaman la atención por
sí solas debido a la explosiva explicitación de sus respectivos motivos, los
cuales a veces rondan cerca de los confines del rock duro melódico. Si ‘Heretik
Part I’ se erigió en el culmen de pomposidad sinfónica del disco, ‘Carpe Diem’
conforma el cenit en cuestiones de eclecticismo: estos dos temas y el fabuloso
‘Crimen Excepta’ constituyen los puntos álgidos del disco.
“Heretik Volume 1 – Body of Accusations” es un disco excelente, a pesar de que
no iguala la magnificencia que el grupo sabrá plasmar tan solventemente en las
dos siguientes entregas del proyecto ”Heretik”. Nathan Mahl supo demostrar con
este disco que su veteranía no serviría como excusa para algún tipo de
decadencia, sino más bien como una razón de peso para explicar el brillo
musical que caracterizará a este nuevo renacimiento de su visión musical.
César Mendoza
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