Temas
- Sinfonia della Luna (Parts I-IV) (8:20)
- Magical Wand (4:05)
- Venezia (4:55)
- Dance... Romantic (5:25)
- A Parade of the Wonderland (2:00)
- Ballo della Luna (Parts I-II) (10:30)
Bonus track on cd release:
- Leonardo
Integrantes
- Masaya Furuta: batería, percusión
- Katsuhiko Hayashi: sintetizadores, mellotron, flauta dulce, guitarra
acústica
- Akira Kato: bajo, pedales bajos, guitarras acústica y eléctrica
- Takashi Nakamura: voz, sintetizadores, guitarra acústica
Colaboradores – Takako Hayashi (voz en 7), Makoto Kaminishizono (guitarra
eléctrica en 2-6), Takako Morita (canto en 1-5, teclados en 6), Kunihiko
Yamazaki (canto en 4, glockenspiel en 5)
Primer disco de estudio de Mugen, banda japonesa que de la mano del teclista
Katsuhiko Hayashi aportó uno de los muchos granos de arena que Japón brindó
al género progresivo justo en la década de los 80s, la más particularmente
problemática para este género. El estilo básico del grupo se orienta hacia
una combinación bien medida de sinfonismo de vieja escuela y neo-prog,
incluyendo varios espacios para el uso de sonoridades de tipo bucólico,
cercanas a la onda de Renaissance y Anthony Phillips. El resultado final
evoca a mis oídos una especie de híbrido de Pageant, Midas (banda de
posterior gestación), Genesis, Marillion y PFM (en su faceta más pastoral).
Definitivamente, Mugen se sitúa en una posición muy diferente a la del
sinfonismo moderno semi-tétrico de Outer Limits, el Canterbury remozado de
Ain Soph, o el crimsonismo programático de Bi Kyo Ran. El grupo canta en
japonés, por lo que he optado por poner los créditos en idioma inglés.
El tema homónimo abre el disco con una serie de ambientes épicos y ágiles (a
veces juntando simultáneamente estos dos registros), mayormente organizados
sobre tiempos lentos, pero también incorporando algunas secciones más
explícitamente dinámicas. El desarrollo de la pieza es liderado por las
capas y fraseos de sintetizadores (el vocalista también aporta teclados al
espectro instrumental del grupo), después de un inicio etéreo y cósmico, a
lo UK, o también a lo Camel del “Moon Madness”. ‘Magical Wand’ tiene una
agilidad más precisa, afín en muchos sentidos a la oleada neo, aunque si de
agilidad hablamos, la pieza más lograda del disco es, sin duda, ‘Dance…
Romantic’, un tema donde el grupo conjuga las influencias del Genesis de “A
Trick of the Tail” y del Wakeman del “Criminal Record” y el “1984”, puro
sinfonismo de vieja escuela, aferrado a esquemas rítmicos de 7/8 y 5/4,
reorganizado con una comunión de sintetizadores digitales y añejos
mellotrones, asentado sobre el gancho de los motivos centrales. En medio de
ambos temas se sitúa la balada prog-sinfónica ‘Venezia’, un tema bastante
atractivo y razonablemente fastuoso, elaborado sobre las herencias del
UK-trío y Wakeman. ‘A Parade of the Wonderland’ es una breve excursión
pastoral, la misma que anuncia el tema de cierre del repertorio oficial,
‘Ballo della Luna’. Éste comienza con evocativos acordes de guitarras
acústicas, prácticamente sirviendo como continuación de ‘A Parade of the
Wonderland’, pero a partir de la segunda mitad la instrumentación torna
hacia los estándares del sinfonismo preciosista y estilizado: una vez más se
me vienen las referencias al UK con Bozzio y a Camel, pero esta vez de la
época post-“Rain Dances”.
El disco concluye con un cándido bonus track de esencia acústica, donde se
aprovecha muy bien la alternancia de cantos masculino y femenino (Nakamura y
la invitada Takako Hayashi) sobre los delicioso arpegios de guitarras
acústicas y serenas capas de teclado que en ocasiones se tornan cósmicas sin
por ello alterar el delicado ambiente general de la pieza. Aunque se trata
de un bonus, resulta un final adecuado para un disco más que interesante. Se
nota, tanto en la producción de sonido como en la manera un poco plana en
que a veces interactúan los músicos, que se trata de un testimonio de los
primeros pasos de una banda: “Sinfonia della Luna” no despliega tanta
energía como la que luego concretará Mugen en su tercer y último disco “The
Princess of Kingdom Gone”, pero con todo, lo recomiendo a todos los genuinos
coleccionistas de progresivo sinfónico ávidos por descubrir qué cosas se
aportaban al género desde fuera de las habituales esferas europeas.
César Mendoza
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