Temas
- Overtyr (5:10)
- Saga Eller Verklighet (4:45)
- Ove P. (3:55)
- Sex Minuter (4:05)
- En Vilja Att Leva (5:30)
- Evighetens Visdom (5:00)
- Marlboro Blues (4:20)
- Fredrik (4:10)
Integrantes
- Mats Johansson: teclados, voz
- Mats Nilsson: guitarras, voz
- Jan Severinsson: flautas, vibráfono, glockenspiel, sintetizador
- Kjell Severinsson: batería, percusión, vibráfono, xilófono
- Bengt Johansson: saxo, percusión
- Ingvar Johansson: bajo
Colaboradora – Anneli Nilsson (coros)
“Sagan Om Den Irlåndska Ålgen” es el Segundo trabajo fonográfico de Isildurs
Bane y el primero en ser editado en vinilo, pues la primera grabación formal de
la banda, “Sagan Om Ringen”, solo se benefició originalmente del formato de
cassette en 1981 (reeditado después en 1988, ahora sí en vinilo). ?Qué hallamos
en este segundo álbum? – mayormente, una continuación del sinfonismo
definidamente melódico alternado con piezas pastorales que ya se había
trabajado en el debut, pero esta vez con una sonoridad más llena y más fuerte.
Ello se debe en no poca medida a la mayor presencia de teclados a lo largo del
disco, lo cual a su vez es resultado de la mayor responsabilidad que asume Mats
Johansson en los aportes compositivos.
El hermoso tema de apertura ‘Overtyr’ comienza con un solemne (aunque demasiado
breve) preludio etéreo, el cual al poco rato deja paso al cuerpo central, el
mismo que proyecta una deliciosa amalgama entre la vibración melódica de Camel
y el dinamismo de Atlas, además de algunos adornos efectivos a lo Gentle Giant.
Los ágiles fraseos de Nilsson y la robustez de la dupla rítmica son los dos
factores que más sobresalen. ‘Saga Eller Verklinger’ es una serenata bucólica
que comienza girando en torno al dueto de guitarra acústica y flauta (a lo
Anthony Phillips con Mike Oldfield), para luego sacar a colación unos aires
folclóricos que van instalando el cuerpo principal. ‘Ove P.’ instala un retorno
al ámbito sinfónico, sonando como un combo de músicos de Camel y Craft,
acompañados de Wakeman. ‘Sex Minuter’ brinda una vía intermedia entre el
jazz-prog melódico a lo Maneige y el sinfonismo más típicamente cálido,
anticipándonos así un tercio de los elementos sonoros que se harán
predominantes en los siguientes dos discos. Con ‘En Vilja Art Leva’, la banda
nos devuelve al sendero bucólico del cual tanto gusta el guitarrista Nilsson a
la hora de componer: hay un aire de trovador imperante en la primera mitad de
esta pieza (combinando el estándar del folk-pop con ambientes renacentistas),
mientras que la segunda vira hacia un desarrollo sinfónico con matices
jazzeados suaves. El final se conecta directamente con ‘Evighetens Visdom’, el
cual recapitula ambientes y atmósferas de los temas 3 y 4. ‘Marlboro Blues’ no
es literalmente un blues, sino un tema de corte jazz melódico a medio camino
entre el prototipo de Spyro Gyra y el Weather Report de los primeros 80s. Si
‘Sex Minuter’ había anticipado algunos elementos a ser explorados con mayor
furición en “Sea Reflections” y “Eight Moments of Eternity”, ‘Marlboro Blues’
ya es casi una declaración de los principios que habrán de ser instaurados a la
vuelta de la esquina, por así decirlo. La presencia destacada del saxofonista
Bengst Johansson resulta innegablemente vital para el ambiente general de la
pieza. Una mención especial debe ir para el solo de sintetizador a cargo de
Matt, tal vez demasiado corto, pero no me cabe duda en lo personal de que se
trata de su mejor solo en todo el disco. El tema de cierre ‘Fredrik’ también
tiene un sabor jazzero, pero su ritmo lento permite al ensamble elaborar
cálidas atmósferas en las cuales se desarrolla un rol importante para lo
sinfónico.
En líneas generales, “Sagan Om Den Irlåndska Ålgen” es un sólido trabajo de
rock sinfónico de los 80s. Claro que estamos aún lejos del despliegue de
riqueza sonora que se plasmará en “Cheval” años más tarde, así como de la
apoteosis primera del grupo que es “The Voyage”, pero definitivamente este
disco cuenta con méritos propios como para ser valorado de manera positiva
dentro del gran repertorio que Isildurs Bane ha creado desde hace ya más de un
cuarto de siglo.
César Mendoza
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