Temas
- Late in the Evening (2:41)
- All Hallow's Eve Dream (5:08)
- On My Pillow (3:22)
- Prelude (4:15)
- Back and Again (2:56)
- Argo (5:28)
- China Puppet (4:12)
- Green Island (4:14)
- Mind Games (4:27)
Integrantes
- Heinz Fröhling / guitarras acústicas y eléctrica, bajo, flauta
- Gerhard Führs / sintetizadores, piano
Colaborador – Detlef Wiedeke (batería, mandolina)
Tercer y último trabajo de estudio del dúo Führs & Fröhling, “Diary” pone orden
en la sala después de la aventura frontalmente ecléctica abordada en el disco
precedente “Strings”. Esta vez, el dúo se dedica a hacer una especie de
recomposición de sus dos discos anteriores, recapitulando algunas de las
envolventes atmósferas bucólicas de “Ammerland” en una alternancia con
exploraciones más llenas en las áreas del rock sinfónico y el jazz-rock.
‘Late in the Evening’ da inicio al disco con la sola presencia de la guitarra
acústica de Fröhling, con añadidos toques de bajo que refuerzan sutilmente los
cambios de acorde que van sucediendo. Tras este inicio pastoral y meditativo,
‘All Hallow’s Eve Dream’ nos remite a un ambiente más crepuscular, basado en
una combinación de atmósferas sinfónicas y cadencias suaves de jazz-fusión:
puedo describir a esta pieza como una mezcla de Sky y el Mike Oldfield del
“QE2”. El uso de una caja de ritmos en el trasfondo rítmico no le quita nada al
genuino candor propio del esquema compositivo. ‘On My Pillow’ nos devuelve al
elemento bucólico inicial, esta vez con una espiritualidad un poco más
aligerada, merced a los efectivos colores que Führs aporta con sus flotantes
ornamentos de sintetizador: la composición en clave renacentista parece
transmitir un aura de dulce añoranza. ‘Prelude’ recurre a climas más ágiles,
con una sonoridad que básicamente se emparenta con el tema 2, pero esta vez con
un mayor énfasis en arreglos sonoros cálidos, los mismos que permiten a las
capas de sintetizador y los fraseos de guitarra acústica convivir con absoluta
naturalidad. ‘Back and Again’ es la pieza más netamente rockera que este dúo
haya compuesto y grabado en sus tres discos de estudio. Tiene una cierta
afinidad con Camel (etapa 79-81) y con The Alan Parsons Project (etapa
“Pyramid”): tiene un gancho comercial, sin duda, pero yo dudaría en describirlo
como frívolo, pues conserva una estilización muy bien lograda. Creo que si la
pieza hubiese dispuesto de una mayor expansión a fin de incluir un solo de
sintetizador y un solo efectista de guitarra, hubiese podido convertirse en el
‘Sasquatch’ de Führs & Fröhling, pero bueno, la cosa quedó así y hay que
aceptar su realidad. ‘Argo’, que abre la segunda mitad del disco, recoge en
buena parte el momentum de extroversión y dinamismo introducido por el tema
precedente, pero esta vez la pieza se conduce decididamente pos pautas
sinfónicas portadoras de una elegante fastuosidad. Este tema no hubiera
desentonado en el “Suburst” o el “Ticket to Everywhere” de Schicke, Führs &
Fröhling – sin duda, el dúo rescata exitosamente el vínculo que parcialmente
conectaba a SFF con el estándar sinfónico de la banda compatriota Novalis.
Pasamos luego al exquisito tema ‘China Puppet’, el cual puede describirse como
una reformulación al estilo Vangelis/TD de ambientaciones con raigambre
barroca: ambas composiciones dan buena cuenta del gusto inapelable de Führs por
explorar los aspectos más coloridos y mágicos de la veta sinfónica. ‘Green
Island’ es una pieza semi-lenta que restablece la conexión con Sky, esta vez
con un marcado protagonismo de las guitarras de Führs (las armonías principales
están a cargo de la acústica mientras que la parte rítmica es llevada por la
eléctrica). Los últimos cuatro minutos y pico del disco están ocupados por
‘Mind Games’: aunque compuesto por Fröhling, la pieza en cuestión exhibe un
protagonismo en el piano y los sintetizadores a cargo de su compañero. Sus
aires estilizados y cósmicos me recuerdan bastante al tema épico ‘Every Land
Tells a Story’, el cual conformó el pico de “Ammerland”.
“Diary” es un disco muy bonito, un motivo de dignísima despedida de parte de
Führs 6 Fröhling – imprescindible para cualquier buena colección de rock
sinfónico, al menos en mi humilde opinión.
César Mendoza
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