Temas
- Swan Dive (8:12)
- Tundra (6:37)
- Upstream (4:57)
- Vanishing Point (6:09)
- Watershed (7:47)
- Xenon (7:38)
- Yellow Jacket (4:34)
- Zebra Crossing (1:54)
- Abandoned (6:48)
Integrantes
- Yoshida Tatsuya: batería
- Nasuno Mitsuru: bajo
- Kido Natsuki: guitarras
Korekyojinn vuelve a la carga: en efecto, este power-trío que congrega al
magistral ex-líder de Ruins y líder actual de Konejihyakkei Yoshida Tatsuya
(aparte de ocasional reemplazo de Hase Bruniusson en el Samla Mammas Manna del
nuevo milenio y muchas otras perlas como solista y como parte de un grupo), el
virtuoso guitarrista Kido Natsuki (de Bondage Fruit, P.O.N., The World
Heritage, amén de otras yerbas experimentales niponas de solista) y al bajista
Nasuno Mitsuru (ocupado sesionista y ex-miembro de Altered States The World
Heritage, Ground Zero, etc.) acaba de lanzar al mercado su nuevo trabajo de
estudio titulado "Tundra". Como siempre, el trío se explaya en su idiosincrasia
obsesiva por generar una pauta progresiva lo más compleja posible y afín a los
territorios más agresivos y filudos del lenguaje rockero. Merced a la
trayectoria y talento de cada miembro individual, su incendiaria mezcla de
zeuhl de nueva generación (a lo Happy Family), crimsonismo heavy, jazz-rock,
psicodelia y sonoridades emparentadas con el rock metalero se siente totalmente
natural. Tal como sucede con muchos referentes de la vanguardia rockera
japonesa, Korekyojinn renuncia a cualquier conexión con los ideales de
indulgencia y complacencia propios de las formas más comercializadas de rock:
el grupo apuesta por la exploración de los rincones más inquietantes de la
mente humana a través del arte del ruido, sacando el jugo a su formato de
guitarra-bajo-batería hasta niveles de energía y destreza casi "sobrehumanos".
'Swan Dive' emerge de frente como una tormenta eléctrica inundada de espíritu
celebratorio: en medio del sofisticado frenesí que marca el ambiente general
del tema, hay campo para un estupendo solo de guitarra y un simpático
interludio en clave blues. La pieza homónima sigue a continuación para mantener
e incluso acrecentar el fuego rockero, esta vez con un espíritu más neurótico:
la herencia de Ruins es clarísima a miles de leguas, aunque la estructura
exclusivamente instrumental anula la posibilidad de introducir aspectos
burlones o farsescos al asunto. Natsuki se luce de forma especial aquí,
extrayendo increíbles despliegues pirotécnicos cuando no resuelve bizarras y
poderosas escalas. 'Upstream' baja un poco la polenta pero el vigor y la
sofisticación progresiva siguen a la orden del día: la arquitectura dual
articulada por la fluida complicidad entre el bajo y la guitarra produce el
mayor esplendor de esta pieza, la cual no es ajena en ciertos momentos a la
intensidad del estándar del prog-metal técnico. 'Vanishing Point' cambia de
registro desde el momento de entrada: una introducción de guitarra acústica
genera un clima de calmado misterio, aunque el habitual despliegue de músculo
empezará a emerger poco antes de los 2 minutos, y es allí donde el cuerpo
central exhibirá un cuidadoso ejercicio de vibraciones crimsonianas. Después de
la barrera de los 4'40" tenemos la ocasión de disfrutar de otro magistral solo
de Natsuki. La coda retoma brevemente el ambiente acústico del inicio.
'Watershed' recoge mucho del espíritu de los dos primeros temas, especialmente
en lo que se refiere a la vibración juguetona y celebratoria de 'Swan Dive',
pero el inmenso impacto de la batería del Maestro Tatsuya ayuda, por otro lado,
a potencializar la neurosis latente. De todas maneras, hay espacio para un
interludio de corte space-rock en el cual el grupo explora fronteras más
sutiles de su espectro sónico. La mayor parte de 'Xenon' se puede describir
como un Led Zeppelin a la n-potencia absorbido por un agujero negro zeuhl y
reactivado con letales dosis de densidad metalera. Hay un interludio bastante
abstracto marcado por texturas espaciales que sirve como reposo antes de la
furiosa explosión final. Más de 7 BD minutos de contundencia sonora. 'Yellow
Jacket' es, en comparación, una pieza más grácil y un poco menos tensa, hasta
cierto punto cercana al math-rock. Con 'Zebra Crossing', el grupo se burla de
sí mismo y se apresta a jugar con el rock'n'roll originario, aunque allí están
los indicios habituales del grupo: algún quiebre rítmico en 5/4 durante la
segunda mitad, un solo de guitarra espectacular, un manejo bastante lleno de
los platillos=85 y un acorde inesperado al final. El disco se cierra con
'Abandoned', una pieza que empieza con una primera mitad basada en un etéreo
swing jazzero, para que luego al segunda mitad pase al despliegue de fuego
pletórico tan típico de la banda, aunque cabe señalar que hay un cariz
razonablemente comedido en este despliegue de fuerza, al menos en comparación
con muchas otras piezas del repertorio precedente. La coda de esta pieza retoma
el motivo inicial a la par que se hace eco del espíritu enérgico desarrollado
en esta segunda mitad.
"Tundra" es, en resumen, un disco potente e intenso en el que Korekyojinn
realiza su oficio valiéndose de sus naturales recursos de vigor,
experimentación y refinamiento performativo. Los que hemos estado siguiendo a
este súper-trío los estábamos extrañando bastante, y por lo pronto, lo tenemos
en este año como una unidad musical vigente.
César Mendoza
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