Temas
- Stone Salad (15:17)
- Other Side of the Water (14:09)
- Crashmind (10:51)
- 13th August (11:53)
- Return to W.I.T. (17:00)
Integrantes
- Andrew Mara-Novik: bajo
- Vitaly Popeloff: guitarras
- Albert Khalmurzayev: teclados
- Vladimir Badirov: batería, percusión
Fromuz es un cuarteto uzbeco que ha venido llamando bastante la atención en los
últimos años entre los comentaristas y aficionados al rock progresivo y afines.
El sonido de esta banda está enmarcado en la faceta del progresivo enlazada con
el jazz-rock moderno de tintes pesados. Después de un excelente disco debut que
fue impresionantemente registrado en directo, ahora llega su segundo
lanzamiento fonográfico con un debido trabajo de estudio – “Overlook”. Este
disco supone uno de los más explícitamente explosivos del año 2008 en cuanto al
despliegue de solvencia técnica y la exhibición de polenta sonora, muy a tono
con lo que hacen bandas como Karcius, Planet X y LTE. Para quienes gustan de
CDs explotados en su formato, pues Fromuz les da en la yema del gusto con este
repertorio que consta de cinco piezas que duran entre 11 y 17 minutos –
teniendo en cuenta lo que suena, se trata de una verdadera demostración de
pretensiones compositivas y performativas.
‘Stone Salad’ comienza con acordes solitarios de piano antes de enfilarse hacia
un motivo encuadrado dentro de una mezcla de psicodelia crimsoniana y jazz-prog
metal a lo LTE. Cuando las cosas pasan a tomar un cariz fusionesco, el viaje
musical se hace más intenso tanto en potencia como en colorido; esto se cumple
también para los pasajes en los que el compás se hace más lento, siendo así que
el grupo emplea su fuerza para crear algo ceremonioso (en los momentos
aguerridos) o misterioso (en los momentos marcados por el free jazz). Este
ingenioso despliegue de eclecticismo anuncia cosas interesantes para lo mucho
que queda de escucha, y ciertamente no hay nada de engañoso en tal anuncio.
‘Other Side of the Water’ comienza dentro de un esquema espacial bastante
estilizado (casi emulando los momentos cósmicos de Ayreon), hasta que surge un
crescendo roquero que muy bien puede ser sospechoso de recibir inspiración del
Porcupine Tree actual. De pronto emerge un dinámico pasaje jazz-rock que, a
pesar de su contagioso gancho, dura poco pues sirve como puente para otro
momento tipo PT, rock moderadamente complejo con pronunciada tendencia
psicodélica y convincentes arreglos pesados. Al llegar al minuto 9, la pieza
vira hacia una sección de base acústica que prolonga la psicodelia espacial
desde otro enfoque. Aquí hay un excelente solo de sintetizador muy retro, a lo
Tomas Bodin. La sección final pasa a un motivo prog metal arquitectónicamente
armado que finalmente aterriza en un motivo de piano. ‘Crashmind’ comienza con
un fulgurante despliegue de síncopas metalero-crimsonianas (?talvez un guiño al
math-rock?). El hecho de que esta estrategia se alterne con otra de tipo
jazz-rock con matices funk permite que el despliegue roquero adquiera una
fluidez robusta y bien amalgamada. Hay ciertos solos de guitarra en los que
Popeloff parece homenajear a Vai. El extraño final de un piano solo
interrumpido por interferencias robóticas da pie al siguiente tema, titulado
‘13th August’. Esta pieza puede muy bien describirse como un retorno al
estándar ecléctico del primer tema. Hay un pasaje “spacey” donde destaca un
solo de teclado donde se samplea un tarareo humano – el resultado es muy eficaz
en su inesperada sonoridad. También hallamos pasajes épicos donde la guitarra
se explaya en pirotecnias casi sobrehumanas, así como un breve pasaje de corte
thrash metal. La sección culminante desarrolla un aire solemne y majestuoso que
inunda todo el aire, antes de pasar a una juguetona coda pirotécnica a lo LTE.
El último tema, ‘Return to W.I.T.’, comienza con un barroquismo que no tarda en
derivar en un ejercicio de rock sinfónico sombrío, casi a la escandinava. Como
siempre, podemos esperar virajes de motivo, ambiente y ritmo: este tema incluye
un interludio cósmico muy a lo ambient, así como un pasaje lento lleno de
sentido melódico expresado sin aspavientos; también hay momentos muy tirados al
rock metálico en clave de prog-metal (cómo no). Los pasajes que reinciden
ceremoniosamente en un motivo sencillo se les dan muy bien a Fromuz, y aquí
tenemos nuevamente algo de ese estilo. La pieza concluye con una tenue
atmósfera cinematográfica que brinda uno de los pocos momentos de relajación
del disco, bajo ruidos de lluvia.
En medio del vendaval de majestuosidad sónica progresiva, Fromuz se vale de su
firmeza y talento para coquetear con el peligro entre la Escila de la
saturación y la Caribdis de la trivialidad pomposa: según lo escuchado en este
estupendo disco que es “Overlook”, Fromuz no solo campea el temporal con plena
solvencia sino que logra gestar una de las obras más intensas dentro de la
escena progresiva para el año 2008.
César Mendoza
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