Temas
- Darkness / Earth in Search of Light
- Light / Sun
- Oceans and Continents
- Fourth Day – Plants and Trees
- The Animals
- Sixth Day – The People
- The Seventh Day
Jan Hammer: sintetizadores, pianos, mellotron, bateria, percusion,
secuenciadores, efectos
Colaboradores – Steve Kindler (violin), David Earle Johnson (congas,
percusion)
Cuando por un lado Mahavishnu Orchestra ya empezaba a mostrar ciertos signos
de decaimiento creativo, el genial teclista de procedencia checa Jan Hammer
estaba, por el contrario, expandiendo sus propios horizontes musicales con
cada nueva grabacion solista que lanzaba al mercado. “The First Seven Days”
es su tercer disco solista, un trabajo conceptual que gira en torno a la
metafora de las siete fases de la Creacion segun el Libro del Genesis. Lo
que Hammer crea aqui es una asombrosa amalgama de experimentacion
electronica, jazz fusion y fastuosidad progresiva, una amalgama que resulta
en verdad magica merced tanto a la serie de ideas musicales que tiene lugar
como a la maestria de su ejecucion; la magia queda acrecentada por la
presencia de algunos pasajes de corte etnico bastante cautivantes. Hammer
tambien se desdobla en la funcion de baterista, mostrando que se siente
comodo en esa funcion, aunque es su labor en los teclados lo que conforma el
evidente nucleo sonoro del disco. El entusiasmo que muestra Hammer en varios
solos de su sintetizador Oberheim es crucial, pues aprovecha las
posibilidades de este teclado para crear sonidos un tanto semejantes a los
de la guitarra electrica. El repertorio contenido aqui consiste en una serie
de viñetas musicales, agrupadas como si se tratara de una exposicion
pictorica de sonidos, donde cada imagen se corresponde con cada fase los
siete primeros dias de existencia del Universo, y se basta a si misma dentro
de los confines de su marco particular.
El evento de la creacion divina, a pesar de estar contextualizada segun el
patron de la literatura biblica, esta mas bien centrado en su faceta
cosmica/cosmologica en las composiciones de Hammer, convirtiendolo en un
retrato de costumbres mas que en un canto de gloria o exaltacion religiosa.
Esto explica, en primer lugar, el hecho que en algunos ciertos momentos del
disco sean los ambientes y secuenciadores de sintetizador los recursos
sonoros que predominan en la instrumentacion, asi como los mas saltantes en
la produccion de sonido. Esto resulta claro en las dos primeras piezas,
especialmente la primera, que abre el disco con un soberbio esplendor
electronico. Por su parte, ‘Light / Sun’ incluye una obertura de piano
clasico y unas ocasionales orquestaciones delicadas de mellotron que evocan
lo sinfonico, mientras que los sutiles solos de sintetizador en el
interludio tienen un marcado cariz jazzero – pero el tenor general de este
tema sigue siendo de predominancia cosmica, muy en onda con lo que estaba
haciendo Vangelis y con lo que se venia gestando en la cabeza de Jarre.
‘Light / Sun’ es mi favorito personal de todo el disco, pues no solo
contiene algunas de las mejores ideas compositivas, sino que tambien
funciona, en buena medida, como un acertado compendio general de la oferta
artistica expuesta aqui.
Los dos siguientes temas estan centrados en la presencia del piano clasico,
siendo asi que el mellotron y el sintetizador surgen como colores añadidos:
en ambos se produce una exquisita simbiosis entre la magia de un Corea en su
faceta introspectiva y la elegancia contenida de un Chopin, por decirlo de
alguna manera. ‘The Animals’ nos ofrece una exotica excursion por parajes
orientales y arabigos construidos por un sintetizador que se va meciendo
creativamente sobre una base percusiva tribal, entusiasta, ritualistica.
‘Sixth Day – The People’ es, entre todas las piezas de ton oreflexivo, mi
favorita: la manera tan inteligentemente exquisita en que el piano clasico
dialoga con el violin de Kindler es de una belleza irresistible, que no
necesita recurrir a una pompa aparatosa para atrapar el lado emocional
oyente sin darle cuartel ni via de escape. Poco a poco se van incorporando
el mellotron (para crear algunas cortinas complementarias), asi como el
sintetizador (para los solos), el piano electrico (dividiendose entre apoyar
los acordes de piano y completar algunos de los “vacios potenciales” que
dejan los solos de sintetizador), y una sutil secuencia de sintetizador – la
progresion en esta arquitectura sonica ambienta pertinentemente la creacion
de la cultura humana, que siempre va paso a paso a traves de los avatares de
la historia. El numero final, ‘The Seventh Day’, es una pieza de jazz rock
que mantiene un tono emocional amable y relajado, evocativo, como si Hammer
contemplara al unisono con Dios la maravilla de la Creacion como una
totalidad cuya belleza global parece ser mayor y mas completa que la suma de
los detalles (algunos hermosos, otros horrendos) contenidos en ella. El
mellotron coral y los acordes de piano que aparecen en el minuto final le
dan una carga fastuosa a la conclusion, pero tal como señale anteriormente,
esto no se corresponde a un enfoque religioso o mistico del asunto – mas me
parece un ejemplo de fastuosidad progresiva que funciona como un realce
climatico del motivo armonico basico del tema.
Solo me queda concluir que “The First Seven Days” supone una obra maestra
dentro de la historia del jazz fusion setentero, asi como un documento que
da testimonio de la madurez creativa de Hammer. Imprescindible para aquellos
amantes de la musica exquisita... !sin mas!
Cesar Mendoza
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