Temas
- Itamashiki Kaimei
- Anokoro Moby Dick to
- Sokowamaa Sokohakatonaku
- Rhyme stone in Cotswolds
- Ubud Neiribana Genchou
- Shiduka eno Tobira
- Kodama no Mau Joukei
- A Single Moment of Life
- GOS
- Wakuwaku Lehigh Valley
- Kowakujima ni Uta wa
- Nitsunawa 6/8
- Kaze no naka no Fyilin
- Akatsuku ni Gakushiga
- Codon 1
- Codon 3
- Codon 2
Integrantes
- Yoshihisa Shimizu: guitarras, sintetizador, instrumentos étnicos
- Kenichi Mitsuda: piano, sintetizadores, acordeón
- Kenichi Oguchi: órgano, sintetizadores
- Shunji Saegusa: bajo, contrabajo
- Keisuke Komori: batería, percusión electrónica
Colaboradores – Hiroshi Nambu (rebab), Keiko Kawashima (cante y palmas)
Vaya, vaya con esta gente de Kenso y su más reciente álbum “Utsuroi Yuku
Mono”. Solo para empezar a redactar este álbum he tenido que hacer
copia-y-pega (de la página de Progscape) para no matarme enredándome con los
títulos de los 17 temas del repertorio. Pero en el fondo la labor que me
hubiera tomado escribir por mí mismo estos créditos no se compara con el
despliegue de densa complejidad que este material destila desde el primer
segundo de la primera pieza. Realmente Kenso se ha decidido a ir con todo en
esto de reinventarse ahora que están enrumbados hacia una nueva fase de su
larga carrera musical. La presencia de sonoridades psicodélicas dudas,
ahondamientos en elementos de tipo fusión e incluso el manejo de tensiones
razonablemente inspiradas en la vanguardia progresiva son tres componentes
básicos que se introducen en la ideología musical de Kenso para delinear
nuevos caminos dentro de su esencia jazz-prog.
El tema de apertura comienza con agresivos fraseos de guitarra sostenidos
sobre una contundente batería y pronto acompañados por el órgano y el
sintetizador: las variaciones que van emergiendo añaden matices a este
despliegue de fuerza que se despliega ingeniosamente dentro de los confines
de 2 ½ minutos. La neurosis da paso a la extroversión en el segundo tema, el
cual se debate entre lo jovial y lo reflexivo en sus atractivas variables
melódicas. Las partes de guitarra encarnan un nervio patentemente fiero, y
este tema simboliza ciertamente el espíritu general de la mayor parte de
este repertorio: estilización exquisita revestida de garra inocultada.
‘Sokowamaa Sokohakatonaku’ y ‘Ubud Neiribana Genchou’ nos devuelven al
candor ágil del Kenso de siempre, aunque la producción de sonido logra que
este tema encaje en medio del repertorio – esta vez la energía se manifiesta
de manera más sutil y arropada bajo las elegantes orquestaciones de los dos
teclados y las envolventes líneas de guitarra. La manera en que el nuevo
baterista Keisuke Komori realiza sus florituras percusivas sin romper con el
espíritu de cada pieza se siente muy efectiva. Más adelante, ‘GOS’ Nos
mostrará algo más claramente apegado a la tradición de Kenso. El quinto tema
nos lleva por el jazz vanguardista, jugando con disonancias sobre una base
rítmica contagiosa – una buena estrategia para casar lo llevadero con los
desafiante. Los sonidos de vientos exóticos del prólogo anticipan los
bizarros adornos de inspiración oriental que saldrán al frente durante el
desarrollo de los sucesivos motivos. ‘Shiduka eno Tobira’ es una mágica
pieza lenta en la cual el genial Shimizu rinde tributo a uno de sus ídolos
consistentes, Allan Holdsworth, dejándose influir por su faceta más
cadenciosa: la guitarra acústica ocupa un rol protagónico frente a la
eléctrica, la cual opera principalmente para llenar ciertos espacios. La
vibración etérea e introspectiva que exuda esta pieza encuentra un efectivo
contrapelo con otro tema patentemente neurótico, ‘Kodama no Mau Joukei’, el
cual nos devuelve el sentido de sorpresa y rareza del segundo tema: es casi
como un RIO sin el tenebrismo.
‘A Single Moment of Life’ es otra pieza inundada de melancolía, incluso
superando en vibración etérea y ensoñación flotante a ‘Shiduka eno Tobira’.
‘Wakuwaku Lehigh Valley’ es más rock y funk que jazz, abriendo las ventanas
para que entre un poco de alegría sencilla al asunto ,aunque es justo
señalar el detalle de que esta pieza no es para nada facilona. ‘Kowakujima
ni Uta wa’ marca la primera aparición de una vocalista invitada, Keiko
Kawashima, que tiene el crédito de cante flamenco (incluyendo la inserción
de palbras españolas masticadas) y palmas, pero su estilo en realidad apela
más a lo arábigo que a lo aflamencado. En fin, esta pieza sirve para que
Kenso explore los colores de la fusión étnica coqueteando parcialmente con
el “world music”, una estrategia que se reforzará en la secuencia de los
tres últimos temas. Si tenemos en cuenta que hay una intención flamenca en
estas piezas, podemos muy bien argumentar sobre su éxito abortado, pero por
otro lado, sus imperfecciones respecto al ideal las convierten
indirectamente en atractivas muestras de manejo efectivo de ciertos
“tópicos”. Los dos siguientes temas nos devuelven al jazz-prog fundamental,
siendo así que ‘Kaze no naka no Fyilin’ enarbola un ambiente ligeramente
más denso. Justo esta pieza se engarza con ‘Akatsuku ni Gakushiga’, un tema
en el cual encontramos un simpático repaso por el jazz-rock, la fusión
pseudo-flamenca y el prog bizarro en un marco conciso de 3 minutos.
En fin, “Utsuroi Yuku Mono” es la más reciente joya musical gestada por la
gente de Kenso, y como tal, merece destacarse como un aporte sobresaliente
al mundo progresivo de nuestros tiempos.
César Mendoza
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