Temas
- Brujos Voladores (Obertura)
- Tres Paisajes
- El Jaguar (Felino Volador)
- Spondylus y Danza para los Ancestros
- Telares / Juegos
- Atarraya
- El Degollador (Ai Apaec)
- La Rebelión de los Objetos (Rebelión / Sacrificio / Contraataque del Dios
Águila)
- Presentación de la Copa
- Viaje al Norte
- Nay Lamp (El Hombre Pájaro)
- Chancay
- Los Amautas
- Mar Abierto / Dioses Navegantes
- Siglos (Wiracocha)
Manuel Miranda: flautas, saxofones, quenas, zampoñas, ocarinas, didgeridoo y
otros vientos étnicos, percusiones étnicas, pícolo, teclados, programación
de ritmos, efectos, coros
Colaboradores – Raimund Bierling (batería en 1, 13, 14), Carlo Caliennes (saxo
alto y palmas en 1), Cali Flores (percusión en 1), Eduardo Freire (bajo en 1,
3, 8, 9, 13), Víctor Hugo Glenni (guitarras en 1, 7, 8, 9), Lucho Gonzales
(guitarras en 12), Marco Oliveros (percusión en 1, 4, 8, 9, 12), Leslie Patten
(bombo y efectos en 5), Huber Reyes (percusión en 11), Assad Sacín (percusión
electrónica en 1, 11), Henry Ueunten (teclados en 4, 12), Roxana Valdivieso /
Diego Bertie (coros en 11), Canto de la Tribu Chané (1), Cantos y Flautas de la
Comunidad Q’ero (1)
Después de continuas demoras y expansiones durante el proceso de pre-producción
y grabación, por fin se ha hecho realidad el tercer disco de estudio del “Señor
de los Vientos” Manuel Miranda, titulado “Brujos Voladores”. Éste es su disco
más personal y más ambicioso, tratándose de un concept-disc en torno a la idea
de un viaje a través de los tiempos y espacios de las variada culturas
precolombinas del Perú natal de Miranda. El subtítulo del disco es “Un Viaje
Musical al Perú Antiguo”, y con ello nos percatamos de una primera impresión
que puede causar en el oyente la expectativa de escuchar un disco como éste.
Pero una vez que se realiza tácticamente la escucha, vemos que éste no es un
disco “normal y corriente” de jazz-fusión o fusión contemporánea, ni tampoco se
trata de una labor de arqueología trasladada al campo de la música. Por el
contrario, Miranda asume un rol muy peculiar esta vez, la de renovador y
reinventor de la fusión: para eso, Miranda sacó el jugo a su propio
eclecticismo (que bebe del jazz, etno-fusión, rock progresivo, nueva era,
etc.), e incluso lo enriqueció con algunas aventuras de corte electro-jazz.
Gracias al ingenio y virtuosismo de Miranda y sus colaboradores de turno, el
resultado se traduce en un repertorio colorido y variado, enraizado en
ambientes añejos, pero empujado hacia ideas modernas: el todo se muestra
coherente a través de su diversidad, con una ilación bien armada.
El disco comienza con el tema homónimo, introduciéndose con emisiones de
diversos vientos y percusiones que aparecen como anunciando un evento luminoso,
el cual se hace patente en una soberbia exhibición de confluencia entre sonidos
telúricos y esquemas electrónicos: de este modo, Miranda logra concretar desde
el punto de partida la premisa de renovar radicalmente el estándar de la música
fusión. ‘Tres Paisajes’ tiene un título muy pictórico, y ciertamente se puede
sentir un esquema muy “paisajístico” en la manera en que Miranda dibuja en el
aire los sonidos de diversos vientos autóctonos a medida que se va desplazando
por las tres áreas prototípicas del Perú, selva, sierra y costa – para el
tercero y último de estos destinos, el protagonismo es asumido por fastuosas
orquestaciones de teclado que se instalan preciosistamente sobre los sonidos de
mar que se despliegan en el trasfondo. El tercer tema pasa a un cariz más
misterioso, incluso llegando a lo amenazador y lo tétrico, y ello se condice
mucho con el carácter imponente y voraz que se asocia a las divinidades felinas
precolombinas: incluso las orquestaciones de teclado que surgen a partir de la
mitad se hacen eco de la aureola general de inquietud que empapa a esta pieza.
‘Spondylus’ prosigue con lo misterioso pero apartándose de lo siniestro: esta
vez, las percusiones y teclados resuelven un clima de danza celebratoria (danza
de lluvia, para ser más exactos), y casi como quien no quiere la cosa, se cuela
una nueva versión de un tema del disco “Tinku”, lo cual permite que se redondee
adecuadamente la intensidad fusionesca que hasta antes del final quedaba como
contenida. Tras las ambientaciones casi cinematográficas de ‘Spondylus y Danza
para los Ancestros’, se nos aparece un tema bastante cándido y juguetón,
‘Telares / Juegos’ – los vientos van llenando espacios sucesivamente simulando
así la fabricación de una tela, aunque se nota que Miranda quiere poner énfasis
en el carácter doméstico de este contexto. ‘Atarraya’ es una pieza serena que
retrata de forma casi hipnótica el atardecer que cae sobre las aguas del
puerto: en un ritmo de ¾, muy común en el folklore de la costa peruana, los
teclados y la flauta dibujan retazos con alto cariz evocativo, muy a lo “new
age”. Los temas 7–9 conforman una trilogía basada en los rituales de sacrificio
de la Cultura Moche. ‘El Degollador’ se centra en climas cinematográficos
abiertamente tenebrosos, aunque manejados con suprema exquisitez. ‘La Rebelión
de los Objetos’ se muestra con un colorido más abierto, y también un aura de
sofisticación sabiamente explotada a través de complejas alternancias entre
compases de 5/4 y de 3/4 – es aquí donde Miranda da rienda suelta a la
influencia del rock progresivo, especialmente en su inteligente manejo de
cambios de ambiente, la disposición de los contrapuntos y disonancias. ‘La
Presentación de la Copa’ completa pertinentemente el flujo de ideas expuesto en
‘La Rebelión’. Sin duda, tenemos en esta secuencia un pico climático del disco.
Con ‘Viaje al Norte’ nos volvemos a relajar un poco, retornando a ambientes
cálidos y cándidos: la cadencia tribal de las percusiones y las saltarinas
líneas de maderas evocan un aire de fiesta; por su parte, ‘Chancay’ resulta un
hermoso vals criollo traducido al lenguaje del jazz-fusión (mención especial
para el fabuloso aunque breve solo de sintetizador a cargo de Ueunten). En
medio de ambas piezas se sitúa ‘Nay Lamp’ que nos transporta a ambientes más
densos y más épicos, combinando el aire amable de los vientos y percusiones con
los estilizados arreglos de teclados y corales, generando así una eficaz
combinación de fusión y progresivo en su faceta etérea – también se incorporan
matices electrónicos en el esqueleto de la instrumentación. ‘Los Amautas’
también apuesta por la fusión progresiva, lo cual conlleva el manejo de
orquestaciones elegantes y fastuosas como elemento importante de la
instrumentación, aunque esta vez la ambientación resulta más decididamente
envolvente en comparación con ‘Nay Lamp’. Y bueno, la fastuosidad de raíz
progresiva prosigue con ‘Mar Abierto / Dioses Navegantes’, un hermoso tema
construido sobre un tempo de 7/8. La calidez destilada a través de la idea
compositiva halla un adecuado correlato en los despliegues melódicos y armonías
articulados en los teclados, los mismos que reflejan el carácter épico del
viaje de Túpac Yupanqui a la Polinesia. Por su dulce belleza y su bien
dispuesta estilización, esta pieza es otra favorita personal del disco. El
disco cierra con ‘Siglos’, un onírico dueto de quena y saxo soprano donde
Miranda parece establecer una propuesta de diálogo entre el mundo antiguo y el
contemporáneo: los vuelos libres de ambos instrumentos están medidos para no
dejar que el exceso de florituras sature el ambiente, cuando la intención es
clausurar el disco con un motivo de reflexión.
“Brujos Voladores” contiene un vídeo bonus donde se muestra la ejecución del
tema ‘Pinkullada’ a cargo de Miranda y su banda de apoyo Tinku. Este disco no
tiene pierde, y sí muchas muestras de ingenio musical que hacen que se vaya
descubriendo o redescubriendo algo nuevo con cada escucha. Tal como señalé
anteriormente, este disco es clave para la trayectoria de Manuel Miranda pues
supone una propuesta de replanteamiento de lo que se entiende por fusión, y la
osada estrategia de plasmar una visión ecléctica de la música ha sabido
moldearse sabiamente como una posibilidad artística robustamente coherente.
“Brujos Voladores” supone un evento muy importante para el año 2008 en el mundo
de las artes del Perú, y en realidad, dentro del ámbito general de la fusión.
César Mendoza
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