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LA LISTA DE CORREO HISPANO-PARLANTE SOBRE ROCK PROGRESIVO Y SINFÓNICO 
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 KOTEBEL: “Fragments of Light” (2003)

Temas

  1. Hades
  2. Identidad Legal
  3. El Quimerista I
  4. Memoria
  5. Fuego
  6. El Quimerista II
  7. Espejos
  8. Trozos de Luz
  9. El Quimerista III
  10. Children Suite [I. En el Parque II. La Siesta III. El Papagayo IV. Contemplando las Estrellas V. El Bachacalabo VI. A Través del Espejo VII. Cuentos del Bosque VIII. Fantasía]

Integrantes

  • Carlos Plaza: teclados, bajo, batería (excepto en 3, 6 y 9)
  • Omar Acosta: flauta
  • César García Forero: guitarras, bajo, teclados, percusión en 3, 6 y 9
  • Carolina Prieto: voz (excepto en 5)
  • Juan Olmos: voz en 5

Tercer disco de Kotebel, una de las más excelsas bandas de progresivo sinfónico

actualmente existentes en España (liderada por el natural de Venezuela Carlos Plaza), “Fragments of Light” supone un viaje muy especial hacia los recovecos artísticos que el grupo proyecta para este ecléctico repertorio. La visión musical que se terminó proyectando en el glorioso “Omphalos” ya se nota afianzada en su maduración a través de las ideas musicales vertidas en este disco.

Los primeros 12 minutos están ocupados por ‘Hades’, una estupenda manifestación

de colorido progresivo donde el sinfonismo y lo pastoral se entrelazan en una estilizada amalgama sonora, pertinentemente ornamentada con ocasionales adornos

de tipo fusión latina y esporádicas texturas de corte spacey. Estilísticamente hablando, el esquema sonoro manejado por el grupo me suena a una confluencia de

BMS, Yes, UK y Vytas Brenner. Los juegos armados por los teclados dirigen con firmeza los complejos desarrollos melódicos y armónicos de la pieza. Luego sigue ‘Identidad Legal’, una pieza misteriosa que inesperadamente se asemeja más a lo que se puede esperar de Univers Zero: el glamoroso colorido inherente al sonido grupal no esconde la ambientación tétrica aludida por las bizarras progresiones de acordes al piano y las cortinas de órgano sintetizado. El solo de guitarra que emerge a partir del segundo minuto y medio es otro recurso de intensidad oscurantista. Con ‘El Quimerista I’ pasamos a un registro enteramente bucólico: García Forero se hace cargo exclusivo de las guitarras acústicas y percusiones en unos entusiastas efluvios exóticos, cargados de alusiones a la bosanova y el folklore de la América tropical. ‘Memoria’ es una pieza a medio camino entre el sinfonismo y el new-age: incluye un relato y cánticos femeninos, los mismos que realzan el cariz ceremonioso de la pieza. Los solos de flauta, por su parte, añade un tenor clasicista que es ocasionalmente recogido por uno de los sintetizadores. Con ‘Fuego’ nos hallamos

ante una rara pero eficaz confluencia entre el lirismo envolvente del sinfonismo de claras raíces académicas y las atmósferas desafiantes del chamber-rock. Los pasajes en los que la guitarra acústica se cuela discretamente para complementar las secuencias de acordes del piano es un truco

efectivo: en cambio, la flauta se hace notar siempre que hace acto de presencia. (También hay una narración aquí, lo cual, en lo personal, no me gusta tanto). Aquí tenemos casi un cuarto de hora de gloria sonora progresiva: la inclusión de ciertas secciones instrumentales marcadamente jazzeadas ayuda a

generar variantes interesantes a la hora de crear un clímax. Los yessianos solos de guitarra y sintetizador que se alternan en los últimos 90 segundos son

tremendamente emotivos – todo un deleite esta magna pieza, en verdad. ‘El Quimerista II’, que tiene en acción a todo el ensamble, tiene un aire retro que

puede recordarnos a The Flower Kings hasta cierto punto: las guitarras aprovechan su polivalente rol protagónico en el manejo de armonías, riffs y solos. ‘Espejos’ es un tema de tendencia abiertamente melancólica – comienza con un motivo exótico de tenues colores arabescos, antes de que el piano se explaye en pasajes notoriamente serenos por un buen rato. El piano es luego reemplazado por cortinas de sintetizador que mantienen el aura contemplativa hasta antes de llegar al sexto minuto, que es cuando la pieza torna hacia un ritmo y una melodía más ágiles. Como dando coherencia al tema en su integridad,

la coda nos devuelve a la melancolía nuclear. Por 3 minutos, ‘Trozos de Luz’ nos devuelve al sinfonismo adornado de fusión que había inspirado los mejores momentos de la pieza de apertura. El concepto de los Fragmentos de Luz se cierra con ‘El Quimerista III’, un tema construido por la pareja de bajo y guitarra emulando al Stick, con un trasfondo de corales sintetizadas que a su vez emulan al legendario mellotron.

El epílogo del disco consiste en una serie de ocho breves piezas de piano que conforman ‘Children Suite’: de este modo, Plaza explora su lado más intimista haciendo gala de su estilo refinado a través del manejo de colores cándidos y amables. En conclusión, “Fragments of Light” supone un paso de gigante para un Kotebel férreamente dispuesto a aportar aires nuevos a los estándares del rock sinfónico.

César Mendoza

[Dedico esta reseña a Ernesto Caldera y Guillermo Paladino, con todo mi aprecio

y toda mi gratitud]

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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