Temas
- Back to Where We Come From
- A Day in My Life
- The Road Not Taken
- Khali
- For Earthly Thinking
- Electric Silence
Integrantes
- Eddy Marron: guitarras, sitar, zaz, tambura, mellotron, voz
- Reinhard Karwatky: bajo, contrabajo, mellotron, sintetizadores
- Meter Giger: batería, percusión
Dzyan es uno de los abanderados incuestionables de la onda étnica exótica
generada dentro del gran espectro del krautrock. Este grupo alemán que comenzó
como quinteto para el registro de su disco debut quedó después reducido al trío
clásico con el que grabó sus dos restantes trabajos. “Electric Silence” fue el
broche de su carrera discográfica, erigiéndose en su obra cumbre tal como
señalan los coleccionistas conocedores. Este disco es mi primera introducción a
Dejan, y ciertamente me siento positivamente impactado por este ejercicio
musical intenso, emparentado con otros referentes aledaños como Annexus Quam,
Gila, el primer Agitation Free (“Malesh”) y la faceta más exótica del Amon Düül
II de “Yeti”. También se pueden advertir algunas coincidencias estilísticas con
el Jade Warrior de los tres primeros discos.
El primer tema del disco tiene un inicio muy caótico, creando un ambiente de
inquietud psicodélica basada en la aglomeración ad libitum de percusiones
tonales, efectos de guitarra y sintetizador: no se trata de un preludio muy
opresivo, sino ceremonioso con algo de turbio. A medida que el ensamble se va
ordenando se pone a armar una secuencia donde se mezclan cadencias abiertamente
tribales con recursos de free-jazz. Los últimos tres minutos están enfocados en
un ejercicio de jazz-rock de tonos funky y guitarreos psicodélicos no
excesivamente filudos. El fade-out de flujos de marimba da una oportuna
conclusión a la pieza, la cual da paso a los flamantes ambientes arábigos de ‘A
Day in My Life’, donde el sitar y la tambora ocupan un patente rol protagónico.
El hecho de que el clímax rítmico esté en algún lugar del medio y no el final
da una impresión de celebración contenida. ‘The Road Not Taken’ también aporta
tonalidades exóticas, pero esta vez a través de una instrumentación mayormente
eléctrica dedicada a soportar un esquema sonoro flotante, poco construido,
enarbolando matices y sutilezas oníricas. Este enfoque reconstructivo llega a
sus momentos más explosivos cuando la batería y el contrabajo entran en un
tortuoso frenesí para encapsular los rasgueos minimalistas de la guitarra. La
segunda mitad del disco comienza con ‘Khali’, que nos devuelve a paisajes
exóticos del Medio Oriente, aunque esta vez se añaden adornos de mellotron y
fraseos de guitarra eléctrica para proporcionar un aura inconfundiblemente
cósmica a esta base telúrica. ‘For Earthly Thinking’ elabora un viaje musical
bastante raro aunque para nada tortuoso o chocante: la base rítmica es
contagiosa en su candidez étnica; los adornos de sintetizador emulan sonidos
tropicales; la alternancia de zaz y guitarra fortalecen la cadencia rítmica de
la pieza; los fraseos de bajo son impresionantes; más impresionante aún es el
majestuoso solo de batería que nunca satura; el caos durante el último minuto
tiene un inaudito atractivo. Aquí Dzyan logra construir un puente entre
Agitation Free y el Weather Report de “I Sing the Body Electric”. Pocas veces
encontraremos este tipo de refinamiento dentro del clima de desafío
lunáticamente creativo que envuelve a la esencia del krautrock: me hubiera
gustado una dosis mayor de energía en el clímax final, pero bueno, este detalle
no me hace apreciar menos esta pieza (ni al disco en su conjunto). La homónima
pieza de cierre ocupa 4 ½ minutos de una meditación sostenida sobre una lenta y
delicada base jazzera: esta actitud relajada parece evocar la llegada del
silencio para descansar después de un esforzado viaje espiritual a lo largo de
los linderos musicales atravesados por la banda. No se trata de una pieza
"blanda" per se, mas sí se nota su intención de invitar al oyente al relax
final.
“Electric Silence” es un disco más que idóneo para completar las colecciones de
aquellos especialmente interesados en rescatar y apreciar los márgenes del
progresivo de vieja escuela, especialmente la vertiente “étnica” del krautrock.
Dzyan ha sido una muy grata sorpresa para mí en los últimos días de mayo: en
verdad que me han dado ganas de desempolvar mis ítems de Gila, Embryo, Annexus
Quam, Ibliss,…
César Mendoza
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