Temas
- Fire! Fire!! (13:07)
- Pagan Moonbeam (3:47)
- The Mediator Between Head And Hands Must Be The Heart (5:40)
- Torbjörn Abelli (10:57)
- Under Crimson Skies (10:33)
- I Wash My Soul In The Stream Of Infinity (6:19)
Integrantes
- Nicklas Barker: guitarras y mellotron
- Mathias Danielsson: guitarras y flauta dulce
- Ronny Eriksson: bajo
- Tomas Eriksson: batería
Tras su impresionante disco debut "Twilight In The Crystal Cabinet", el
ensamble sueco My Brother The Wind vuelve a tomar pro as alto las riendas de la
vanguardia psicodélica de la escena progresiva actual con este excelente
segundo disco titulado "I Wash My Soul In The Stream Of Infinity". Este
aquelarre de Nicklas Barker, Mathias Danielsson, Ronny Eriksson y Tomas
Eriksson, cuatro sabios brujos progresivos que ha sabido generar una
instantánea magia filuda bajo los cánones perennes del rock psicodélico, vuelve
a lucirse en una magnífica demostración de vigor lisérgico y energía
hipersónica.
La monumental pieza "Fire! Fire!!" abre el disco con un fulgor opresivo y
abrasivo que brilla imponente dentro de un clima de implacable implosión
sónica. Los miembros del ensamble articulan un diálogo dinámico y contundente,
bastante enraizado en la lógica de energía surrealista propia del primer Guru
Guru y Ash Ra Tempel. Aunque el vigor esencial de la pieza se mantiene en un
nivel excitantemente consistente, en los últimos minutos se produce una
ambientación etérea en el groove general para así permitir la crucial
emergencia de las capas de mellotrón: el final resultante ostenta un claro
tenor lisérgico. Después de este robusto viaje psicodélico, "Pagan Moonbeam"
cambia el discurso hacia una base de raga india en un espacio de 3 BE minutos,
ostentando plácidamente los resabios de la vieja tradición acid-folk que formó
parte importante de la vanguardia rockera alemana de los 70s (Yatha Siddra,
Brösselmaschine, los momentos pastorales de Amon Duul II). De este modo, el
terreno está cimentado para la instalación de "The Mediator Between Head And
Hands Must Be The Heart", pieza que asume con nervio y firmeza la tarea de
reciclar el talante psicodélico al cual es tan afecto el grupo sobre una
cadencia jazz-rockera y una densidad grisácea de corte Crimsoniano (lo cual
incluye a las capas de mellotrón a lo "Starless And Bible Black"). A
continuación siguen dos temas de largo aliento, "Torbjörn Abelli" y "Under
Crimson Skies": en ellas, la banda explota al máximo la dinámica electrizante
que emerge naturalmente de la conjunción de sus cuatro voluntades conformantes,
lo cual logra que el repertorio del álbum fluya de forma consistente. "Torbjörn
Abelli" persiste en la inspiración kraut que se había hecho presente en el tema
anterior, bajando los coqueteos jazzeros en la cadencia rítmica y aumentando el
fragor de los guitarreos de forma contenida. Es en el segundo de estos temas,
"Under Crimson Skies", donde el fragor se pronuncia de forma más evidente: aquí
la estrategia de la primera mitad es la de recuperar la esencia del stoner,
apelando a una transparente confluencia de swing Zeppeliniano y aristas
agresivas del Guru Guru de "KanGuru", con algunos toques al estilo del primer
disco de Hawkwind. En la segunda mitad, el grupo explora ambientes un poco más
relajados a fin de generar un clima ensoñador que se siente a la vez cálido y
distante. De esta manera, se anuncia convenientemente el arribo de la pieza
homónima para ocupar los últimos 6 minutos y pico del álbum. Su sencillo
esquema recurrente, desarrollado sobre una lenta cadencia post-rockera en 15/8,
evoca imágenes de contemplativa serenidad donde la introspección sirve como
puente hacia proyecciones mentales de ensoñaciones calmadas.
En conclusión, tenemos en "I Wash My Soul In The Stream Of Infinity" un trabajo
de espléndida lucidez psicodélico-kraut-stoner-space-rockera, en el cual se
resume una muy lograda tarea de reivindicación, remodelación y refrescamiento
de varias estrategias de inmortales de investigación progresiva. My Brother The
Wind firma su acta de solvencia creativa con este disco ante los ojos y oídos
de los coleccionistas progresivos del nuevo milenio.
César Mendoza
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