Temas
- The Robots
- Spacelab
- Metropolis
- The Model
- Neon Lights
- The Man-Machine
Integrantes
- Ralf Hutter: sintetizadores, voz, vocoder
- Florian Schneider: voz, sintetizadores, vocoder
- Karl Bartos: percusion electronica
- Wolfgang Flur: percusion electronica
Este es el tercer trabajo producido por la alineacion que se estreno en el
disco “Radio-activity”, y podemos ver por los solidos resultados evidentes
al oido, que ya Kraftwerk afianzo con total firmeza su voz propia dentro de
la vertiente mas radicalmente electronica del krautrock. Kraftwerk ha
logrado controlar el manejo de las amalgamas sinteticas con una robustez
inapelable. Esto los lleva a establecer una cierta filiacion con la linea
musical que estaba en boga en la escena pop europea, pero “The Man-Machine”
no es, per se, un disco pop, sino un cantico fastuoso al contexto
cibernetico de un posible futuro urbano. Un factor que ayuda ciertamente a
Kraftwerk a concretar sus ambiciones artisticas reside en los aportes
compositivos de uno de los percusionistas, Karl Bartos, quien recien llevaba
tres años en el grupo. En este disco no son pocas las veces que el utiliza
sus intervenciones percusivas de forma gravitante para la dimension melodica
del actual repertorio, permitiendo asi que las labores habituales de Hutter
y Schneider se beneficien de un enriquecimiento extra – los temas 1, 3 y 6
son los que mas frontalmente evidencian el aporte individual destacado de
Bartos en las percusiones electronicas, aunque Ralf Hutter y Florian
Schneider siguen estando a cargo de la direccion conceptual del repertorio.
Hay muchos momentos en que casi parece perderse la linea que separa el
retrato de la maquina de la maquina retratada misma, dada la apariencia
robotica que tiene la musica misma. Esto se nota de entrada en el primer
tema, ‘The Robots’, una autentica oda a la funcionalidad del humanoide
ideal. Otro factor musical que se puede advertir en la escucha de este disco
es el uso estilizado, y en varios pasajes, casi orquestal de los
sintetizadores, creando un aura de fastuosidad, como si la urbe futura fuese
una especie de castillo dorado que ostenta su propio esplendor. ‘Spacelab’,
‘Metropolis’ y ‘Neon Lights’ (la mas larga del disco, con sus 9 minutos de
duracion) son las piezas que mas claramente exponen ese aura a traves del
uso bien trabajado de las complementaciones y contrapuntos melodicos que
emergen de las atractivas lineas melodicas, mientras que la seccion ritmica
sostiene un esquema arquitectonico a la vez solido y etereo. El sonido de
Kraftwerk se ha tornado menos rigido que en los dos discos anteriores,
siendo asi que se nota un cierto candor, un indicio inequivoco de la
sensibilidad humana que opera detras de la maquinaria sonora, dirigiendola a
traves de sus viajes electronicos. De las tres piezas que acabo de
mencionar, mi favorita es ‘Neon Lights’, siendo tambien mi favorita de todo
el repertorio que conozco de Kraftwerk hasta el dia de hoy. Debe hacerse una
mencion especial a su seccion final, en la cual una serie de capas armonicas
(inicialmente ejecutadas de forma mas breve en el interludio) se van
acumulando y armonizando con otras capas nuevas, creando la sensacion de que
las luces de la ciudad se van iluminando de forma orquestada ‘ad infinitum’,
con una vivacidad esplendorosa. Justo antes de este numero tan ambicioso
viene el mas simple, ‘The Models’, el cual sirvio como single promocional;
incluso su version re-editada del año 1981 alcanzo el No. 1 en los charts
britanicos. Obviamente, se trata de un tema esencialmente pop, con un gancho
glamoroso pertinente para provocar un baile en una discoteca o permitir al
oyente regalarse un momento de escucha agradable sin mas – pero yo prefiero
verlo como un tema corto y bonito, sin tomarlo realmente como un placer
culpable. La pieza homonima cierra el disco, retornando a la dimension
robotica que habia sido presentada al principio con ‘The Robots’. Tambien
nos retrotrae al espiritu aspero que se habia hecho presente en buena parte
del disco anterior, “Trans-Europe Express”, pero conservando un aura lo
suficientemente estilizada como para mantener una conexion consistente con
el resto del repertorio.
Ahora debemos tal vez plantearnos la pregunta que se plantea en varios
e-zines progresivos: ?que hace un album como “The Man-Machine” en un sitio
web como este? Bueno, la verdad es que este material no se acomoda
totalmente a los estandares progresivos, y ni siquiera a las vertientes mas
recurrentes del krautrock, y es verdad tambien que la propuesta sonora de
“The Man-Machine” se situa mas como un paso adelante en el forjamiento del
movimiento tecno-pop que como una perpetuacion de la ideologia progresiva
(si es que existe tal). Pero, con todo, este no es un disco normal de pop,
pues las amalgamas creadas por los teclados y sostenidas por la interaccion
de los diversos artilugios percusivos electronicos exhiben una riqueza
musical sutil y, a la vez, patente, y es aqui donde el fan progresivo puede
depositar su atencion y concentrarse en las ambiciones artisticas del
material, del mismo modo que puede hacerlo con los discos de Vangelis y
Jarre de esta misma epoca. En fin, esta es, EMHO, la obra cumbre de
Kraftwerk en tanto que refleja un punto culminante de su experimentacion
concreta en el contexto de la musica popular contemporanea.
Cesar Mendoza
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