Temas
1) Strangelet
2) Dark Matter
3) Tambourin
4) Running Room
5) Entry of the Shiny Beasts
6) Miracle in the Mind
7) Rotten
Integrantes
- Michael Clay / piano, teclados, guitarras y saxo alto
- Mark Cook / Warr Guitar y efectos
- John Fiveash / batería
- Ernie Myers / voz y guitarras
- Martin McCall / batería y percusiones
- Steve Powell / bajo, guitarra, coros, teclados adicionales, ruidos y sampleos
Siendo una banda sobreviviente de la oleada progresiva sementera
estadounidense, es casi un milagro que Hands todavía pueda ser una banda activa
sobre los escenarios y en los estudios de grabación, aunque sea de forma tan
esporádica. De hecho, pocos son los integrantes originales que quedan todavía
(Myers y Clay), pero ninguno de los recientemente incorporados es tampoco un
principiante. Por ejemplo, Mark Cook es un veterano guitarrista que lleva años
concentrándose en el Chapman Stick y el Warr Guitar, y justamente es este
último instrumento el que trae dentro del renovado arsenal de Hands.
“Strangelet” es el nombre del disco que Hands aporta en este año 2008 para el
placer melómano de los fans progresivos de todo el mundo. Se trata del primer
ítem discográfico sin un violinista y sin un vientista, y también del primero
con dos bateristas-percusionistas. Teniendo a un guitarrista, un bajista y un
teclista que añaden más partes de guitarra de vez en cuando, y un
Warr-guitarrista, y no olvidando que el grupo tiene dos miembros a cargo del
departamento percusivo, no es absurdo esperar que este disco muestra alguna
faceta más agresiva de lo habitual en Hands - esto sucede a veces de manera muy
marcada. Como anécdota especial, el grupo dedica el disco a la memoria del
fenecido baterista Ian Wallace, con quien estos músicos trabaron una estrecha
amistad e incluso compartieron algún proyecto musical en los últimos años.
El tema homónimo ocupa un prólogo sintetizado que no dura siquiera tres cuartos
de minuto, aterrizando en ‘Dark Matter’, que dura todo un cuarto de hora. Las
primeras sonoridades de esta pieza ofrecen un esquema híbrido entre Gordian
Knot y Djam Karet, explorando una alternancia de ambientes medio-orientales con
otros más tirados hacia el space-rock. Los adornos de tinte pesado en ciertos
riffs ayudan a mantener el aire de elegante extravagancia que el grupo pretende
a todas luces plasmar. La sección bucólica que comienza al arribar el séptimo
minuto aporta un momento de estilizada serenidad que poco a poco elabora una
vía para el surgimiento de otra sección más fastuosa que se prolonga hasta
después de pasado el duodécimo minuto y medio. El epílogo tiene un cierto
acento yessiano en su actitud contemplativa, así como en su pomposo broche.
Progresivo con todas y cada una de las letras bien puestas, ‘Dark Matter’ deja
un listón muy alto para el repertorio restante, pero tratándose de Hands, es
razonable esperar un disco con altos estándares de principio a fin. ‘Tambourin’
se basa en el protagonismo del piano, el cual transita fluidamente entre el
emersonismo jazzero y el lirismo melancólico tipo HTM – una pieza muy bien
aprovechada en su espacio de 5 ¾ minutos. ‘Running Room’, con su inocultable
cadencia inspirada en la etapa psicodélica de The Beatles, puede acusar ciertos
parecidos “peligrosos” con The Flower Kings o el mejor Spock’s Beard. Al
superar la barrera de los 4 minutos, algunos arreglos gentlegiantianos entran a
tallar para aumentar un poco la intensidad sin romper con la bien fijada
estructura melódica de la pieza. ‘Entry of the Shiny Beasts’ tiene un tono
jazzero muy juguetón, emparentado con el Chick Corea de fines de los 70s,
aunque también se notan ciertos adornos inspirados en el patrón de Happy the
Man. ‘Miracle in the Mind’ ofrece en su primera sección una peculiar mezcla de
Gentle Giant y crimsonismo ochentero en clave semi-acústica: de este modo, la
preservación de un ambiente mayormente sereno permite a la pieza ser más
evocativa que chocante. La porción tribal se explaya eficazmente en cadencias
tribales, tornando después hacia un frenesí fusionesco adornado con soundscapes
frippianos y ruidos de gente en la calle. Los últimos 2 ½ minutos se basan en
una retoma del primer motivo, intensificado con una reiteración de trucos
frippianos de guitarra. ‘Rotten’ es la última pieza del disco, grabada en vivo
en el estudio Cristal Clear Sound: un sólido ejercicio de crimsonismo al estilo
más reciente, tal vez con una acentuación de la faceta hard.
Al igual que lo que ocurrió con Happy the Man y su aventura “The Muse Awakens”,
Hands sale muy pero que muy bien parado con este manifiesto de la fase en que
se encuentra actualmente. Si la estrategia de HTM había sido la de reciclar su
esencia conocida a través de un sonido más enérgico y modernizado (al igual que
Cathedral), Hands opta por integrar sonoridades nuevas con otras más
tradicionales en su inconstante historia. Aquí tenemos un grupo bien insertado
dentro de algunas pautas del progresivo del nuevo milenio, pero bajo sus
propias reglas.
César Mendoza
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