Temas
1.- Primera Luz (20:35)
2.- El Principio Del Ritmo (5:38)
3.- Buenos Momentos (4:26)
4.- Lejos (5:02)
5.- Memoria (6:32)
6.- Flashback (10:36)
Jaime Rosas: sintetizadores, piano, órgano Hammond y programaciones
Colaboradores - Coke Cruz (batería en 1), Rodrigo Godoy (bajo en 1, voz,
guitarras y bajo en 4), Jaime Scalpello (voz en 1), Ricardo Henríquez (bajo en
2, 3), Nico Figueroa (guitarras en 2), Javier Sepúlveda (guitarras en 3),
Alejandro de la Cuadra (batería en 3), Pato Martín (batería en 5), Ignacio Ruiz
(guitarras y bajo en 5)
Tras más de dos años de trabajo retomando y reciclando viejas ideas a la par
que iba germinando, forjando y concluyendo otras nuevas, el virtuoso y
perfeccionista teclista chileno Jaime Rosas vuelve a dar una nueva muestra
cabal de su talento y energía con "Flashback", su cuarto trabajo solista de
estudio. Este disco disfruta en buena medida del impulso otorgado por el
vitamínico y versátil tercer disco "Creciendo", labrado por el Jaime Rosas
Cuarteto. Para "Flashback", en perfecta coherencia con la idea general de
repaso del lugar propio dentro del entorno musical desarrollado durante años y
años, Jaime Rosas vuelve a operar estrictamente como solista acompañado de
invitados de turno. Acabo de señalar hace un rato que "Flashback" tiene una
cierta conexión con "Creciendo", pero también es justo matizar que este nuevo
disco cuenta con una personalidad propia bien afianzada, e incluso contiene una
mayor dosis de colorido en la paleta de sonidos y estrategias estilísticas
abarcadas en su repertorio, eso sí, siempre dentro de una coherencia musical
bien definida: unidad en la heterogeneidad.
Siendo el tema que abre el disco una suite progresiva de más de 20 minutos de
duración, queda clara la decisión de Rosas de poner toda la carne progresiva en
el asador desde el punto de arranque. Dando rienda suelta a sus influencias
emersoniano-wakemanianas con un punche sólido y contundente que tiene mucho que
ver con el sinfonismo ultra-barroco de las últimas décadas practicado por
nombres como Pär Lindh Project y Gerard, los primeros tres minutos son ocupados
por un vendaval fastuoso bien sostenido por la dupla rítmica. La siguiente fase
tiene un aura mucho más calmada, siendo así que la fastuosidad en curso se
torna introspectiva aunque para nada carente de punche: hablé de calma, no de
languidez. Poco antes de llegar a la barrera del séptimo minuto, la calma cede
paso a un nuevo momento de fuerza explícita, esta vez al ritmo de blues-rock
pero con las lógicas florituras del sintetizador que aseguran el ambiente
sinfónico a buen recaudo: este momento es en realidad un puente hacia una serie
de pasajes más trepidantes, los cuales sí son muy semejantes en espíritu al
motivo inicial=85 y las florituras siguen llenando espacio en su perfecta
combinación de solvencia técnica y buen gusto. En el minuto 10 pasamos a una
sección reflexiva y solemne, donde el canto de Scalpello pone voz al misticismo
patente en las armonías de piano y las etéreas orquestaciones de teclado. La
irrupción de un interludio extrovertido sirve principalmente para realzar el
misticismo bajo una nueva luz por un momento, no como contraste; el contraste
propiamente dicho llega al finalizar la parte cantada, con una retoma de la
contundencia electrizante dispuesta para redondear la idea para los últimos 5
minutos. "El Principio Del Ritmo" es un animal de otra fauna: un ejercicio de
jazz suave donde se explora una cadencia tranquila con suma elegancia, siendo
así que en algunos momentos de producen unos interesantes intercambio de piano
y guitarra guiados por un refinadísimo sentido de la sutileza. Y si de seguir
cambiando de fauna se trata, entonces el momento es más que propicio para el
surgimiento de una pieza como "Buenos Momentos", la cual encaja de lleno con el
estándar de Jaime Rosas en su faceta más extrovertida, sinfonismo incendiario
en posición "borderline" con el paradigma del prog-metal. Gustosamente comparte
protagonismo Rosas con el guitarrista Javier Sepúlveda en los pasajes más
fieros, pero la atmósfera predominante es la de una "orquesta wagneriana"
traducida al lenguaje del rock: en esto último, podemos hallar ciertas
reminiscencias de sus propias composiciones épicas dentro del modus operandi de
Entrance.
"Lejos" es una vieja composición que Rosas rescata para la ocasión: se trata de
une balada que aparentemente tiene el potencial de una típica power-ballad,
pero que el autor, en colaboración con su colega Rodrigo Godoy, reelabora como
balada envolvente donde el sinfonismo se manifiesta en su expresión más etérea,
con algunos matices fusionescos en el intermedio que añaden algunas
interesantes variantes en la cadencia general de la canción. Si "Buenos
Momentos" se emparentaba con las aventuras más incendiarias del anterior álbum
"Creciendo", "Lejos" se conecta con los momentos más intimistas del mismo.
"Memoria" es otro tema rescatado de los viejos tiempos, y de hecho data del
tiempo en que Rosas debutó en el mundillo del rock con un grupo llamado Iron
Will: "Memoria" es una power-ballad instrumental hecha bajo el modelo de las
piezas lentas de Joe Satriani y Steve Vai, y de hecho, Rosas se mantiene fiel a
la idea original para dejar que el guitarrista de turno (Ignacio Ruiz) ocupe
inamoviblemente el lugar central. Los últimos 10 minutos y medio del álbum
están ocupados por la pieza homónima, la cual epitomiza grandemente el concepto
de tributo al rock progresivo. Con un prólogo cuyo lienzo consiste en una serie
de minimalistas capas de teclado y cuyos retazos consisten en extractos breves
de clásicos compuestos por ELP, Genesis, Yes, Los Jaivas y otros, el primer
motivo se instala dentro de un esquema donde lo vangelisiano y lo floydiano se
enlazan para marcar a través de un cogobierno el paisaje de una reflexión
cósmica. El segundo motivo se explaya en un aire hard-rockero que nos remite a
Deep Purple con algo del UK de la etapa "Danger Money", no por mucho tiempo en
verdad, porque no tarda en emerger un tercer motivo donde la pieza vira hacia
esa área continuamente explorada por Rosas, la confluencia entre la obsesiva
estilización barroca de Wakeman y el nervio aguerrido emersoniano. Esta sección
es la última, y su fade-out desemboca en un arreglo cibernético a lo
Jean-Michel Jarre, además de una coda donde nuestro héroe despierta enojado por
el ruido del despertador=85 !y lo rompe! ?Una alusión satírica al personaje
Pink mientras rompía su multitud de televisores en uno de sus tantos momentos
de demencia rabiosa en "The Wall"? Posiblemente sí, pues la clave de humor ha
sido uno de los elementos esenciales de esta pieza en su concepto integral. Una
manera muy ocurrente de concluir este disco: justamente con una pieza que
individualmente recapitula la unidad en la heterogeneidad que mencionamos en el
primer párrafo.
"Flashback" es, como balance general, una obra que confirma el sitial que tiene
Jaime Rosas como figura central de los teclados dentro del circuito progresivo
sudamericano. !Muy recomendable!
César Mendoza
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