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 JIMMY, YOKO SHIN: "Sei Shonagon" (1978)

Temas

  1. Sei Shonagon (18:42)
  2. Gion Shoja (13:25)
  3. Soul Soran (3:04)

Integrantes

  • Yoko Sumiya: pianos acústico y eléctrico, órgano, sintetizadores Yamaha CS-60

y Mini-Moog, canto

  • Jimmy Shironaga: bajo, guitarra acústica, canto
  • Shin Okabe: batería, congas, bongós, bloques de madera, otras percusiones, controlador Moog-Drum, canto

Tenemos aquí una estupenda rareza del jazz-prog japonés de los 70s: un power-trío llamado Jimmy, Yoko & Shin cuyo único disco "Sei Shonagon", editado de forma independiente, no ha sido hasta ahora editado en formato digital, pero

que se puede encontrar en algunos blogs de downloads a partir de su formato de vinilo. Y realmente vale la pena para un ávido coleccionista de música progresiva y experimental aprovechar la oportunidad de bajarse esta joya perdida y apreciarla como lo que es, una demostración de ingenio y talento bajo

un talante elegante y extravagante. El núcleo sónico de Jimmy, Yoko & Shin tiene tanto influencias del Canterbury (Soft Machine, Gilgamesh) como de la línea fusionesca estadounidense (Return To Forever), más algunos trucos de corte space-rockero plasmados en varias intervenciones de sintetizadores y claros ribetes de tipo Zeuhl (muy Magmiano, la verdad, y de forma colateral, también afín al primer Zao y a los corsos de Rialzu) en las partes cantadas, corales magníficas que oscilan entre el aparato profano y la ostentación burlona. Hablando de las partes cantadas, ellas consisten en extractos de la antigua literatura japonesa en el caso de los dos primeros temas del álbum, mientras que el tercero se basa en una danza tradicional. En sus inicios, este trío tuvo buenos augurios cuando ganó el primer Jazz Grand Prix, un concurso de

jazz moderno que regularmente se organiza en su país.

Durando 18 BE minutos, la pieza homónima ocupa todo el lado A del disco. Alternando posicionamientos en el rol central de la instrumentación durante el paraje de los primeros 6 minutos, el piano, el sintetizador y el órgano elaboran florituras y exploran matices que permiten al bloque sonoro expandirse

con pulcra solvencia sobre la base aportada por la dupla rítmica. Cuando surgen

las secciones cantadas en una fluida alternancia con reformulaciones de los ya asentados motivos instrumentales, la pieza adquiere un renovado candor. A partir del 13er minuto, la ambientación de la pieza se torna un poco más fastuosa, al menos por un rato, hasta que un nuevo viraje lleva a una secuencia

que va desde un onírico solo de Mini-Moog a un pasaje de free-jazz plenamente caótico, y de allí hasta el reprise final de un motivo de órgano que había formado parte de la primera sección. Un estupendo viaje musical ha sido el que nos ha brindado esta pieza homónima, como también lo es que nos brinda "Gion Shoja". Durando casi 13 BD minutos, "Gion Shoja" exhibe un desarrollo más focalizado de la diversidad temática en curso, incluso dando prioridad a atmósferas evocativas y misteriosas, y de hecho, las intervenciones del bajista

a la guitarra acústica (que oscilan entre el folk japonés y el barroco) ayudan a enfatizar lo lírico en ciertos momentos estratégicos. Con todo, es lo más justo advertir que el trío para nada renuncia al aura de juguetona extravagancia que tan bien se le da al trío: de hecho, el jam que se arma cerca

de la barrera del cuarto minuto suena a un híbrido de Egg y Soft Machine. Tal como dijimos antes, el esquema de trabajo empleado para esta ocasión genera un sentido de cohesión mejor logrado, incluso si en algún momento surge un interludio intensamente caótico. Los últimos minutos de "Gion Shoja" sirven para que el grupo explore su faceta más sutil, algo oportuno para anticipar el contraste con el dinamismo frontal de "Soul Sogan", la pieza que ocupa los últimos 3 minutos del disco. Se trata de un arreglo fusionesco de una danza tradicional, muy en la onda de Return To Forever pero con su inquietante matiz avant-garde que debe tanto al Zeuhl: el rol protagónico de la batería y las percusiones ayuda a sostener el espíritu inquieto plasmado en las voces y el piano. Un espléndido final para un disco que supondrá una grata sorpresa para los coleccionistas internautas: vale la pena estar pendiente de los nombres de Jimmy-Yoko-Shin y de su disco "Sei Shonagon".

César Mendoza

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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