Temas
- Lady in Green
- The Factory Man
- Ben-Oni
- The Second Step
- Happy Hip Hop
- In the Same Class
- Gheel
- Above the Roofs
Integrantes
- Mats Johansson: teclados, voz
- Mats Nilsson: guitarras, voz
- Jan Severinsson: flautas, percusión tonal, sintetizador
- Kjell Severinsson: batería, percusión
- Bengt Johansson: saxos, percusión
- Fredrik Janacek: bajo
Colaboradores – Christian Jerhov (trombón), Jan-Ove Nilsson (trompeta, corno
flugal), Hallandsensemblen (apoyo orquestal en 4)
Siguiendo con la línea de trabajo agudamente iniciada en el trabajo previo “Sea
Reflections”, Isildurs Bane continúa con su proyección hacia un jazz-rock
melódico, mayormente amable, no carente de efectivos recursos de sofisticación,
y con algunos ocasionales guiños al sinfonismo. El grupo sabe muy bien qué es
lo que quiere hacer en ese momento, y ello se nota en el fervor y la convicción
con los que el grupo decide enfilar este nuevo repertorio. El ya no novato
saxofonista Bengt Johansson ya ha conquistado un lugar central y crucial dentro
del sonido grupal, mientras que el baterista Kjell Severinsson y el guitarrista
Mats Nilsson asientan los bloques sonoros en numerosas ocasiones.
El disco comienza con la calidez y vibración romántica de ‘Lady in Green’,
pieza asentada sobre una cadencia rítmica fusionesca lenta y con una sobria
línea melódica principalmente marcada por los teclados, la guitarra acústica y
el saxo. Las cosas se ponen más movidas y pegadizas con ‘The Factory Man’, tema
en el que Isildurs Bane establece una cruza entre Weather Report y Spyro Gyra,
y también algunos elementos a lo Zappa (sin tanta demencia) que salen a flote
en ciertos adornos de percusiones tonales, ensamble de bronces y efectos de
sonido emulando ruidos de fábrica. ‘Ben-Oni’ reitera el factor Spyro Gyra,
aunque esta vez con resabios de Latin-jazz estilizado al modo del Chick Corea
de los 80s, contando además con aires Watkins-con-Hammer en los flotantes solos
de sintetizador que salen al paso en lugares estratégicos. ‘The Second Step’
establece una conexión clara con el sinfonismo, sonando como una cruza entre
The Enid y Camel: eso sí, el trío rítmico mantiene un esquema fusionesco. La
segunda mitad del disco comienza con ‘Happy Hip Hop’, título apropiado para un
tema tan frontalmente alegre por su buen baño en aguas funk y Latin que se
manda. Por su parte, ‘In the Same Class’ ofrece un ambiente más contemplativo,
escudado en una combinación de Happy the Man y el lado meditativo de Return to
Forever – la serena belleza de los motivos principales son es manejada con
suficiente soltura como para insertar algún interludio tipo bossanova de manera
completamente natural. ‘Gheel’ apela a una peculiar combinación de climas
orientales y funk en un recuadro fiel a la línea predominante en el álbum: la
pieza se desarrolla en una especie de crescendo a través de un jam que
probablemente merecía un final más pletórico que el simple fade-out en el cual
termina. ‘Above the Roofs’ cierra el disco con un clima amable y envolvente: la
cosa suena muy emparentada con el Camel de “I Can See Your House from Here”
(las mejores partes), siendo así que el compás lento no es impedimento para la
transmisión de una genuina (y controlada) energía.
“Eight Moments of Eternity” es, a fin de cuentas, una lógica continuación del
esquema sonoro concretado en “Sea Reflections” – es más que oportuno que ambos
LPs hayan sido editados juntos en un solo CD. Isildurs Bane estaba destinado
para cosas más magistrales que las expuestas en ambos discos, pero no hay
razones para desmerecer las cualidades que me parecen patentes en los esquemas
compositivos y arreglos. “Eight Moments of Eternity”, más que genial, es bonito
y agradable, lleno de buen gusto a través de los clichés ochenteros que salen a
relucir.
César Mendoza
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