Temas
- Ra
- Excellent Meat
Pentacle Suite
- Prologue
- Sun Pentacle
- Mercury Pentacle
- Venus Pentacle
- Mars Pentacle
- Epilogue
- MetroMnemo
- Joropo
- Omphalos
Integrantes
- Carlos Plaza: teclados
- Adriana Plaza: teclados
- Omar Acosta: flauta
- Carlos Franco: batería y percusión
- Jaime Pascual: bajo
- César García Forero: guitarras
- Carolina Prieto: voz
Colaborador – Miguel Rosell Arreaza (violonchelo)
El ensamble hispano-venezolano Kotebel vuelve a la carga con esta gema
progresiva, la cual muchos ya se han adelantado a señalar en la Internet
como su mejor trabajo musical. Yo, en lo personal, recién estoy descubriendo
el aporte de este grupo al género progresivo, muy tardíamente sí, pero por
lo que he estado apreciando de este disco recientemente puedo asegurar que
se trata de uno de los ítems más atractivos y estupendos que se han editado
en el ámbito progresivo en este año. La pulcritud, complejidad y sentido de
exquisitez con que se manejan las diversas ideas melódicas que van fluyendo
a través de “Omphalos” convierten a este disco en un ítem de arrebatadora
belleza sonora. Las alusiones mitológicas griegas del concepto del disco se
condicen con la majestuosidad rebosante del repertorio, pero lejos de
amoldarse exclusivamente a los parámetros de las músicas occidentales y al
exotismo arábigo estilizado propio de estos casos, también hallamos
bastantes recursos de fusión latinoamericana en varios pasaje de este disco
en cuestión. El excelente tema de apertura “Ra” recoge una diversidad de
ideas bastante bien conjugada en una cohesión interna que, a través de sus
completos 13 minutos de duración, conserva una energía uniforme. Los
diálogos entre los dos teclados, los coloridos juguetones y excitantes de la
flauta y la dosis de fuego provista por los solos de guitarra conforman un
paisaje sonoro tan elegante como vibrante, siendo así que la dupla rítmica
lo sostiene con solvencia y precisión. El canto de Carolina Prieto le da un
plus de distinción al asunto. A priori, puede resultar difícil o imposible
seguir adelante con la buena impresión después de una entrada tan estupenda,
pero Kotebel sigue adelante con paso firme. ‘Excellent Meat’ tiene un aura
más rockera, pero se mantiene lejos de los estándares usuales del hard rock
merced a la introducción de recursos de teclados inspirados parcialmente en
Gentle Giant. En el tercer minuto tenemos un interludio lento y sereno,
marcado por guitarras acústicas, antes de que el grupo vuelva de lleno a
retomar el despliegue de energía previo.
‘Pentacle Suite’ ocupa seis secciones del repertorio del disco. Comenzando
con un prólogo arábigo de 1 minuto y medio (afín a la línea más netamente
folklórica de Amarok, otro ensamble español con venezolanos dentro), luego
sigue ‘Sun Pentacle’, un despliegue sinfónico empapado de matices jazzeros
en el que e lgrupo desarrolla una polenta cautivadora. ‘Mercury Pentacle’
navega por aguas más bucólicas y serenas, con la guitarra clásica y la
flauta asumiendo el rol protagónico al alimón: aquí la cosa se pone más afín
a Anthony Phillips y al Mike Oldfield en su aspecto más introspectivo. Los
diálogos alternados entre la voz de Prieto y la flauta de Acosta refleja
una cierta aura misteriosa, coherente con la tenue aureola cósmica destilada
por esta sección en particular. El último minuto y medio adquiere un tono
moderadamente apoteósico, a fin de que el esplendor climático no choque con
la ambientación inicial. !Así se hace una balada progresiva, hombre! El
espíritu de la parte final de ‘Mercury Pentacle’ se perpetúa en el engarzado
‘Venus Pentacle’, con esos delicadamente equilibrados contrapuntos de flauta
y violonchelo que flotan cuales nubes de primavera sobre bases de piano y
capas de sintetizador. La introducción de elementos de joropo en alguna
parte del medio añade un colorido sorprendente al asunto – hay que ver cómo
sabe aprovechar el grupo la belleza de una idea musical usando la expansión
pero sin saturarla. ‘Mars Pentacle’ emerge con complejos acordes de bajo en
7/8 que van apareciendo a la par que se van desvaneciendo las últimas notas
de piano de la sección precedente. Con el grupo entrado de lleno, la línea
jazz-rock progresiva resurge con esplendor jovial, incrementando incluso la
influencia de Gentle Giant, la que antes había aparecido de manera más
tenue. Hay algunos momentos en los que la energía recurrente de esta pieza
se hace un poco más sutil, permitiendo así meter algo de variedad de manera
fluida; también hay una breve sección fastuosa y efectista de espartanos
acordes de piano antes de la explosión final del ensamble. El epílogo se
centra en un compás lento, lo cual lleva a un ambiente más ceremonioso –
esto facilita la construcción paulatina de un clímax épico típicamente
progresivo.
Los tres últimos temas tienen que cargar con el peso de suceder a la suite,
y dado que Kotebel es un grupo que obviamente destila talento y calidad
técnica, esto no supone un problema para el oyente empático. Los dos
primeros de esta sección son instrumentales. ‘MetroMnemo’ encuentra a la
banda explorando con más profundidad su lado jazzero, destacando
especialmente la guitarra eléctrica (muy a lo Holdsworth). ‘Joropo’ está
construido sobre la base de tres cuartos, tal como exige el ritmo folklórico
venezolano que da titulo al tema – la cosa aparece bastante estilizada, más
cercana a la visión musical del argentino Lito Vitale que a la del
venezolano Vytas Brenner, por ejemplo. Ahora bien ,esta estilización para
nada mata el candor genuino que brindan los aires de las áreas tropicales
venezolanos: este joropo es todo un festín para auténticos melómanos
sibaritas. La pieza homónima cierra el disco con un ambiente melancólico
fielmente marcado por las raras progresiones de acordes que conforman el
motif principal y el canto evocativo de Carolina Prieto. Justo mientras
canta carolina, las texturas flotantes de guitarra eléctrica son como
espectros distantes que flotan en el trasfondo, mientras que la flauta y los
teclados salen al frente de manera más notoria. Para cuando llega a la
mitad, el tema adquiere un tono y un ambiente más abrumadores, perfilando un
interesante contraste con los breves momentos en los que se regresa a la
cadencia inicial. Con esta pieza se cierra una de las obras progresivas más
exquisitas del año 2006 – “Omphalos” de Kotebel es un tesoro musical que da
plena dignidad al género progresivo sinfónico en nuestros tiempos.
César Mendoza
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