Listado de Temas:
- Punto Grafenberg (Fontana)
- Imágenes perdidas (Fontana)
- La capucha (Epumer)
- A tierra húmeda (Fontana)
- No importa el lugar donde estés (Fontana)
- Para Dino (Epumer)
- Remando y girando (Fontana - Morelli - Vadalá)
- Julia en primavera (Fontana)
Músicos:
- Lito Epumer: guitarras Gibson 335, Ovation Nylon, Roland 700.
- Juan Carlos "Mono" Fontana: piano y sintetizadores, percusión y bata en
"Para Dino".
- Guillermo Abel Vadalá: bajo eléctrico.
- José "Jota" Morelli: batería Tama.
Con éste, mi primer aporte a LCDM, no tengo otra intención que rendir
un humilde homenaje a uno de los grupos más importantes de la historia
del rock instrumental argentino y que, por diversos motivos, editó un
solo disco hasta la fecha, lo que lo ha transformado -sin ánimo de
exagerar- en una banda de culto, muy a la altura de Crucis, Invisible, Alas y
otros grandes de la década del '70.
Mencioné a éstos grupos porque Madre Atómica se formó entre 1975/1976,
con Lito Epumer (22 años) en guitarras y dos adolescentes de 13 años
llamados Juan Carlos "Mono" Fontana en batería y Pedro Aznar en bajo.
Éste trío se movía casi en exclusividad dentro del circuito under porteño
de aquellos tiempos, trayendo el buen parecer y criterio por parte de
sus colegas, crítica especializada (Léase revistas Pelo y Expreso
Imaginario) y público en general. A pesar de ello, según comentó "Mono"
Fontana en una interesante entrevista radial en El Retorno del Gigante
(www.elretornodelgigante.com.ar), no realizaron ningún registro sonoro
oficial de toda aquella experiencia, lo cual dejó una deuda muy honda entre
sus seguidores. La propuesta no duró mucho tiempo, ya que cada uno de
ellos -gracias a la repercusión de éste combo- fue tentado a unirse a
diferentes proyectos: Epumer pasó a tocar junto a músicos de fusión como
Rubén Rada y Dino Saluzzi; "Mono" Fontana partió a unirse al
interesante proyecto de Nito Mestre (Ex Sui Generis) llamado Los Desconocidos
de
Siempre; y Pedro Aznar fue llamado por Gustado Moretto a formar parte
de otro grupo increíble llamado Alas -en reemplazo del bajista Alex
Zuker- y que también dejó solo dos discos, también considerados de culto.
Según comentó Pedro Aznar alguna vez al rememorar aquellos tiempos, la
banda escuchaba por entonces a Led Zeppelin, ELP, Gentle Giant, Frank
Zappa y alguna otra cuestión progresiva que los cajeros, seguramente,
podrán recordar dentro del panorama musical de la década del '70. Por ser
instrumental, obviamente que la música demandaba del trío un
compromiso sonoro muy cercano al power trío, aunque el "Mono" Fontana aclaró
que
la propuesta no apuntaba a ese lado.
Una década después la situación en el rock argentino era otra. Con la
todavía recién nacida democracia, los músicos argentinos tuvieron nuevas
posibilidades de expresarse. Por aquel entonces estos tres músicos
(Principalmente Fontana) participaban a menudo del grupo de Luis Alberto
Spinetta (Por ej.: escuchar su importante trabajo grabado en 1984
llamado "Madre en Años Luz", paso previo y necesario para entender el disco
que aquí se comenta; prestar atención sobre todo al tema de Fontana,
"Mula Alma"), hasta que el sello Interdisc les propone, al fin, grabar un
disco bajo el nombre de Madre Atómica. Por aquel entonces Fontana se
había dedicado a los teclados -Spinetta lo definió siempre como la
"usina" sonora de su grupo-, y tanto a él como a Lito Epumer les gustó la
idea, especialmente por la oportunidad de volcar toda la experiencia que
venían desarrollando. Aznar, en cambio, se estaba dedicando de lleno a
su carrera solista, luego de su paso por importantes agrupaciones como
Serú Girán y el Pat Metheny Group. Con el anexo de por entonces dos
jóvenes músicos, Guillermo Vadalá en bajo y "Jota" Morelli en batería
(Anteriormente iban a participar el bajista César Franov -Jade- y el
legendario baterista Pomo -Invisible y también Jade-, aunque no llegó
concretarse), lograron grabar en Abril del '86 éste único registro, saldando
una deuda de muchos años.
He oído y leído comentarios en donde se comparó éste trabajo con la
música que Pat Metheny y su grupo venían desarrollando. Tal vez si
escuchamos la guitarra de Epumer y los teclados de Fontana puede que haya
similitudes tímbricas, aunque considero que la comparación es injusta. En
éste trabajo hay varios elementos muy propios de la música de fusión
argentina de aquél entonces y de ahora: rock, jazz, folklore, música
ciudadana porteña y hasta pasajes sonoros propios de una película, todos
conjugados en forma magistral por el ahora cuarteto en cuestión. Por sobre
todo, se respira música instrumental original por donde se quiera,
además de humildad y excelencia en todo el registro.
"Jota" Morelli da inicio a toda máquina con "Punto Grafenberg", con el
grupo en pleno desarrollando una idea simple que Fontana se encarga de
desgranar a mitad de tema. Epumer reafirma dicha idea original desde su
eléctrica, mientras que Vadalá y Morelli demuestran que la base
rítmica de éste combo es envidiable desde todo punto de vista. En "Imágenes
perdidas", Fontana propone otro motivo para tranquilizarse desde el
piano acústico, con ahora Epumer desarrollando sutilmente el planteo. El
tándem Vadalá - Morelli relaja perfectamente el trabajo de la guitarra y
del piano, convirtiéndose en uno de los puntos más altos del disco.
Después, Morelli dispara con "La capucha", tema donde casi no hay teclados
-pero sí una doble batería, posiblemente del "Mono" Fontana
acompañando a "Jota", aunque la carátula interna del CD no lo aclara-, dejando
espacio a Epumer en un solo de guitarra mortal en el tema más rockero
-casi metalero- del disco. Vadalá también descuella, aun cuando su aporte
sea solo el de apoyar el trabajo de la guitarra. Calculo que así tiene
que haber sonado la banda en sus tiempos de trío, una década atrás.
Otra vez viene la calma con "A tierra húmeda", un motivo a 3/4 de compás,
muy parecido a una zamba o una chacarera, donde el piano de Fontana
acompaña a una supuesta flauta: ?un sintetizador? ?O será una guitarra
también sintetizada? Fuera de ésto, el clima de éste tema nos hace ver,
más que nada, la amplia gama de recursos no solo sonoros sino rítmicos
que éstos músicos son capaces de desarrollar. Una belleza.
La segunda parte de éste disco arranca con "No importa el lugar donde
estés", y aunque a simple vista -o lectura- el título parezca complejo,
la música trasluce perfectamente el sentimiento puesto en el mismo. Aun
cuando Epumer toca poco y nada aquí, sus líneas marcan el espíritu y
estructura del tema, donde Fontana pone todo el resto. Prestar atención
a la batería de Morelli, cuya simplicidad y sutileza es digna de
destacar. Vadalá es la pared perfecta donde el resto del equipo se apoya.
"Para Dino", después, con Epumer en su acústica con una chacarera de su
autoría, sencillamente otra belleza. Se comenta en la carátula que
Fontana aporta con la batería, además de los climas puestos desde los
teclados. El tema es muy sentido por momentos, pero con toda la sutileza
puesta en manos maestras. Si el oyente no es habitué de escuchar música
folklórica, tal vez éste tema haga cambiar su opinión. Vadalá, otra vez,
aporta la justeza necesaria sin entrometerse, lo cual maravilla si se le
presta atención. "Remando y girando", a continuación, se apoya en el
tándem Vadalá - Morelli sobre el que Fontana desarrolla sus
improvisaciones propias jazz-rockeras. ?Otra vez una guitarra sintetizada?
Buena
cuestión, aunque lo más importante es la justeza de la base rítmica en
éste tema, otra vez increíblemente envidiable. !Lo que deben haber sido
estos tipos tocando en vivo! Lamentablemente no tuve ese privilegio. El
disco termina con una idea del "Mono" Fontana, "Julia en primavera",
donde una simple melodía de piano es acompañada dulcemente por un colchón
sonoro, enmarcando los graznidos de gaviotas que se escuchan de fondo.
Una delicadeza digna como broche de oro para éste único álbum.
El disco fue re-editado en 1994 en formato CD -del cual afortunadamente
tengo un ejemplar- y luego no se lo volvió a ver en ninguna disquería
de Argentina. Una verdadera lástima, dado el prestigio y la sonoridad
que emergen de éste trabajo y, por supuesto, de sus músicos. El grupo se
desbandó al poco tiempo de ésta grabación: Epumer siguió colaborando
con diversos músicos del jazz y del rock, formando luego su propia banda
(de estilo muy rioplatense, alejada de la propuesta de Madre Atómica);
"Mono" Fontana continúa colaborando con L. A. Spinetta y ha editado
dos trabajos solistas notables, siguiendo la idea desarrollada en "Julia
en primavera"; Vadalá es el actual bajista -y pilar- de la banda de
Fito Páez; y Morelli se dedicó a realizar trabajos de sesión, siendo en
algún momento parte del grupo de Al Jarreau.
Queda entonces éste testimonio fiel, todavía único de ésta banda que,
por supuesto, podría haber dado mucho más. Aunque la calificación es de
un absoluto 10, creo que con eso no me alcanza.
Saludos a todos y, por supuesto, buena música.
Eduardo Norris
(Rafaela, Santa Fe, Argentina)
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